Previous Lesson -- Next Lesson
2. Jesús se aparece a los discípulos en el aposento alto (Juán 20:19-23)
JUÁN 20:19
19 Al atardecer de aquel primer día de la semana, estando reunidos los discípulos a puerta cerrada por temor a los judíos, entró Jesús y, poniéndose en medio de ellos, los saludó. —¡La paz sea con ustedes!
En una habitación con las puertas cerradas, los discípulos estaban sentados, discutiendo los temibles acontecimientos que habían ocurrido ese domingo. Sabían por Pedro y Juan que la tumba estaba vacía. Las mujeres lo corroboraron con lo que habían dicho los ángeles, que había resucitado. María Magdalena anunció además que lo había visto. Esta noticia chocó a los seguidores de Jesús, que el muerto estaba vivo, pero no había acudido a ellos, al grupo de fieles. Pero habían estado somnolientos, cuando el Señor fue arrestado, Pedro lo había negado y ninguno de ellos había estado junto al Señor en sus juicios, ni ninguno de ellos estuvo junto a la cruz, excepto Juan y las mujeres, ni lo bajaron de la cruz para ungirlo. Tenían miedo de los judíos, pensando que la persecución comenzaría en cuanto terminara la fiesta. Por estas razones, cerraron las puertas y se reunieron desanimados en una habitación interior.
Consideraron que los informes de las mujeres eran sueños ociosos y se dijeron unos a otros: "Hemos seguido a Jesús, y esperábamos que triunfara y nos hiciera sus ministros. Aquí somos unos fracasados, nos perseguirán hasta la ruina".
En medio de tal desesperación y a pesar de su falta de fe y amargura, Jesús se puso en medio de ellos. No vino por la esperanza, amor y ruina de ellos para tener misericordia de los descarriados y mostrar gracia a los infieles.
La aparición silenciosa de Jesús en medio de ellos fue un milagro. El muerto aparece vivo y el rechazado, libre. Ninguna tumba de roca o puerta de acero podía impedir su presencia entre sus elegidos. Aquí estaba entre ellos, en la habitación, con el mismo cuerpo que los demás seres humanos, visto, oído y tocado. Al mismo tiempo, era espíritu, capaz de atravesar paredes y puertas. Su nueva existencia nos muestra lo que seremos, si permanecemos en él. Su cuerpo resucitado es nuestra esperanza.
¡Qué consuelo! El que había resucitado no reprendió a sus discípulos por sus defectos, sino que los saludó con un saludo pascual, pronunciando las primeras palabras que dijo a todo el grupo después de la resurrección: "¡La paz sea con ustedes!". Este saludo significa que, con su cruz, ha reconciliado al mundo con Dios. La paz empezó a extenderse del cielo a la tierra y comenzó una nueva era, ofrecida por Cristo para que lo aceptemos o lo rechacemos. El hombre es responsable de su salvación. Todo el que se arrepiente y cree en Jesús participa de su bendición. El que se une a las filas del Príncipe de paz es justificado por su único sacrificio, como dice Pablo: “En consecuencia, ya que hemos sido justificados mediante la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo."
ORACIÓN: Señor Jesucristo, resucitado de entre los muertos, Príncipe de paz, nos inclinamos ante ti con alegría y acción de gracias porque no has venido a nosotros para juzgarnos y castigarnos, sino a derramar tu gracia y salvarnos de la desesperación y la incredulidad, a concedernos tu paz y establecernos en la reconciliación con Dios. Tu salvación no es el resultado de nuestros esfuerzos, sino un don de gracia. Enseña a nuestros amigos y enemigos a realizar tu bondadoso propósito, que te reciban; que no persistan en la enemistad con el Dios Santo.
PREGUNTA:
- ¿Cuál es el significado de la primera frase que Jesús pronunció a los discípulos después de la resurrección?