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JUÁN - La Luz Resplandece En Las Tinieblas
Estudio en el Evangelio de Cristo según Juan
PARTE 1 - El Resplandor De La Luz Divina (Juán 1:1 - 4:54)
A - La Encarnación De La Palabra De Dios En Jesús (Juán 1:1-18)

2. Juan el Bautista prepara el camino de Cristo (Juán 1:6-13)


JUÁN 1:6-8
6 Dios envió a un hombre llamado Juan el Bautista 7 para que contara acerca de la luz, a fin de que todos creyeran por su testimonio. 8 Juan no era la luz; era solo un testigo para hablar de la luz.

Dios envió a Juan el Bautista al mundo de las tinieblas para llamar a la gente a acercarse a los rayos de la luz divina. Todo el mundo sabe que muchos pecados se cometen en la oscuridad. Pero quien confiesa su culpa ante Dios, arrepentido y con el corazón quebrantado, ha llegado a la luz. ¿Y tú? ¿Has venido a la luz o sigues escondiéndote en la oscuridad?

El Bautista explicó a la gente la condición de sus corazones. Frente a la ley de Dios, todos son malos. Necesitan el arrepentimiento y un cambio radical para no perecer en el Día del Señor. El llamado hecho por Juan el Bautista sacudió a las multitudes y la gente corrió hacia el que llamaba al arrepentimiento en el desierto. Confesaron abiertamente sus pecados y pidieron ser bautizados en el río Jordán, como símbolo de su purificación del pecado, del ahogo de su egoísmo y de su entrada en la vida nueva a través de los caudales del río.

Dios eligió a Juan el Bautista. Lo iluminó y le encargó que conmoviera a todas las personas para que entraran en razón, cambiaran su forma de pensar y se prepararan para la venida de Cristo. El pueblo del Antiguo Testamento sabía mucho sobre el que viene en nombre del Señor. El profeta Isaías dijo de Él: "El pueblo que camina en oscuridad verá una gran luz. Para aquellos que viven en una tierra de densa oscuridad, brillará una luz." (Isaías 9:2). También dijo en nombre del Señor: "¡Levántate, Jerusalén! Que brille tu luz para que todos la vean. Pues la gloria del SEÑOR se levanta para resplandecer sobre ti." (Isaías 60:1). El Bautista enseñó que la llegada de la luz a las tinieblas no se limita al pueblo del Antiguo Testamento, sino que está abierta a todos. Por eso, el mensaje del Bautista abarcó todo el mundo, de modo que personas de Asia Menor y de todas las demás regiones en torno al Mar Mediterráneo le siguieron durante años después de su muerte.

Miles de personas le siguieron a pesar de su testimonio de que él no era la luz, sino un heraldo enviado antes que Él. No señalaba a la gente hacia sí mismo, sino que la guiaba hacia Cristo. Esta es la clara señal de todos los verdaderos mensajeros de Dios, que no vinculan a sus seguidores a sí mismos, sino sólo a Cristo.

El objetivo del servicio de Juan no era el arrepentimiento y el bautismo, sino la fe en Cristo. Sabía que la gente esperaba que proclamara que él mismo era el Cristo. Pero no cayó en la tentación y preparó el camino para el Señor. Sabía que el Cristo venidero era el que bautizaría a la gente con el Espíritu Santo. Juan también sabía que un arrepentimiento psicológico en un ser humano no es suficiente en absoluto, aunque se bautice para la remisión de los pecados. Más bien, sabía que todos necesitamos una renovación completa de nuestro ser interior. Dios no le dio esta autoridad para cambiar los corazones, como tampoco se la dio a ninguno de los profetas del Antiguo Testamento. Este privilegio estaba reservado a la luz original que crea, la palabra dadora de vida, que es capaz de renovar a una persona con su autoridad cuando cree en su nombre y se hace receptivo a su luz. De este modo, Juan condujo a las multitudes a la fe en Cristo, sabiendo que sólo la fe las llevará a la nueva era.

Apolos era un filósofo vehemente y diligente, que seguía la enseñanza de Juan el Bautista. Predicó eficazmente en nombre de Cristo sin experimentar de verdad la luz del nuevo pacto. Pero cuando se entregó a Cristo, la luz entró en su corazón y se convirtió en luz en el Señor y un faro en las tinieblas. Así alumbró a muchos (Hechos 18:24-28)

ORACIÓN: Oh, Señor Cristo, te magnificamos y te damos gracias porque eres la luz del mundo y la esperanza de los pobres miserables. Iluminaste las tinieblas de nuestros corazones, revelaste nuestros pecados y nos los perdonaste. Te damos gracias porque nos hiciste hijos de la luz y nos liberaste para la vida eterna. Te pedimos que los rayos de tu luz lleguen a nuestros amigos y familiares para que experimenten el verdadero arrepentimiento y por la fe entren en tu gran luz.

PREGUNTA:

  1. ¿Cuáles son los principales objetivos en el servicio de Juan el Bautista?

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