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HECHOS - En La Procesión Triunfal De Cristo
Estudios sobre los Hechos de los Apóstoles
PARTE 1 - La Fundación De La Iglesia De Jesucristo En Jerusalén, Judea, Samaria Y Siria - Bajo el patronato de Pedro, guiado por el Espíritu Santo (Hechos 1 - 12)
B - La Extensión Del Evangelio De La Salvación A Samaria Y Siria, Y El Comienzo De La Conversión De Los Gentiles (Hechos 8 - 12)

10. El establecimiento de una iglesia gentil en Antioquía (Hechos 11:19-30)


HECHOS 11:25-30
25 Después partió Bernabé para Tarso en busca de Saulo, 26 y, cuando lo encontró, lo llevó a Antioquía. Durante todo un año se reunieron los dos con la iglesia y enseñaron a mucha gente. Fue en Antioquía donde a los discípulos se les llamó «cristianos» por primera vez. 27 Por aquel tiempo unos profetas bajaron de Jerusalén a Antioquía. 28 Uno de ellos, llamado Ágabo, se puso de pie y predijo por medio del Espíritu que iba a haber una gran hambre en todo el mundo, lo cual sucedió durante el reinado de Claudio. 29 Entonces decidieron que cada uno de los discípulos, según los recursos de cada cual, enviaría ayuda a los hermanos que vivían en Judea. 30 Así lo hicieron, mandando su ofrenda a los ancianos por medio de Bernabé y de Saulo.

Cuando Bernabé bajó de Jerusalén a Antioquía, lo primero que pensó fue en Saulo, su activo hermano, que estaba en Tarso, la principal ciudad de Cilicia, la parte sureste de Asia Menor, a unos 200 kilómetros de Antioquía. Bernabé, el hombre paternal, aprovechó la primera oportunidad para buscar a su apasionado amigo, pues sabía que la iglesia de Antioquía, que crecía rápidamente, necesitaba a alguien versado en teología para que la nueva vida y el conocimiento espiritual se construyeran completamente sobre las profecías de la Ley y el Libro de los Salmos. Bernabé conoció a Saulo en la época en que éste perseguía a la iglesia de Jerusalén. Entonces Bernabé creyó que Saulo se había convertido porque el Señor de la gloria se le apareció cerca de Damasco.

Bernabé, el chipriota, buscó a Saulo hasta encontrarlo. Se alegró de verlo, y también de ver que no se alejó, sino que seguía en Cristo. Pidió al teólogo que le acompañara, y volvieron juntos a Antioquía, donde colaboraron durante todo un año, predicando, enseñando, profundizando y consolando a los oyentes, con oración, fidelidad y triunfo.

El Espíritu Santo utilizó a Bernabé por segunda vez para ser el vínculo de unión entre Saulo y la iglesia cristiana. Atestiguamos con gratitud que este servicio que hizo Bernabé trayendo a Saulo y confirmándolo en la iglesia tuvo un gran resultado en la historia de la iglesia, pues había confirmado al apóstol de los gentiles en la corriente del poder de la iglesia de Antioquía de la que Dios hizo brotar un mar de gracia para todo el mundo.

Los eruditos de la Ley y los Profetas del Antiguo Testamento estaban a menudo aislados y separados. Se elevaban muy por encima de las multitudes, mediando entre Dios y el pueblo. Sin embargo, en Antioquía Saulo aprendió de Bernabé lo contrario al aislamiento, es decir, el servicio común en la iglesia, la sumisión mutua en el amor, y la cooperación con paciencia y humildad que Bernabé se convirtió en el maestro paternal de Saulo en todas las cosas de la santa comunión donde la longanimidad y la confianza son la base del desarrollo continuo (1 Corintios 13:1- 8). A través de este trabajo mutuo en cooperación amorosa, la iglesia aumentó enormemente en número y en calidad espiritual.

