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a) La fe en la oración a Dios el Padre (Mateo 7:7-11)
MATEO 7:7-11
7 »Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. 8 Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra y al que llama, se le abre. 9 »¿Quién de ustedes, si su hijo pide pan, le da una piedra? 10 ¿O si pide un pescado, le da una serpiente? 11 Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le pidan! (Jeremías 29:13-14; Marcos 11:24; Juan 14:13; Santiago 1:17)
¿Estás atravesando un momento de dificultad o angustia sin encontrar alivio ni consuelo? Acércate a tu Creador y compártele tus inquietudes. Él es el único capaz de resolver los conflictos de tu alma, cuerpo y espíritu. Envió a su Cristo omnipotente al mundo con autoridad suprema para purificar tus pecados y derramó el Espíritu de Su amor en ti para guiarte hacia la satisfacción, la sabiduría y la integridad. No te agobies constantemente por tus preocupaciones, en cambio, escucha la Palabra de Dios y confía en Sus promesas fieles. No te desorientes. No temas. Acércate a tu Padre celestial y confía en Él con sinceridad, ya que tus pecados han sido a menudo la razón por la que tus oraciones no han sido atendidas. Solicita su perdón. Él espera tu regreso. ¿Cuándo regresarás? Tu Padre celestial te asistirá en tus problemas personales. Además, estará dispuesto a responderte si intercedes por los demás, porque Dios es amor y desea llenar tu corazón con Su amor. ¿Cuántas solicitudes haces para ti mismo, y cuántas oraciones ofreces por los demás? La respuesta a esta pregunta te revelará la razón de la demora en las respuestas a tus oraciones.
No obstante, el Espíritu Santo te guía hacia la voluntad salvadora de Dios y te lleva a Su corazón paternal. No te ofrece ayuda superficial, ni te respalda con dinero y éxito en primer lugar, sino que te fortalece en Su único Cristo. Este Salvador no solo te proporciona la certeza de la salvación, sino que Él mismo te ama.
¿Has percibido el misterio de la escuela de oración del Espíritu Santo? Todo ser humano es malvado y corrupto por naturaleza, pues Cristo nos llamó en su bondad, “malos”. Pero Dios nos ama como un Padre misericordioso, aunque estemos perdidos. Él desea transformarnos por medio de Su Espíritu para que podamos vivir con Él eternamente. ¿Cómo nos acercamos a Él buscando solo los placeres del mundo? Por eso Cristo te invita a entrar en Su evangelio para que busques primero el reino y la justicia de Dios y te esfuerces en difundirlos, sin escatimar esfuerzos para establecerlos en tu entorno, luego tu Padre celestial añadirá lo que necesitas.
A menudo Dios parece demorar en responder a los que le invocan, porque examina sus corazones, tanto si le aman personalmente como si solo solicitan sus dones. Dios espera que confíes plenamente en tus oraciones. Quiere abrir las ventanas del cielo y colmarte a ti y a tus amigos de Sus bendiciones, gracia tras gracia. Persevera en la oración y cree en la presencia de Dios a tu lado, pues Él está dispuesto a estar contigo y a utilizar tu vida para Su gloria. ¿Lo aceptas, le das gracias y lo consideras el centro de tu futuro?
Cristo nos ha enseñado a avanzar paso a paso en nuestras oraciones y a insistir cada vez más en nuestras peticiones individualmente y en grupo. Vengan y reúnanse en oración común para que su Padre celestial los bendiga. Él espera la acción de gracias y las peticiones de sus hijos. Pregúntale primero con dignidad y amor cuál es la mejor solución para tus problemas. Busca el poder de Dios para la salvación de los demás. Llama a Su puerta insistentemente a través de tus oraciones, implorando Su perdón y pidiendo renovación para los que tienen hambre de justicia en tu entorno, pues sin amor por los perdidos, tu oración sigue siendo débil.
¡Qué hermosa es la imagen que Cristo ha dado del padre terrenal, que da a sus hijos ayuda y buen sustento a pesar de su egoísmo en la infancia! No los aplasta con su ira si actúan mal, sino que los educa, porque los ama. Así, Dios solo te da buenos dones. No te rechaza, porque es tu Padre y hace todo lo posible por criar, alimentar y vestir a sus hijos. Cuida del cuerpo, del alma y del espíritu, para que Sus hijos alcancen la madurez espiritual.
Cree en la providencia de tu Padre celestial y dale gracias por Su bondad que fluye sobre ti y tu iglesia. No te canses de orar. Cree en lo que pides en tu oración en el nombre de Cristo, y experimentarás Sus milagros a través de la morada de Su Espíritu y una sabiduría divina al predicar a los perdidos.
La promesa está hecha. Tu Padre celestial saldrá al encuentro de los que vayan a Él. Pide y se te dará; no se te prestará, no se te venderá, sino que se te dará. ¿Y qué hay más gratuito que un regalo? Todo lo que pidas, según la promesa, todo lo que pidas en el espíritu de Jesús, se te dará. Pide y tendrás. No tienes, porque no pides. ¿O acaso no pides correctamente? Lo que no vale la pena pedir, no vale la pena tener, y entonces no vale nada.
El niño debe pedir pan, que es necesario, y pescado, que es sano. Pero si el niño pide tontamente una piedra, o una serpiente, fruta inmadura para comer, o un cuchillo afilado para jugar, el padre es sabio al negárselo. A menudo pedimos a Dios cosas que nos harían daño si las recibiéramos. Él lo sabe, y por eso no nos las da. Las negaciones en el amor son mejores que las concesiones en la ira. Nos habríamos deshecho antes si hubiéramos tenido todo lo que deseábamos.
Examina tus intenciones en tus oraciones comparándolas con el evangelio y ora según lo que hemos aprendido de Cristo en el Padrenuestro, pues estas peticiones tienen respuesta.
ORACIÓN: Oh Padre Misericordioso, nos alegramos, porque Tú no descuidas nuestras pequeñas y grandes preocupaciones, sino que nos respondes siempre. Por favor, perdónanos toda oración egoísta y llénanos de Tu Espíritu Santo para que te amemos y te oremos continuamente por la salvación de nuestros parientes y de los demás. No te dejaremos hasta que los hayas salvado. Enséñanos a pedirte, a buscarte y a llamar insistentemente a la puerta del cielo para que envíes Tu ayuda y sea glorificado Tu santo nombre.
PREGUNTA:
- ¿Por qué nos pide Jesús que oremos constantemente e insistentemente?