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HECHOS - En La Procesión Triunfal De Cristo
Estudios sobre los Hechos de los Apóstoles
PARTE 1 - La Fundación De La Iglesia De Jesucristo En Jerusalén, Judea, Samaria Y Siria - Bajo el patronato de Pedro, guiado por el Espíritu Santo (Hechos 1 - 12)
A - El Crecimiento Y Desarrollo De La Iglesia Primitiva En Jerusalén (Hechos 1 - 7)

20. El testimonio eficaz de Esteban (Hechos 6:8-15)


HECHOS 6:8-15
8 Esteban, hombre lleno de la gracia y del poder de Dios, hacía grandes prodigios y señales milagrosas entre el pueblo. 9 Con él se pusieron a discutir ciertos individuos de la sinagoga llamada de los Libertos, donde había judíos de Cirene y de Alejandría, de Cilicia y de la provincia de Asia. 10 Como no podían hacer frente a la sabiduría ni al Espíritu con que hablaba Esteban, 11 instigaron a unos hombres a decir: «Hemos oído a Esteban blasfemar contra Moisés y contra Dios». 12 Agitaron al pueblo, a los ancianos y a los maestros de la ley. Se apoderaron de Esteban y lo llevaron ante el Consejo. 13 Presentaron testigos falsos, que declararon: «Este hombre no deja de hablar contra este lugar santo y contra la ley. 14 Le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar y cambiará las tradiciones que nos dejó Moisés». 15 Todos los que estaban sentados en el Consejo fijaron la mirada en Esteban y vieron que su rostro se parecía al de un ángel.

¿Sabes quién es el Espíritu Santo? Lee el relato de la vida del mártir Esteban para que conozcas cómo actúa el Espíritu Santo en aquel que se entrega por completo al Señor Jesucristo.

El nombre griego de Esteban (Stephanos) significa "corona", que es una coronilla utilizada en ocasiones festivas, y que expresa el reconocimiento público de la victoria en las carreras, los juegos y la guerra; también en sentido figurado, como recompensa por una vida y un servicio cristianos eficaces. Por una significativa coincidencia, Esteban fue el primero que recibió la corona del martirio en la carrera hacia el cielo, y entró, después de su muerte, en la gloria de su Señor.

Esteban, que era griego, escuchó el evangelio de salvación, dio cabida a su vida al poder de Cristo y recibió el perdón de sus pecados. Se llenó del Espíritu Santo que fluyó en él a través de varios dones. Esteban no era justo por sí mismo, pero el Espíritu de Cristo lo renovó. Este diácono no fue justificado por medio de su propia piedad, sino que Cristo lo limpió, por su voluntad, con su preciosa sangre. Todas estas obras de Dios en la vida del pecador están incluidas en la palabra "gracia". Nadie merece las dádivas de Dios, sino aquel que cree en Cristo. De su plenitud recibe gracia sobre gracia.

La esencia de estas bendiciones es el poder de Dios, pues el poder del Todopoderoso que surge en el amor, la humildad y la pureza mora en el creyente por medio del Espíritu Santo. Y allí donde los creyentes se desprenden de su orgullo natural, y viven en sumisión unos con otros, en la comunión de los santos, el poder de Cristo obra a través de ellos milagros y señales dentro y fuera de la iglesia, porque Cristo está vivo. Él obra a través de sus testigos, como si estuviera caminando entre ellos, salvando, sanando y bendiciendo, tal como lo hizo mientras caminaba en la tierra.

Esteban fue un predicador diligente. No vivió para su propia salvación, ni se contentó con disfrutar cómodamente en la iglesia, sino que se levantó y obró en medio de la fanática sinagoga de los judíos, y les testificó que Jesús de Nazaret, que fue crucificado, era el verdadero Mesías que había resucitado de entre los muertos. Los apóstoles no fueron los únicos testigos de Cristo, sino que todos los que están llenos del Espíritu Santo no pueden sino declarar públicamente que Dios es amor, y que había reconciliado a los hombres consigo mismo cuando su Hijo murió en la cruz. Nuestro mundo insensato puede obtener salvación, pero desconoce esta gran verdad.

Esteban llegó a la sinagoga de los judíos helenistas, judíos de la dispersión, que leían el Antiguo Testamento en griego, y meditaban sobre sus significados de la manera lógica occidental. No se limitaban a escuchar el mensaje del evangelio, como la mayoría de los demás judíos, sino que ejercitaban sus mentes con sus ideas para mayor claridad, y preguntaban sobre sus consecuencias negativas. Discutieron con Esteban sobre su posición respecto a las costumbres del Antiguo Testamento. Aquellos judíos de formación filosófica no pudieron resistir la sabiduría que el Espíritu Santo hacía brotar de Esteban.

Habiendo percibido la transgresión contra los principios de su fe, estos maestros intelectuales se encendieron, agitaron al pueblo, instigaron a los ancianos y a los escribas contra el nuevo engañador, lo espiaron, conspiraron contra Esteban y, finalmente, se apoderaron de él a una hora determinada y lo llevaron ante el alto consejo, donde comparecieron la comisión de investigación, los ancianos y algunas personas interesadas.

