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1. Reprensión a los escribas y fariseos (Mateo 23:1-7)
MATEO 23:1-7
1 Después de esto, Jesús dijo a la gente y a sus discípulos: 2 «Los maestros de la Ley y los fariseos tienen la responsabilidad de interpretar a Moisés. 3 Así que ustedes deben obedecerlos y hacer todo lo que les digan. Pero no hagan lo que hacen ellos, porque no practican lo que predican. 4 Atan cargas pesadas y las ponen sobre la espalda de los demás, pero ellos mismos no están dispuestos a mover ni un dedo para levantarlas. 5 »Todo lo hacen para que la gente los vea: Usan en la frente y en los brazos porciones de las Escrituras escritas en anchas cintas y ponen en sus ropas adornos llamativos. 6 Les encanta el lugar de honor en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas. 7 Y les gustan los saludos en las plazas y que la gente los llame “Rabí”. (Números 15:38-39, Malaquías 2:7-8, Mateo 6:1-8, 11:28-30, Lucas 14:7-11, Hechos 15:10, 28, Romanos 2:21-23)
Jesús reconoció la autoridad y el oficio de los fariseos como sucesores de Moisés: Como tales, debían enseñar la sana doctrina basada en las Escrituras del Antiguo Testamento. El Señor consideraba este trabajo esencial y animaba a sus discípulos a aplicarse al estudio cuidadoso de las Escrituras y los profetas, y a aceptar la interpretación de los escribas.
Los fariseos se sentaban en la silla de Moisés, no como mediadores entre Dios e Israel, sino como implementadores de la ley (Éxodo 18:26). No eran la autoridad legal como el Sanedrín, sino que interpretaban los mandamientos de la ley e instaban a la gente a aplicarlos.
No basta con simplemente conocer la ley con sus 613 mandamientos. Lo importante es aplicarla. Es más fácil enseñar o interpretar la ley que obedecerla. Ninguno de nosotros es perfecto, pero ¡ay de aquel que impone deberes a otros que él mismo no está dispuesto a cumplir! Esto es hipocresía. Cualquiera que imponga la observancia de ordenanzas y mandamientos con más rigor y severidad que Dios mismo, no es un maestro del Nuevo Testamento, sino que sigue en la tradición de los fariseos.
Jesús enseñó que cualquiera que quebrante incluso un mandamiento y enseñe a otros a hacer lo mismo merece juicio (Mateo 5:19). Su pecado se considera igual que si hubiera descuidado toda la ley (Santiago 2:10), porque quien desobedece cualquier mandamiento transgrede contra Dios mismo. Aunque los maestros de la ley sabían que también estaban bajo juicio por sus transgresiones contra los mandamientos del Señor, ignoraban la verdad, aferrándose a las tradiciones de sus ancianos. Seguían muchas costumbres como atar sus manos con cinturones de cuero durante la oración y la ablución, y coser flecos en las vestiduras (cada uno de los cuales indicaba un mandamiento, orden o prohibición). Crearon muchas reglas y rituales para silenciar sus conciencias y apaciguar su culpa. Enfatizaban el cumplimiento y la aplicación de la ley sin necesariamente aplicarla ellos mismos.
Un buen lugar puede ser ocupado por hombres malos. No es nada nuevo que los hombres más viles sean exaltados incluso a la silla de Moisés (Salmos 12:8). Cuando esto sucede, los hombres no son tanto honrados por la silla como la silla es deshonrada por los hombres. La profesión de piedad puede volverse más importante que la piedad misma, y el orgullo de tales personas cambia la adoración en hipocresía y blasfemia. Los hipócritas del tiempo de Jesús fueron reprendidos públicamente por él: Les explicó que amaban las tradiciones de los hombres más que los mandamientos de Dios (Mateo 15:9).
ORACIÓN: Señor Jesucristo, te damos gracias porque reprendiste a los hipócritas que predican la observancia de los mandamientos que ellos mismos no observan. Pretenden piedad ante los demás mientras son diablos ellos mismos. Perdónanos cada palabra equivocada que hemos dicho y nuestra pretensión de que no somos hipócritas cuando hablamos de piedad pero no la practicamos. Líbranos de la hipocresía y ayúdanos a ser rectos en palabra y obra en todo momento. Guíanos a un arrepentimiento espiritual y a un testimonio sabio.
PREGUNTA:
- ¿Por qué Jesús reprendió a los escribas y fariseos de su tiempo?