No es de extrañar que los que creyeron en Jesús en Antioquía fueran los primeros en llamarse cristianos, pues este Cristo había llenado sus pensamientos y palabras, y su amor se convirtió en su emblema. La promesa del Señor de que el Espíritu Santo los ungiría encontró su cumplimiento en aquellos seguidores de aquel que había resucitado de entre los muertos. ¿Saben que la palabra "Cristo" significa tanto el ungido como el unificador? En el Antiguo Testamento, los reyes, los sumos sacerdotes y los profetas recibían de Dios la unción del Espíritu Santo a través del símbolo del óleo santo. Creemos que Cristo es el Rey de reyes, el Sumo Sacerdote y la Palabra de Dios encarnada. Él te llama, junto con todos los que le siguen, a estar lleno del Espíritu Santo. Así nos convertimos en un linaje escogido, en un sacerdocio real, en una nación santa, en su pueblo especial, para proclamar las obras maravillosas de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable. Toda la riqueza de Dios, nuestro Padre, se esconde en la palabra "cristianos", pues los ungidos son sus hijos, y son al mismo tiempo miembros del cuerpo espiritual de Cristo, estrechamente unidos como un templo del Espíritu Santo. El que se adentra profundamente en el significado de la palabra "cristianos" se llena de alegría, y alaba a Dios, la Santísima Trinidad, porque nos ha llamado testigos de nuestro Salvador viviente, que nos ha hecho partícipes de su cruz en las grandes virtudes de Dios. ¿Das gracias a tu Señor porque te ha hecho cristiano sólo por su abundante gracia?

Sin embargo, los cristianos no viven en el cielo, sino en la tierra. Su Señor les dijo: "Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo". Por ello, el Espíritu Santo advirtió a los cristianos, a través de un profeta del Nuevo Testamento llamado Ágabo, que una gran hambruna se abatiría sobre todo el pueblo, pues la ira de Dios anunciada contra toda la perversidad de los hombres. De hecho, esta hambruna tuvo lugar durante el reinado de Claudio César (41- 54 d.C.) Los cristianos sufren las mismas tribulaciones del mundo, pero no son dejados solos durante las oleadas de desastres, pues el amor de Dios había sido derramado en sus corazones a través del Espíritu Santo que les fue dado.

Después de esta profecía ocurrió un milagro en Antioquía. Dios no hizo llover pan sobre los cristianos desde el cielo para salvarlos del hambre que se avecinaba, sino que el Espíritu Santo declaró a los que oraban que debían dejar de aprovisionarse, pues primero no debían pensar en sí mismos, sino ocuparse de forma práctica de la iglesia pobre de Jerusalén. La iglesia de Antioquía no estableció un fondo común para reducir la carga de la tribulación que venía sobre sus miembros, sino que acordó hacer una contribución para sus hermanos pobres de Jerusalén. ¿No es esto una tontada irracional? El Espíritu Santo predice una hambruna mundial, ¡y los creyentes envían su dinero a los necesitados! El amor del Espíritu Santo es más fuerte que cualquier egoísmo. Si quieres saber si eres un verdadero cristiano o no, entonces pregúntate con qué frecuencia sacrificas de tu dinero de forma práctica para con los necesitados.

La iglesia puso el dinero recogido en manos de los predicadores, pues sabían que aquellos hombres de Dios no utilizaban ni un céntimo para sí mismos, sino que sometían sus corazones y sacrificaban todo lo que poseían por Dios, especialmente Pablo, que, como se sabía, vivía del trabajo de sus manos, y nunca recibía ofrendas para sí mismo. Así, la respuesta de Bernabé, que fue comisionado por la iglesia de Jerusalén para informarse sobre el estado de la iglesia de Antioquía, cuando regresó a Jerusalén, fue que presentó a la iglesia de allí una considerable cantidad de dinero, como prueba del amor del Espíritu Santo que obraba en la nueva iglesia de Antioquía.

También leemos que Bernabé y Saulo no entregaron esta ofrenda a los apóstoles, sino a los ancianos encargados en las iglesias de la región judía. Lucas no da ninguna pista sobre cuándo se eligieron esos ancianos para estas iglesias, o cómo se organizó su servicio fuera de Jerusalén. Las iglesias crecieron, el evangelio se extendió y el poder del Espíritu Santo apareció.

ORACIÓN: Oh Señor Jesucristo, tú has edificado tu iglesia silenciosamente a través de tu Espíritu Santo, y unges a tus seguidores con tu amor. Ayúdanos a ser verdaderos cristianos, llenos de tu Espíritu Santo, a sacrificar donde hay problemas, y a servir en el sustento de los necesitados. Ayúdanos a no renegar de tu nombre en la gran hambruna que se avecina en todo el mundo, sino a seguir viviendo de forma sacrificial en todo momento.

PREGUNTA:

  1. ¿Quién es el verdadero cristiano?

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