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c) Jesús es el Buen Pastor (Juán 10:11–21)
JUÁN 10:11-13
11 »Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. 12 El asalariado no es el pastor, y a él no le pertenecen las ovejas. Cuando ve que el lobo se acerca, abandona las ovejas y huye; entonces el lobo ataca al rebaño y lo dispersa. 13 Y ese hombre huye porque, siendo asalariado, no le importan las ovejas.
GDios soportó pacientemente a los reyes, a los falsos profetas y a los sacerdotes que engañaban y miró a su pueblo disperso como ovejas sin pastor. Por eso nos envió a Cristo como el Buen Pastor. Al llegar dijo: "Aquí estoy preparado, el verdadero Rey, el Sumo Sacerdote y el Profeta con una revelación final". En la persona de Cristo encontramos combinadas todas las funciones del pastoreo. Él puede decir con razón: "Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso." “No los explotaré, sino que los rescataré de una vida equivocada y de todo peligro.”
La prueba de que es el único Buen Pastor fue su disposición desde el principio a dar la vida por sus ovejas. No se limitó a decir que pondría su cuerpo, sino que ofreció cuerpo, alma y espíritu por la salvación del rebaño de Dios. Se esforzó desde el primer momento en servir a sus seguidores. Su muerte física fue la corona de una vida de entrega. Recuerda que Jesús no vivió sólo para sí mismo ni murió por esto. Vivió y murió por ti.
Los pastores infieles son descubiertos porque en la hora del peligro huyen y se esconden, preocupándose sólo de sí mismos. Abandonan a las ovejas a los lobos, que están destinados a aparecer. No son bestias, pero actúan de forma bestial; su padre es Satanás. Como lobo primitivo, el objetivo de Satanás es devorar. Sus ataques son despiadados, persiguen y matan. Aparece con tentaciones agradables y mentiras blancas. Los pastores no debemos tolerar o ignorar las falsas enseñanzas utilizando el amor como pretexto. Pero por amor debemos defender la verdad con sabiduría y firmeza si es necesario. La vida de Cristo nos dice que estuvo constantemente en conflicto con los espíritus infernales. Con amor dijo toda la verdad a sus siervos para que sirvieran al rebaño con esfuerzo y lo defendieran ante los ataques de los espíritus satánicos. El objetivo del lobo voraz es claro, pues mediante falsas acusaciones y severas persecuciones desea destruir la iglesia de Dios. ¿Buscas el servicio y el honor en el rebaño de Dios? Ten en cuenta que esto significará conflicto, sufrimiento y sacrificio; y no conlleva ganancia o placer y mucho menos descanso.
JUÁN 10:14-15
14 »Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí, 15 así como el Padre me conoce a mí y yo lo conozco a él, y doy mi vida por las ovejas.
Cristo repitió la afirmación de que era el único Pastor. Todos fallamos y somos incapaces de ministrar como deberíamos, ya que no conocemos plenamente al enemigo y no entendemos del todo la mentalidad de las ovejas, ni cómo conducirlas a los mejores pastos. Cristo conoce a cada individuo por su nombre y percibe su pasado, sus pensamientos y su futuro.
Jesús eligió a sus propias ovejas y les concedió el don de conocerlo vitalmente. A medida que lo conocen mejor, se preguntan porqué nunca las rechazó. Su misma presencia pone de manifiesto sus carencias. Este encuentro produce un amor más grande, pasando al agradecimiento y a una alianza o vínculo eterno.
Este conocimiento mutuo entre Jesús y su rebaño no es superficial ni mundano, sino que es un don del Espíritu porque lo realizamos como él ve al Padre y como el Padre conoce al Hijo. Esto es un misterio que cada cristiano, por el descenso del Espíritu, recibe la revelación de la verdad en el conocimiento divino a través de Cristo. También significa que el Espíritu de Dios habita en su rebaño y lo llena. Nadie es ignorado.
JUÁN 10:16
16 “Tengo otras ovejas que no son de este redil, y también a ellas debo traerlas. Así ellas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo pastor.”
