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HECHOS - En La Procesión Triunfal De Cristo
Estudios sobre los Hechos de los Apóstoles
PARTE 1 - La Fundación De La Iglesia De Jesucristo En Jerusalén, Judea, Samaria Y Siria - Bajo el patronato de Pedro, guiado por el Espíritu Santo (Hechos 1 - 12)
B - La Extensión Del Evangelio De La Salvación A Samaria Y Siria, Y El Comienzo De La Conversión De Los Gentiles (Hechos 8 - 12)

9. El comienzo de la predicación entre los gentiles mediante la conversión de Cornelio, el centurión (Hechos 10:1 - 11:18)


HECHOS 10:34-43
34 Pedro tomó la palabra, y dijo: —Ahora comprendo que en realidad para Dios no hay favoritismos, 35 sino que en toda nación él ve con agrado a los que le temen y actúan con justicia. 36 Dios envió su mensaje al pueblo de Israel, anunciando las buenas nuevas de la paz por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos. 37 Ustedes conocen este mensaje que se difundió por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan. 38 Me refiero a Jesús de Nazaret: cómo lo ungió Dios con el Espíritu Santo y con poder, y cómo anduvo haciendo el bien y sanando a todos los que estaban oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. 39 Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén. Lo mataron, colgándolo de un madero, 40 pero Dios lo resucitó al tercer día y dispuso que se apareciera, 41 no a todo el pueblo, sino a nosotros, testigos previamente escogidos por Dios, que comimos y bebimos con él después de su resurrección. 42 Él nos mandó a predicar al pueblo y a dar solemne testimonio de que ha sido nombrado por Dios como juez de vivos y muertos. 43 De él dan testimonio todos los profetas, que todo el que cree en él recibe, por medio de su nombre, el perdón de los pecados.

Cuando Cornelio insistió a Pedro para que le revelara su conocimiento de Dios, el más valiente de los apóstoles se iluminó. Se dio cuenta de que la palabra de Dios no sólo se da a los judíos, sino que todo hombre legítimo, ortodoxo y piadoso es digno de oír hablar de Dios y de lo que hizo en Cristo. Esta comprensión supuso una apertura de mente para Pedro y para los creyentes que le acompañaban. Observaron que Cristo había empezado a derribar la barrera entre ellos y los gentiles. Sabían asombrosamente que Dios recibe a personas de todas las naciones, lenguas, tonos de piel y culturas si le buscan con corazón recto y se entrenan en toda buena obra.

Entonces Pedro declaró el fin de la fe cristiana con toda sencillez, y resumió todos sus significados en una declaración y un nombre. Dijo: "Jesucristo es el Señor de todos. Quien recibe al Mediador entre Dios y los hombres obtiene la paz en su conciencia". Este mensaje sobre la reconciliación divina fue depositado primero a los hijos del Antiguo Testamento, que corrieron por todas las ciudades y aldeas judías, Samaria y Galilea. La noticia llegó a Cesarea por medio de Felipe, el diácono que predicó a los judíos y a algunos gentiles. Sin embargo, con la llegada de Pedro a esta ciudad, Cristo abrió el evangelio ceremonialmente a todos los hombres, que la palabra dada a Abraham: “¡Por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!” había tenido su cumplimiento en el apóstol.

A continuación, el apóstol relató a los oyentes los acontecimientos más importantes de la vida de Jesús: cómo bajó de un pueblo montañoso de Galilea al profundo y caluroso valle del Jordán para encontrarse con Juan el Bautista, con quien se reunían muchos de los que anhelaban a Dios. Allí, Dios abrió el cielo. Ungió a Jesús con el Espíritu Santo públicamente, y le dio el poder de servir, de curar todas las enfermedades, de expulsar a los demonios y de predicar el Evangelio. Jesús no trajo pensamientos imaginarios y filosóficos sin realización práctica, sino que practicó lo que dijo, y cumplió la voluntad de Dios proclamada en su evangelio. Pedro y todos los demás apóstoles fueron testigos de la vida de Jesús. Vieron con sus propios ojos cómo vivía en plena armonía con Dios, que actuaba a través de él. Por tanto, la autoridad de Cristo es incuestionable.

Pero lo que ocurrió fue increíble para la mente humana. Los hombres mataron a este Santo de Dios colgándolo en el infame madero preparado para los esclavos fugitivos y los asesinos impuros. Pero Dios demostró la inocencia del amor de su Hijo, y declaró su santidad cuando lo resucitó de entre los muertos. Y Jesús se mostró públicamente, y anduvo entre los vivientes. No se reunió con todo el pueblo de Jerusalén, sino con los elegidos antes por Dios para ser testigos de la resurrección, entre los cuales estaba Pedro. Jesús vivió, comió y bebió con ellos después de su resurrección para demostrarles que tenía un cuerpo verdadero y real en el que había resucitado.

Durante los cuarenta días que transcurrieron entre la resurrección y la ascensión, Cristo les enseñó los misterios del reino de su Padre celestial. Les dijo que Dios le había dado toda la autoridad en el cielo y en la tierra. Así, Jesús es el Juez de todos los hombres y el Señor de los vivos y de los muertos. También Cornelio y todos los que estaban reunidos en su casa eran suyos. Nosotros también lo somos.

Sin embargo, está prohibido tener miedo de este Todopoderoso, pues todos los buenos profetas predijeron que quien cree en el nombre de Jesucristo recibe la remisión de los pecados y no entra en el juicio. Él, que vino de Dios, había obrado una justificación segura para el Día del Juicio, y abrió la puerta de par en par al cielo. Por lo tanto, no tenemos que tener miedo de nuestros pecados, ni temblar ante la justa ira de Dios, porque el Hijo de Dios nos ha lavado de nuestros pecados con su propia sangre, nos ha santificado completamente y nos ha acercado a Dios, nuestro Padre celestial.

El que cree en estos hechos se justifica, y el que recibe el evangelio de la salvación se santifica. Con estas palabras, el más valiente de los apóstoles ofreció la plenitud de la gracia de Jesucristo, por primera vez, a los gentiles, y les concedió el derecho de la expiación de Cristo. Pedro predicó a los oyentes para que creyeran y estuvieran de acuerdo con la voluntad redentora de Dios.

Pedro no demostró los misterios de la redención de Cristo teológica y lógicamente con palabras especiales y profundas reflexiones, sino que dio testimonio de las verdades históricas como testigo de Jesús. La salvación llegó a sus oyentes a través de la mención de estos acontecimientos, y no mediante el reproche de sus pecados o la provocación de sus lágrimas. Pedro les guió para que no lo miraran a él, sino que atrajo a Jesús ante sus ojos, porque sólo la fe en Jesús salva, y el que confía en él es santificado.

En este encuentro, encontramos una confirmación histórica única de la crucifixión de Jesús, ya que el centurión romano nunca habría aprobado el testimonio de Pedro sobre la crucifixión de Jesús si no hubiera ocurrido realmente. Sin embargo, esta verdad era conocida y Pedro la había explicado como una razón para nuestra salvación.

ORACIÓN: Oh Señor Jesucristo, tú eres el Señor de todos los hombres. Los compraste con tu preciosa sangre, y recibiste, después de tu resurrección, toda la autoridad en el cielo y en la tierra. Ayúdanos a someternos completamente a ti, y a aclarar sin temor a todos los hombres que tú eres el único Señor para gloria de Dios Padre.

PREGUNTA:

  1. ¿Cuál es el significado de la afirmación: "Jesucristo es el Señor de todos"?

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