Los sumos sacerdotes y los juristas miraban con rabia al representante de la herejía prohibida de Jesús, que no era perseguido por el consejo de Gamaliel (capítulo 5:34-40), mientras sus propagandistas fueran fieles a la ley y a las costumbres de los padres, y se alegraban de su detención. Los miembros de la Iglesia Primitiva en Jerusalén eran, hasta ese momento, típicos judíos y fieles cristianos al mismo tiempo.

Pero los líderes religiosos percibieron que algo nuevo comenzaba a partir de estos acontecimientos: una revolución espiritual, y una separación de las costumbres judías de parte de los helenistas que creían en Cristo. Ya habíamos visto que el sumo sacerdote no condenó a muerte a los doce apóstoles, porque observaban la ley con exactitud y honraban el templo con sus persistentes oraciones. Pero la queja contra Esteban era diferente de las anteriores contra los apóstoles, pues se le acusaba de transgresión tanto del templo como de la ley. Al leer el pasaje bíblico, podemos considerar seis puntos de esta queja que fue presentada ante el alto consejo por testigos falsos, cuyo testimonio se basaba en su mala interpretación de la predicación de Esteban.

Esteban dijo en la sinagoga de los judíos que Jesús perdonó a los hombres todos sus pecados en la cruz. Los helenistas rebatieron y dijeron: "Entonces no tienen necesidad del templo y de sus sacrificios diarios, y tienen que negar todos los ritos de sus naciones relativos al templo y a la expiación.”

Esteban también dijo a los judíos que la salvación del hombre depende de la fe en Jesús solamente. Los eruditos no tardaron en ponerse en su contra y le criticaron diciendo: "Entonces no crees que la ley es la ley de Dios por medio de la cual el hombre se justifica al guardar los mandatos y al mantener un comportamiento recto". Sin embargo, Esteban les aclaró que la ley es buena y santa, pero el corazón del hombre es malo e incapaz de cumplirla completamente. De este modo, la ley de Dios nos condena y deja por el suelo, y nunca nos salva.

Entonces los judíos se encolerizaron y le preguntaron: "¿No nos dio Moisés el buen pacto con Dios? ¿No es él el único mediador entre el Santo y nosotros?”. Esteban les respondió que Cristo era el único Hombre que resucitó de entre los muertos, y que vive con Dios e intercede por nosotros. Sólo Cristo, y no Moisés, nos había reconciliado con el Creador. Los judíos le consultaron a Esteban para engañarlo: "¿Dices que el despreciado y crucificado Jesús es el Señor vivo que está sentado a la derecha de Dios, y que es el mismo Cristo según la profecía de David en (el Salmo 110)?” Esteban estaba completamente de acuerdo con la divinidad de Jesús, y por eso lo acusaron de blasfemia.

Los fariseos pedían a los maestros que guardaran estrictamente muchos de los juicios y mandatos para agradar a Dios. Pero Esteban les confirmó que el resumen de la ley no significa otra cosa que amor, y que este amor divino nos libra de todas las prohibiciones para que podamos servir a Dios en completa libertad.

Los judíos se endurecieron más y se opusieron a la atractiva voz del Espíritu Santo, hasta que Esteban les dijo que Cristo vendría pronto, pero que antes de que llegara, la ira de Dios caería sobre Jerusalén y destruiría el templo si el pueblo del Antiguo Testamento no se arrepentía y sometía al Salvador del mundo.

Cuando los falsos testigos confirmaron esta denuncia contra él, los dirigentes de la nación se fijaron en él con asombro y rabia en este hombre único que se alzaba entre ellos, lleno del Espíritu Santo, con el resplandor del cielo en su rostro.

ORACIÓN: Oh Dios santo, te damos gracias porque nos has enviado a tu Hijo para librarnos de los ritos y juicios humanos, para que nos aferremos a tu salvación eterna con amor y pureza. Ayúdanos a que toda nuestra vida sea liberada de los residuos de la antigua fe, para que no te sigamos superficialmente, sino que continuemos hacia la plenitud de la fe y la bendición.

PREGUNTA:

  1. ¿Por qué sólo Esteban recibió la queja, con la exclusión de los doce discípulos?

Gracias al médico Lucas en particular que nos instruyó en el capítulo 7 de su libro, de manera adecuadamente detallada, cómo los miembros de la Iglesia Primitiva entendían el Antiguo Testamento. No cortaron lazos a lo que se refiere con los patriarcas, sino que se aferraron a la Ley, los Salmos y los Profetas, y encontraron en la guía del Espíritu Santo los claros cantos que se referían a Jesucristo y al desarrollo del plan redentor de Dios. Las siguientes lecturas nos dan una visión profunda para entender puntos esenciales de la Ley en la época de la iglesia primitiva. Podemos decir que Esteban nos ha dado una lección sobre los fundamentos de nuestra fe en el Antiguo Testamento.

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