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10. El establecimiento de una iglesia gentil en Antioquía (Hechos 11:19-30)
HECHOS 11:19-24
19 Los que se habían dispersado a causa de la persecución que se desató por el caso de Esteban llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin anunciar a nadie el mensaje excepto a los judíos. 20 Sin embargo, había entre ellos algunas personas de Chipre y de Cirene que, al llegar a Antioquía, comenzaron a hablarles también a los de habla griega, anunciándoles las buenas nuevas acerca del Señor Jesús. 21 El poder del Señor estaba con ellos, y un gran número creyó y se convirtió al Señor. 22 La noticia de estos sucesos llegó a oídos de la iglesia de Jerusalén, y mandaron a Bernabé a Antioquía. 23 Cuando él llegó y vio las evidencias de la gracia de Dios, se alegró y animó a todos a hacerse el firme propósito de permanecer fieles al Señor, 24 pues era un hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe. Un gran número de personas aceptó al Señor.
¿Cómo se desarrolló la historia de la iglesia y el curso de la predicación después de la gran revelación de Dios a Pedro? ¿Los numerosos creyentes de Cesarea se convirtieron en una iglesia viva y en un centro activo para predicar al mundo y hacer brillar el poder del evangelio en las naciones? Ya no oímos hablar de ellos.
Algunos refugiados cristianos, que creían en Cristo, se guarecieron no lejos de Palestina, en Antioquía, la principal ciudad de Siria, considerada después la tercera ciudad más considerable del imperio, con su degradación moral y su superficialidad. Los que huyeron de la persecución en el momento de la muerte de Esteban se dispersaron por las ciudades del Líbano, Chipre y Asia Menor. Dieron testimonio de Jesús, la fuente de la vida eterna, en cada ciudad y pueblo. Pero limitaron su testimonio a los nativos de los judíos helenistas.
Lo contrario ocurrió en Antioquía, donde algunos de aquellos refugiados hablaron directamente a los griegos, y a los demás gentiles, y predicaron sin haber sido formados teológicamente, sin haber obtenido altos diplomas y sin haber recibido ninguna ayuda económica de ningún misionero. Hablaban a sus compañeros de trabajo griegos en el comercio y en diferentes ocupaciones sobre Jesús el Señor que había resucitado de entre los muertos. Y al igual que en Cesarea el Espíritu Santo habitaba en los que creían sin estar judaizados. Esta gran regeneración no causó una revolución en la sinagoga de los judíos, pues los judíos de esta capital ya estaban abiertos a la predicación de la Ley que Nicolás, el gentil idólatra se convirtió al judaísmo, y después creyó en Cristo, y fue lleno del Espíritu Santo. Después, la iglesia de Jerusalén lo eligió para ser uno de los siete diáconos. Por lo tanto, queda claro que la libertad en Antioquía era mayor que la de Jerusalén. En consecuencia, la predicación partió vuelo automáticamente.
¿Cuál era el contenido y el significado del testimonio de aquellos refugiados que predicaban? No podían predicar a Cristo a partir de los versículos de la Ley, debido a la ignorancia del pueblo sobre el Antiguo Testamento, la Ley y los Profetas. Llamaron a Jesús el Señor a quien se le dio toda la autoridad en el cielo y en la tierra, por quien son todas las cosas y por quien vivimos (1 Corintios 8:6). Y este Señor exige nuestro compromiso, obediencia y sumisión. Podemos someternos a él sin preocupaciones ni temores, porque él murió por nosotros y expió nuestros pecados para que fuéramos aceptados ante el Altísimo. Nuestro Señor no es un dictador, sino el amor rodeado de poder. Nos justifica para que participemos de su vida eterna, que supera la muerte y la corrupción.
Este mensaje sobre el poder misericordioso conquistó los corazones e iluminó las mentes, de modo que muchos encontraron una relación personal con el Señor Jesús y se salvaron. Uno de los misterios de este avivamiento misionero en Antioquía fue la comunicación práctica entre unos y otros. Los creyentes que predicaban no celebraban grandes reuniones para promover dicho avivamiento, ni utilizaban la radio, ni folletos, sino que transmitían el poder de la salvación de boca a oído a través de contactos personales. Esta forma sigue siendo la más poderosa de predicar aún hoy. ¿Les hablas a tus amigos del Salvador? ¿Llevas el Espíritu Santo a través de tu testimonio sobre Cristo? Llena tu corazón con la palabra de Jesús para que tu lengua hable en su nombre, y puedas ver la mano del Señor trabajando contigo inmediatamente.
Cuando los apóstoles y los ancianos de la Iglesia primitiva de Jerusalén se enteraron de que muchos habían creído en Cristo en la lejana y malvada Antioquía, no se alteraron por la noticia, como cuando se enteraron de la regeneración de Cornelio y sus compañeros en Cesarea, pues los jefes y miembros de la iglesia se habían dado cuenta, después de su conversación ceremonial con Pedro, de que Dios llenaría a todos los hombres con el Espíritu Santo, si creían y continuaban en él. Sin embargo, para ver si la nueva iglesia era legítima y no se trataba de una herejía engañosa, nombraron a Bernabé, un hombre justo que estaba familiarizado con aquellas regiones romano-griegas, para que supervisara y comprobara el crecimiento de este primer grupo de cristianos a través de sus experiencias de amor.
Conocemos a Bernabé por su gran sacrificio, tal y como se indica en (4:36) cómo en su amor paternal fue el nexo de unión entre los apóstoles y Saulo. En este texto, Lucas atestigua (es probable que lo conociera personalmente) que este hombre era un hombre justo que suscitaba la oración entre el pueblo, y predicaba el evangelio en la plenitud del Espíritu Santo. No rechazaba a los oyentes cuando no entendían su sermón por primera vez, sino que los acompañaba con gran paciencia, y confiaba en que Dios perfecciona a los que son nuevos creyentes, y los lleva a la madurez en amor.
Bernabé se alegró mucho al ver la nueva vida en la iglesia de Antioquía. No se puso a criticar las debilidades, ni se inmiscuyó en los problemas y desacuerdos entre los hermanos, sino que se alegró con los que se habían regenerado, y se esforzó por fortalecer la fe de todos para que siguieran en la plenitud de Cristo. Con este renacimiento espiritual, la iglesia creció en Antioquía, pues los que estaban llenos y temerosos de la muerte sintieron que en esta iglesia brillaba una nueva esperanza, y surgió en ella una verdadera abnegación en el poder divino, que no se encontraba en las diferentes religiones de su entorno.
ORACIÓN: Oh Señor, te damos gracias porque has llamado a muchas personas desconocidas en todo momento a tu reino. Te damos gracias por la posibilidad de testificarnos unos a otros incluso en este momento. Buscamos tu sabiduría para comunicar el mensaje de salvación de forma sencilla con el poder de tu alegría para que muchos se salven en tu nombre y tu reino venga hoy entre nosotros.
PREGUNTA:
- ¿De qué manera se fundó la famosa iglesia de Antioquía?