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d) El consejo judío condena a muerte a Jesús (Juán 11:45-54)
JUÁN 11:45
45 Muchos de los judíos que habían ido a ver a María y que habían presenciado lo hecho por Jesús creyeron en él.
Lázaro revivió después de su muerte, comiendo, bebiendo y hablando. La gente lo encontraba vivo en el camino y en las casas. Muchos estaban asombrados por la majestuosidad de Jesús y creían que era el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Así, los discípulos se multiplicaron y la gente corrió a la casa de María para presenciar a Jesús con Lázaro.
JUÁN 11:46-48
46 Pero algunos de ellos fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho. 47 Entonces los jefes de los sacerdotes y los fariseos convocaron una reunión del Consejo. —¿Qué vamos a hacer? —dijeron—. Este hombre está haciendo muchas señales milagrosas. 48 Si lo dejamos seguir así, todos van a creer en él, y vendrán los romanos y acabarán con nuestro lugar sagrado, e incluso con nuestra nación.
Algunos de los que observaron el milagro se apresuraron a informar a los fariseos sobre las actividades de Jesús. Seguían siendo incrédulos, y el juicio del Señor sobre ellos se insinúa en la parábola del "hombre rico", a la que Abraham respondió: " Abraham le dijo: “Si no les hacen caso a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán, aunque alguien se levante de entre los muertos" (Lucas 16:31). El Espíritu de Dios no puede cambiar los corazones de piedra que se niegan a confiar en Jesús, aunque se les muestren las más poderosas maravillas.
Los fariseos tenían gran influencia en el Alto Consejo de los asuntos religiosos. Tanto que los sumos sacerdotes cedieron a su insistencia. Se convocó a setenta miembros para discutir el asunto. Los saduceos, que negaban la resurrección, acogieron la convocatoria del Consejo. Los miembros estaban indecisos y confundidos, ya que Jesús no había cometido un pecado específico para ser arrestado. Sin embargo, se produjo un resurgimiento cristiano entre las masas antes de la Pascua, cuando decenas de miles de peregrinos acudieron a la Capital. En los debates que siguieron, los miembros del Consejo nombran a Jesús como un simple hombre, ni siquiera un hombre de Dios o un profeta. A pesar de esta negación, no pudieron descartar sus sorprendentes milagros.
Durante los procedimientos, el miedo ensombrecía el ambiente del Concilio, por si el poder imperial se daba cuenta de este asunto e intervenía. La reunión de multitudes en torno a un hombre que hacía milagros a la manera del Mesías, apuntaba al riesgo de una rebelión. En ese momento, los romanos prohibirían el templo, la morada de Dios. Entonces los servicios del Templo terminarían junto con los sacrificios, las oraciones y las bendiciones.
JUÁN 11:49-52
49 Uno de ellos, llamado Caifás, que ese año era el sumo sacerdote, les dijo: —¡Ustedes no saben nada en absoluto! 50 No entienden que les conviene más que muera un solo hombre por el pueblo, y no que perezca toda la nación. 51 Pero esto no lo dijo por su propia cuenta, sino que, como era sumo sacerdote ese año, profetizó que Jesús moriría por la nación judía, 52 y no solo por esa nación, sino también por los hijos de Dios que estaban dispersos, para congregarlos y unificarlos.
Cuando la confusión y el tumulto del Concilio estaban en su punto álgido, el sumo sacerdote Caifás se levantó y comenzó a atacar a los líderes de la nación, acusándolos de ignorancia e irreflexión. Tenía algo de razón en lo que decía, ya que era el presidente del Consejo en su calidad de sumo sacerdote. Había sido ungido con aceite, símbolo de santidad, pero era un anticristo. Se esperaba que estuviera lleno del Espíritu Santo, para que Dios hablara a través de él como líder de la nación. Sin embargo, siguió el error y el capricho. Al asumir el papel de profeta vinculado a su posición de sumo sacerdote, calificó a todo el pueblo de ignorante.
El tipo de "espíritu de verdad" que hablaba en Caifás quedó al descubierto, porque Satanás hablaba en él, aparentemente comprometido con los propósitos de Dios, pero en la práctica fue lo opuesto. Sin duda, era mejor para el pueblo que el Cordero de Dios muriera en su lugar, para que pudiera escapar de la ira de Dios y tener vida eterna. Pero el portavoz de Satanás expresaba tales pensamientos por razones políticas: "Que Jesús muera para rescatarnos de la ira romana". Con esta predicción diabólica se justificaron las palabras de Cristo, que el diablo es el padre espiritual de muchos judíos porque es mentiroso y padre de la mentira.
A pesar de esta mentalidad diabólica, Juan vio que Caifás expresaba un objetivo maligno que era implícitamente una verdad divina. Caifás tuvo que explicar la muerte de Jesús como una liberación para todos, sin darse cuenta de las implicaciones más elevadas de sus "autorizadas" palabras. El ignorante irreflexivo era Caifás porque no creía en Jesús, aunque el Espíritu Santo le había llevado a pronunciar una sentencia sobre la muerte expiatoria de Cristo. No comprendió el sentido de sus propias palabras porque realmente pretendía lo contrario.
