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MATEO - ¡Arrepiéntanse, Porque El Reino De Cristo Está Cerca!
Estudios sobre el Evangelio de Cristo según Mateo
PARTE 2 - CRISTO ENSEÑA Y MINISTRA EN GALILEA (MATEO 5:1 - 18:35)
D - LOS JUDÍOS INCRÉDULOS Y SU ENEMISTAD CON JESÚS (MATEO 11:2 - 18:35)
2. EL CRECIMIENTO ESPIRITUAL DEL REINO DE LOS CIELOS: CRISTO ENSEÑA EN PARÁBOLAS (MATEO 13:1-58) -- LA TERCERA RECOPILACIÓN DE LAS PALABRAS DE CRISTO

a) La parábola del sembrador (Mateo 13:1-23)


MATEO 13:18-23
18 »Escuchen ahora lo que significa la parábola del sembrador: 19 Cuando alguien oye la palabra acerca del reino y no la entiende, viene el maligno y arrebata lo que se sembró en su corazón. Esta es la semilla sembrada junto al camino. 20 El que recibió la semilla que cayó en el suelo lleno de piedras es el que oye la palabra y de inmediato la recibe con alegría. 21 Pero como no tiene raíz, dura poco tiempo. Cuando surgen problemas o persecución a causa de la palabra, enseguida se aparta de ella. 22 El que recibió la semilla que cayó entre espinos es el que oye la palabra, pero las preocupaciones de esta vida y el engaño de las riquezas la ahogan. Por eso, la semilla no llega a dar fruto. 23 Pero el que recibió la semilla que cayó en buen terreno es el que oye la palabra y la entiende. Este sí produce una cosecha hasta cien, sesenta y treinta veces más».
(Mateo 6:19-34, Marcos 4:13-20, Lucas 8:6-15, 1 Timoteo 6:9)

Las parábolas de Cristo se refieren a hechos comunes y cotidianos, no a nociones filosóficas, especulaciones o fenómenos inusuales de la naturaleza. Son aplicables a los asuntos que se abordan, tomadas de realidades evidentes que se ven todos los días y están al alcance de las mentes más sencillas. Muchas de ellas están inspiradas en entornos agrícolas, como la del sembrador y la de la cizaña. Cristo eligió este enfoque para simplificar los principios espirituales y, a través de similitudes familiares, facilitar su comprensión. Así, las acciones comunes pueden ser espiritualizadas, permitiendo que, al observar estas cosas, meditemos con gozo en los caminos de Dios. De esta manera, cuando nuestras manos están ocupadas con los problemas cotidianos, estas enseñanzas nos ayudan a mantener nuestros corazones en el cielo.

La Palabra del evangelio es la Palabra del reino. Es la Palabra del Rey, y donde está su Palabra, hay poder (Eclesiastés 8:4). El sembrador que esparce la semilla es nuestro Señor Jesucristo, tanto él mismo como su cuerpo de ministros. Los ministros son colaboradores de Dios (1 Corintios 3:9). El terreno en el que se siembra esta semilla son los corazones de los hombres, que tienen diferentes cualidades y características, y por lo tanto, distintos niveles de receptividad a la palabra.

El corazón del hombre es como la tierra, capaz de mejorar y dar buenos frutos. Es una lástima que a menudo esté en barbecho o como el campo del hombre perezoso (Proverbios 24:30). El alma es el lugar adecuado para que la Palabra de Dios habite, trabaje y gobierne. Actúa en la conciencia, encendiendo la luz del Señor. Nuestro corazón determina cuánto obra en nosotros la Palabra de Dios o el mal del mundo. Algunas tierras, aunque se siembren con buena semilla, no producen fruto; mientras que la tierra buena da fruto en abundancia. Así sucede con los corazones de los hombres; los diferentes caracteres están representados por cuatro tipos de terreno, de los cuales tres son malos y uno es bueno.

¿Qué ha producido en ti la semilla del evangelio: nada, algo, o mucho? Estudia esta parábola a la luz de la interpretación que nos presenta Jesús para reconocer quién eres. Pídele a Cristo que te convierta en buena y fértil tierra. Pídele también que cambie tu mente para que puedas estudiar la Palabra de Dios con alegría y diligencia. Que tu principal preocupación sea la lectura continua y cuidadosa de la Biblia para que puedas actuar en consecuencia y dar mucho fruto.

Ten cuidado de no ser demasiado celoso o demasiado superficial al escuchar el evangelio sin arrepentimiento. La falta de verdadero arrepentimiento produce arrogancia, y puede compararse con un hombre que construye su casa sobre la arena sin una buena base. Jesús eligió a sus apóstoles entre los discípulos de Juan el Bautista porque se arrepentían de verdad. Sin embargo, las multitudes que acudían a él por los milagros que hacía lo abandonaron inmediatamente cuando surgió la persecución, ya que su venida no era por arrepentimiento y salvación, sino por interés propio y no espiritual.

Además, pídele a tu Señor que te ayude a superar tus preocupaciones e inquietudes, y que te libere del amor al dinero para que busques primero el reino de los cielos y su justicia. Entonces, descubrirás que Dios mismo cuida de ti y te bendice.

La persecución está representada en la parábola por el sol abrasador. El mismo sol que calienta y nutre lo que está bien arraigado, marchita y quema lo que tiene raíces superficiales. La palabra de Cristo, al igual que la cruz de Cristo, es para algunos "olor de vida que los lleva a la vida”, y para otros "olor de muerte que los lleva a la muerte". La misma tribulación que lleva a unos a la apostasía y ruina, obra en otros “una gloria eterna que vale muchísimo más”. Las pruebas que sacuden a unos, ¡confirman a otros!

Observa cuán pronto caen aquellos que no están bien arraigados; tan rápido como maduran, se pudren. Una profesión de fe tomada sin consideración suele abandonarse sin tan siquiera pensar.

Sin duda, su bendita Palabra puede dar mucho fruto en ti, al igual que la semilla que cae en buena tierra produce una espiga dorada y llena sin cambiar su esencia ni perder ninguna de sus características. Por lo tanto, no produzcas tu propio fruto basado en tus pensamientos e intenciones; deja que la Palabra de Dios se multiplique en tu vida. La prosperidad y la vida son su favor, no el nuestro.

El factor distintivo de la buena tierra respecto al resto es ser, en una palabra, “fructífero”. Por esto, los verdaderos cristianos se distinguen de los hipócritas en que dan “frutos de justicia”. “Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos” (Juan 15:8). No dice que esta buena tierra no tenga piedras o espinas, sino que no hay ninguna que impida su fertilidad. Los santos, en este mundo, no están perfectamente libres de los restos del pecado; pero están felices de haber sido liberados de su dominio.

ORACIÓN: Oh Padre, mi corazón es duro, lento, superficial y perverso. Por favor, rompe mi orgullo, vence mis intenciones inútiles y abre mis oídos para escuchar tu palabra. Dame una voluntad firme para estudiar la Biblia con perseverancia. Dispón mi tiempo y mi voluntad para que cada día pueda entrar profundamente en tu santa Biblia, la cual ilumina mi corazón y me establece en la verdadera fe, el amor activo y la esperanza viva.

PREGUNTA:

  1. ¿Cuáles son las cuatro clases de oyentes del evangelio?

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