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c) El que se conoce a sí mismo en el Señor, no juzga a los demás (Mateo 7:1-6)
MATEO 7:6
6 »No den lo sagrado a los perros, no sea que se vuelvan contra ustedes y los despedacen; ni echen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen. (Mateo 10:11; Lucas 23:9)
No debemos apresurarnos a ofrecer la salvación a los enemigos de la cruz, ni creer que somos capaces de salvar a una persona corrupta, porque solo Cristo es el Salvador, nosotros somos meramente instrumentos en Su bondadosa mano. Muchas personas con mentalidad mundana no están dispuestas a escuchar la Palabra de Dios, la cual rechazan con burla, ni están preparadas para aceptar la unidad de la Santísima Trinidad. Debemos tener cuidado de no revelarles la esencia del evangelio demasiado pronto, ya que no pueden comprenderla de inmediato. No debemos forzarlos a aceptar nuestra visión espiritual sobre el Salvador si la han rechazado. No debemos hablar de manera exagerada sobre nuestra conversión y regeneración, porque no pueden entender esta realidad, a menos que el Espíritu del Señor abra sus oídos a los misterios espirituales, de lo contrario se burlarán de nosotros, nos tentarán y nos tenderán trampas para destruirnos.
Debemos orar para que el Espíritu del Señor se cierna sobre ellos y prepare sus corazones para aceptar Su palabra, para que se iluminen y sean capaces de reconocer lo que es bueno para ellos.
Debemos guiar a todo buscador de la verdad hacia Cristo, no hacia nuestra propia piedad. Los espíritus malignos acechan para destruir a las personas, y si esos espíritus se apoderan de alguien que rechaza a Jesús, pueden habitar en él para que se comporte como los animales y cosas peores. No debemos creer que somos capaces de salvar por nosotros mismos a ese descarriado. Debemos amarlos en nombre de Cristo y respetar incluso a los poseídos. Aunque rechacen y blasfemen a Cristo y no conozcan su perdón, Él también ha muerto por sus pecados.
No debemos juzgar a una persona, ni intentar llevarla a la salvación con nuestra propia habilidad, porque ambas cosas son obra solo de Dios. Dios nos invita a seguir a Su Cristo, declarar Su autoridad y realizar Su poder por nuestra fe. Debemos orar más de lo que pensamos. Debemos sumergirnos regularmente en el evangelio más de lo que hablamos. Nunca debemos juzgar a una persona, sino amarla, bendecirla, soportarla y orar por ella para que el amor de Dios se revele en ella.
Nuestro celo contra el pecado debe estar guiado por la discreción. No debemos ir por ahí dando instrucción, consejo y reprensión a despreciadores empedernidos. Ciertamente no hará ningún bien, sino que los exasperará y enfurecerá hacia nosotros.
ORACIÓN: Oh Padre, por favor, perdónanos nuestro orgullo juzgador. No conocemos ni comprendemos bien a las personas, y no somos mejores que ellas. Límpianos de nuestra altivez e impurezas para que podamos convertirnos en Tus santos hijos, amar a los perdidos y ser santificados bajo Tu protección. Por favor enséñanos a tener misericordia con los malvados y a amarlos. Te pedimos por todos los que están poseídos por demonios, para que los eches fuera de ellos y permitas que Tu Espíritu Santo entre en ellos. Por favor mantennos protegidos bajo la preciosa sangre de Jesús.
PREGUNTA:
- ¿Cómo debemos amar y servir a los que no quieren oír la Palabra de Dios?