Juan, el evangelista, percibió el significado de esta afirmación en el más amplio sentido como salvación para el mundo. Jesús no murió para expiar sólo los pecados de su pueblo, sino para todo creyente entre las naciones. Todos los que confían en él son hijos de Dios, ya que por su confianza en el Salvador reciben la vida eterna con sus energías y cualidades.
El objetivo de nuestra fe no es sólo la salvación personal, sino la unidad de todos los hijos de Dios para ser uno en Cristo. Su amor es el símbolo y la fuerza del cristianismo. Su nombre une a sus seguidores. Cuando se vinculan con su centro, se vinculan entre sí. Despertemos y apresurémonos hacia él para descubrir que somos hermanos en la familia de Dios, más íntima que el parentesco mundano.
JUÁN 11:53-54
53 Así que desde ese día convinieron en quitarle la vida. 54 Por eso Jesús ya no andaba en público entre los judíos. Se retiró más bien a una región cercana al desierto, a un pueblo llamado Efraín, donde se quedó con sus discípulos.
Algunos miembros del Consejo se sintieron molestos por la dura predicción de Caifás, ya que lo sentían por Jesús, pero la mayoría se alegró, creyendo que Dios había hablado por Caifás para dictar sentencia contra el engañador y salvar a la nación. Por consenso, el Consejo aceptó la sentencia y estuvo de acuerdo con la sugerencia de Caifás de ejecutar a Jesús. Sin duda, algunos de los presentes, los más rectos, protestaron, pero nadie les hizo caso. El astuto Caifás los había engañado en un plan para destruir a Jesús y hacerlo en secreto para evitar un disturbio entre el pueblo.
Jesús se enteró de este complot y tal vez estaba al tanto por intuición divina. Abandonó la zona de la jurisdicción del Consejo y se dirigió a la zona del valle del Jordán, al este de Nablus, esperando allí con sus discípulos la hora de su sacrificio y resurrección.
El campo de batalla había quedado claro. Su disputa con los sacerdotes desde la purificación del Templo, junto con su disputa con los legalistas, desde que curó en sábado, ha llegado ahora a un clímax con la resurrección de Lázaro. Así que los líderes del pueblo resolvieron matar al benefactor de inmediato.
La luz resplandece en las tinieblas y las tinieblas no prevalecieron contra ella.
Querido hermano, ¿has visto que Cristo es la luz? ¿Ha iluminado su Evangelio tu mente y renovado tu corazón? ¿Ha venido a ti su vida eterna y su Espíritu te ha conducido al arrepentimiento y a la confesión de tus pecados y ha creado en ti la fe para bendecirte y hacerte santo? Ábrete a dejar que el Espíritu de Cristo te atraiga, rindiéndole tu vida y tu futuro, para que no consientas involuntariamente con los enemigos de Jesús en su juicio sobre él. Más bien, únete a sus discípulos y conoce al Santo, para que puedas confesar: "Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad."
ORACIÓN: Señor Jesucristo, gracias por no negar la verdad en la hora del peligro; siempre has glorificado a tu Padre celestial. Perdona nuestra débil fe y nuestra negligencia. Atráenos a tu comunión con el Padre para vivir en la vida eterna y servirte sin cesar. Recibe mi vida para que tú seas alabado por tu gloriosa gracia.
PREGUNTA:
- ¿Por qué el Consejo Judío mató a Jesús?
PRUEBA - 4
Estimado lector,
envíenos las respuestas correctas a 15 de estas 17 preguntas. Entonces le enviaremos la continuación de esta serie de estudios.
- ¿Cómo demostró Jesús a los judíos que no eran hijos de Abraham?
- ¿Cuáles son las cualidades del diablo que Jesús nos aclaró?
- ¿Por qué los judíos querían apedrear a Jesús?
- ¿Por qué curó Jesús al ciego de nacimiento?
- ¿Por qué los judíos negaron la posibilidad de la curación del hombre ciego de nacimiento?
- ¿De qué se dio cuenta gradualmente este joven durante su interrogatorio?
- ¿Qué significa inclinarse ante Jesús?
- ¿Cuáles son las bendiciones que Jesús concede a sus ovejas?
- ¿Cómo se convierte Jesús en el Buen Pastor?
- ¿Cómo guía Cristo a su rebaño?
- ¿Cómo proclamó Jesús su divinidad?
- ¿Por qué Jesús habló de la gloria de Dios, a pesar de que Lázaro murió?
- ¿Por qué Jesús avanzó victorioso para rescatar a Lázaro?
- ¿Cómo nos levantamos hoy de la muerte?
- ¿Por qué se turbó Jesús y por qué lloró?
- ¿Cómo apareció la gloria de Dios en la resurrección de Lázaro?
- ¿Por qué el Consejo Judío mató a Jesús?
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