Cristo no murió por ninguna raza en particular, sino por todas. No sólo salvó a los obstinados del Antiguo Pacto, sino también a los corruptos de las naciones. Predijo que su muerte redimiría a numerosas ovejas de todo el mundo. Ninguna podía acercarse a Dios por sí misma, necesitaban un guía, un Buen Pastor. Este iba a ser Cristo. Él es personalmente el potentado de las naciones y de los individuos. Su guía espiritual tiene lugar mediante su palabra. Como las ovejas reconocen la voz de su propio pastor, así también en todas partes las personas preparadas oyen la voz de Cristo y se convierten rápidamente. De los elegidos del Antiguo Pacto y de los convertidos entre las naciones surgió una nueva unión espiritual, bajo la dirección de Cristo. El pueblo del Nuevo Testamento es hoy el rebaño de Dios, con Jesús como Pastor. Todos los que oyen el Evangelio con gozo y creen en Cristo, el Hijo de Dios, pertenecen a la verdadera iglesia, aunque se unan a diferentes denominaciones. Tenemos un solo Espíritu, un solo Señor, un solo Padre. Este Espíritu viene sobre todos los lavados por la sangre de Cristo. La unidad del redil de Cristo es mayor de lo que imaginamos, reuniendo ovejas de todos los rincones. El Buen Pastor viene en persona, para conducir a sus fieles y sencillos seguidores a la gloria. Entonces habrá un solo redil y un solo pastor. Pero quien intente hoy crear una iglesia por caminos y sistemas humanos y objetivos mundanos, correrá el peligro de caer en las trampas del gran lobo, que intenta desviar la atención del rebaño de su pastor hacia sí mismo. Sin embargo, no podemos acercarnos unos a otros, si no nos acercamos a Cristo.
JUÁN 10:17-18
17 Por eso me ama el Padre: porque entrego mi vida para volver a recibirla. 18 Nadie me la arrebata, sino que yo la entrego por mi propia voluntad. Tengo autoridad para entregarla, y tengo también autoridad para volver a recibirla. Este es el mandamiento que recibí de mi Padre».
Creemos que Dios es amor, amando siempre a su Hijo. Porque Jesús hizo constantemente lo que agradaba a su Padre. Ahora leemos qué es lo que verdaderamente agrada a Dios; es sólo la cruz. La muerte de Cristo fue el propósito determinado por Dios. No hay otra manera de salvar al rebaño del pecado, sino mediante la expiación y su santificación a través de la sangre del Cordero.
La muerte y la resurrección de Jesús son grandes milagros, nos dijo que moriría para vivir. No se ofreció por obligación, sino espontáneamente, porque deseaba la redención de los pecadores. Él es el verdadero amor. Su Padre le encomendó la autoridad para salvar al mundo y para volver a tomar esa vida. Nadie pudo impedir que se consumara la victoria de Cristo en la cruz. El diablo y sus seguidores intentaron frustrar su acto redentor, pero este ser malicioso fracasó ante el poderoso amor de Cristo. No fueron ni Caifás, ni Pilato, ni ningún otro quienes le impulsaron a morir; fue él quien se decidió a morir. No huyó al ver que el lobo se le acercaba, sino que se ofreció para salvarnos. Esta fue la perfecta voluntad de Dios. Jesús ganó el conflicto entre el cielo y el infierno en la cruz. Desde ese día su rebaño tiene la seguridad sellada por la sangre del Cordero. Jesús nos conduce a través de las crisis y las aflicciones hacia su gloria.
JUÁN 10:19-21
19 De nuevo las palabras de Jesús fueron motivo de disensión entre los judíos. 20 Muchos de ellos decían: «Está endemoniado y loco de remate. ¿Para qué hacerle caso?» 21 Pero otros opinaban: «Estas palabras no son de un endemoniado. ¿Puede acaso un demonio abrirles los ojos a los ciegos?»
Aquellos espías enviados por los líderes judíos se enfurecieron al escuchar a Jesús describir a las autoridades entre los judíos como ladrones y agentes de Satanás, así como su afirmación de ser el Buen Pastor y especialmente el Pastor para todas las naciones, un asunto considerado como malvado por los judíos. Se veían a sí mismos como los elegidos de Dios. Le llamaban endemoniado y loco y les daba asco. La mayoría de los transeúntes estaban de acuerdo con esta acusación. El pueblo se volvía contra Jesús, ya que sus enseñanzas celestiales estaban fuera de su alcance.
Sin embargo, algunos de sus oyentes tuvieron la valentía de atestiguar públicamente que estaban escuchando la voz de Dios en las palabras de Jesús. Sus palabras no eran pensamientos vacíos, sino que estaban llenas de poder e inspiración. Había perdonado los pecados del ciego. La hostilidad contra Jesús crecía entre la multitud, mientras que su amor echaba raíces en algunas personas sinceras. Jesús dirige y conduce a su rebaño en todo momento en el Espíritu con calma hacia la meta segura.
ORACIÓN: Señor Jesús, Pastor de las ovejas, tú no rechazaste a las ovejas rebeldes, sino que las buscaste hasta encontrarlas y diste tu vida por ellas. Perdona nuestros pecados. Gracias por concedernos el Espíritu de conocimiento para que podamos conocerte, como tú conoces al Padre. Tú conoces nuestros nombres y no nos olvidas. Nos cuidas junto a todos tus seguidores. Escoge de entre las naciones a los que te escuchen y únelos. Guárdalos del lobo devorador.
PREGUNTA:
- ¿Cómo se convierte Jesús en el Buen Pastor?