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JUÁN - La Luz Resplandece En Las Tinieblas
Estudio en el Evangelio de Cristo según Juan
PARTE 1 - El Resplandor De La Luz Divina (Juán 1:1 - 4:54)
B - Cristo Guía A Sus Discípulos De La Esfera Del Arrepentimiento A La Alegría De Las Bodas (Juán 1:19 - 2:12)

3. Los seis primeros discípulos (Juan 1:35-51)


JUÁN 1:35-39
35 Al día siguiente Juan estaba de nuevo allí, con dos de sus discípulos. 36 Al ver a Jesús que pasaba por ahí, dijo: —¡Aquí tienen al Cordero de Dios! 37 Cuando los dos discípulos le oyeron decir esto, siguieron a Jesús. 38 Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les preguntó: —¿Qué buscan? —Rabí, ¿dónde te hospedas? (Rabí significa: Maestro). 39 —Vengan a ver —les contestó Jesús. Ellos fueron, pues, y vieron dónde se hospedaba, y aquel mismo día se quedaron con él. Eran como las cuatro de la tarde.

Cristo es la Palabra de Dios encarnada, la deidad misma, la vida misma y la fuente de luz. Así es como el evangelista lo ha descrito en esencia. También ha descrito el ministerio y las obras de Jesús. Es el Creador y preservador de todo. Nos ha dado un conocimiento nuevo de Dios como Padre compasivo. Por eso repite: "He aquí el Cordero de Dios", para resumir todos los atributos inferidos en Jesús según este lema. En el versículo 14 describió la esencia y la fuente de Cristo, mientras que en los versículos 29 y 33 describe el propósito de Cristo en el servicio.

Cristo se hizo hombre para ser una víctima ofrecida a Dios, que dio a su Hijo para cargar con nuestro pecado y librarnos del juicio. Dios deseó este sacrificio y lo ofreció, además de bendecirlo y aceptarlo. En palabras de Pablo "Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y encargándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación."

No es fácil para nuestra generación comprender la expresión "Cordero de Dios", ya que no sacrificamos animales en expiación de nuestro pecado. Un experto en el sistema de sacrificios del Antiguo Testamento discierne el principio divino de que no hay perdón sin derramamiento de sangre. Extrañamente Dios no castiga nuestros pecados derramando nuestra propia sangre, sino que dio a su Hijo para ese propósito. El Santo murió por los rebeldes como nosotros. El Hijo de Dios fue sacrificado por los pecados de los culpables, para hacerlos hijos justos del Padre celestial. Adoremos y magnifiquemos al Hijo y al Espíritu Santo que nos redimió.

Los dos discípulos no se dieron cuenta al instante de la profundidad del significado de la frase "Cordero de Dios". Pero al ver la forma en que el Bautista contemplaba al Cordero de Dios, ellos también deseaban conocer a Jesús, que iba a ser Señor, Juez del mundo y al mismo tiempo el Sacrificio por la humanidad. Tales pensamientos ocupaban la mente de los dos mientras escuchaban atentamente. Jesús no se llevó a los discípulos de Juan, sino que el propio Bautista los condujo a Jesús. Los discípulos consintieron en esta nueva relación.

Jesús sintió sus anhelos y conoció sus propósitos. Vieron en Jesús el amor y la gracia, y escucharon las primeras palabras de Jesús en este evangelio: "¿Qué buscan?" El Señor no derramó sobre ellos pesadas doctrinas, sino que les dio la oportunidad de decir lo que pensaban. Entonces, ¿qué buscas, hermano? ¿Cuál es el objetivo de tu vida? ¿Quieres a Jesús? ¿Seguirás al Cordero? Estudia las verdades más grandes - más que para tus exámenes escolares.

Los dos discípulos pidieron a Jesús que les permitiera acompañarle a su casa. Las preguntas de sus corazones eran más nobles que las discusiones en el camino, donde el tumulto de la multitud distraería. Entonces Jesús contestó: "Vengan a ver". No dijo: "Vengan a estudiar conmigo", sino: "Abran los ojos y verán mi verdadera Persona, mis obras y mi poder, y discernirán la nueva imagen de Dios". Quien se acerca a Cristo recibe una visión renovada del mundo, y ve a Dios tal como es. La visión de Jesús trastoca nuestros sistemas intelectuales. Él se convertirá en el centro de nuestro pensamiento y en el objetivo de nuestras esperanzas. Así que ven y ve, como hicieron los dos y confesaron con los apóstoles a su debido tiempo: "Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad."

Estos dos discípulos se quedaron con Jesús un día entero. ¡Qué hermosas son las horas de gracia! El evangelista testimonia que una de las horas de aquel bendito día fue decisiva en su vida. Fue la tercera hora. Entonces el evangelista Juan percibió la verdad de Jesús por inspiración del Espíritu, pues su Señor aceptó su fe y le concedió la justicia y la certeza de que Jesús era el Mesías prometido. ¿Ha brillado la luz de Cristo en las tinieblas de tu alma? ¿Le sigues en todo momento?

ORACIÓN: Te magnificamos y alabamos, santo Cordero de Dios. Has quitado el pecado del mundo, reconciliándonos con Dios. No nos rechaces, sino déjanos seguirte. Perdona nuestras ofensas; revela tu majestad, para que podamos servirte con devoción.

PREGUNTA:

  1. ¿Por qué los dos discípulos siguieron a Jesús?

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