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9. La primera audiencia del juicio en Cesarea (Hechos 24:1-23)
HECHOS 24:1-9
1 Cinco días después, el sumo sacerdote Ananías bajó a Cesarea con algunos de los ancianos y un abogado llamado Tértulo, para presentar ante el gobernador las acusaciones contra Pablo. 2 Cuando se hizo comparecer al acusado, Tértulo expuso su caso ante Félix: —Excelentísimo Félix, bajo su mandato hemos disfrutado de un largo período de paz, y gracias a la previsión suya se han llevado a cabo reformas en pro de esta nación. 3 En todas partes y en toda ocasión reconocemos esto con profunda gratitud. 4 Pero, a fin de no importunarlo más, le ruego que, con la bondad que lo caracteriza, nos escuche brevemente. 5 Hemos descubierto que este hombre es una plaga que por todas partes anda provocando disturbios entre |los judíos. Es cabecilla de la secta de los nazarenos. 6 Incluso trató de profanar el templo; por eso lo prendimos. 8 Usted mismo, al interrogarlo, podrá cerciorarse de la verdad de todas las acusaciones que presentamos contra él. 9 Los judíos corroboraron la acusación, afirmando que todo esto era cierto.
Ananías, el sumo sacerdote de Jerusalén, supo con rabia que Pablo había sido rescatado de sus manos. Así que se preparó para ir tras él de inmediato, con el fin de erradicar el cristianismo matando a Pablo. No llevó consigo a Cesarea a los cuarenta rebeldes para no mostrar su violencia e intención criminal, sino que tomó como compañero a un orador elocuente para halagar a los romanos con su lenguaje altisonante y convencerlos de la necesidad de destruir inmediatamente a Pablo.
Cuando el prisionero fue llevado a la audiencia, el orador introdujo su discurso con expresiones de adulación y halago al gobernador para atraerlo a su lado, como si la paz romana hubiera llegado a través de él a Palestina, y su perspicacia y prudencia personales hubieran traído desarrollo, seguridad, prosperidad y orden a la nación judía. Jugó al despiste, afirmando que el alto consejo de los judíos estaba dispuesto a aceptar sus preparativos y a cooperar fielmente con él.
Estos caracteres y virtudes ya habían sido conocidos por el propio gobernador. Eran tan claros como el sol. Así que no quisieron aburrirle mencionando los grados y clases de sus virtudes, sino que pasaron inmediatamente a describir a Pablo, el hombre peligroso. Le achacaron tres crímenes internacionales: Primero, que perturbaba la paz no sólo en Palestina, sino también en todas las provincias del imperio romano, creando disensión, sedición y disputas entre los judíos. Segundo, que el acusado era el cabecilla de toda la cristiandad, su cabeza y corazón. Esto nos muestra que el alto consejo había reconocido exactamente que el impulso en el cristianismo, y la razón de la internacionalización del pensamiento judío y su cambio a un mensaje internacional basado en la gracia de Cristo que está abierta para todos los hombres, no era Pedro, Juan o Santiago, sino Pablo. Tercero, que Pablo despreció y profanó el templo, aunque los gobernadores romanos lo habían honrado, preservando sus derechos y respetado el centro de la cultura judía. Los judíos no aportaron al gobernador ninguna cosa esencial, como la justicia de la ley, o la venida de Cristo, sino que describieron al apóstol de los gentiles como un destructor de la paz del estado y un violador de la santidad del templo.
Además, los judíos se quejaron contra Lisias, el comandante de Jerusalén, por arrebatarles a Pablo por la fuerza, poniendo así el orden romano por encima de la ley judía. Esta queja, en el fondo, era una demanda oculta de la libertad de los derechos judíos, ya que los romanos les habían quitado el derecho de matar a los pecadores según su ley. Todos los sumos sacerdotes apoyaron esta queja, y llamaron a Pablo una plaga en el mundo, de quien proviene la infección y el peligro de muerte para todos los hombres. Por lo tanto, el gobernador debería destruir este peligro inmediatamente, y erradicar esta plaga del cuerpo del mundo. Esta queja muestra el fanatismo ciego, que no puede reconocer el amor de Cristo, llamando a la fuente de bendición una fuente de muerte. Satanás es el padre de todos los mentirosos que falsifican engañosamente la verdad, y piensan con profunda dureza que son rectos.
ORACIÓN: Oh Señor Jesucristo, te damos gracias porque eres la verdad evidente. Cada mentira y cada chismorreo serán rotos por el poder de tu rectitud. Enséñanos a hablar con verdad y amor, y guíanos para que prediquemos con valentía y prudencia.
PREGUNTA:
- ¿Cuáles son los tres puntos de la denuncia contra Pablo? ¿Cuál es el resumen de esta queja?