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ROMANOS - El Señor es nuestra Justicia
Estudios en la Epístola de Pablo a los Romanos
PARTE 1 - La justicia de Dios condena a todo pecador, y justifica y santifica a todo creyente en Cristo (Romanos 1:18 - 8:39)
A - Todo el mundo está bajo el maligno, y Dios juzgará a todos en justicia (Romanos 1:18 - 3:20)
2. La ira de Dios es revelado contra los judíos (Romanos 2:1 - 3:20)

a) El que juzga a otros se condena a sí mismo (Romanos 2:1-11)


ROMANOS 2:6-11
6 El cual pagará a cada uno conforme a sus obras; 7 vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, 8 pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; 9 tribulación y angustia sobe todo ser humanos que nace lo malo, el judío primeramente y también el griego. 10 pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego; 11 porque no hay acepción de personas para con Dios.

Querido hermano, ¿conoces los principios que tienen que ver con el juicio de Dios? Todo hombre va corriendo hacía la hora crítica, pero el sabio y prudente es el que se prepara para aquella hora. El apóstol de la gracia claramente nos revela que en el Juicio Final nuestras obras buenas y malas serán examinadas como base para juzgarnos. En Mateo 25 Cristo nos explica que la práctica del amor hacia los que están despreciados, rechazados, menospreciados, pobres y simples es lo que es agradable en los ojos de Dios. Cristo no mencionó el ayuno, la oración, peregrinaciones, y dar limosnas como buenas obras, sino la práctica muestra de bondad hacia los necesitados.

Das a conocer, por medio de tus hechos secretos de caridad, si tu corazón es duro o tierno, orgulloso o misericordioso. ¿Eres un hombre educado que muestra desprecio y rechazo hacía los simples e ignorantes? ¿El amor de Cristo te impulsa hacía los que están incapacitados, abandonados, enviudados o huérfanos? Serás premiado solo por tus obras de amor, y no por tu oración u observación estricta de las formas externas de la religión.

Pablo te muestra el único camino para poder derramar el amor de Dios por medio de nuestros corazones. El que dirige su mente hacia la gloria de Dios, y no va corriendo tras las riquezas y honores de esta vida, se acerca a Dios, y llega a ser cambiado en su misericordia. El que busca la gloria de Dios llega a ser quebrantado de su propio orgullo, y no busca honores para sí mismo. Tal persona penitente abre su corazón al perdón de Dios, y se escuda en la misericordia de Dios. Todos los que se dan cuenta de su inmortalidad buscan la vida eterna, la aceptan con fe, y participan en los designios del Espíritu eterno. Por lo tanto, ten cuidado, no eres salvo por tus propias obras, pero tu anhelo para Dios atrae su poder en tu debilidad, y su amor conquista tu alma para que puedas llevar a cabo los propósitos de su amor. ¿Buscarás a Dios para vivir para siempre?

El que hace lo malo, no lo hace porque nació como vaso de ira predestinado y preparado para destrucción, sino porque no está dispuesto a obedecer la verdad. Las malas obras no se hacen de repente, por sí solas. Son el resultado de un desarrollo largo en el sentido equivocado. Nuestras conciencias están en contra de todas las obras malas. Nos reprenden y nos avisan para no entristecer el Espíritu Santo de Dios. No obstante, la persona que llega a ser obstinado y rechaza la voz de Dios, el que se entrega al espíritu de la desobediencia, comete su crimen sin prudencia, ni arrepentimiento, sofocando su conciencia. Nuestros malos hechos son el resultado de sucumbir a las tentaciones alrededor nuestro: a las malas películas, libros y compañeros, y aun a los malos pensamientos de nuestros propios corazones, los cuales nos atraen hacia el mal.

El que se opone al llamamiento del Espíritu de Dios cae al juicio, habiendo cerrado su corazón contra el don de Dios, ha despreciado al Altísimo, provocando su ira. El castigo de Dios ciertamente caerá sobre todos los desobedientes, acarreando problemas y sufrimiento. ¿Vives en el poder de Cristo, en el nivel del amor, o caerás bajo la ira del Juez justo? No puedes eludir la respuesta de esta pregunta. Así que, prepárate para el día en el cual se separará lo bueno de lo malo.

En su afirmación que el juicio cae primeramente sobre los judíos, Pablo quería decir que el viejo pacto puso una responsabilidad seria sobre ellos, y Dios les pedirá cuentas. El judío quien por la obra del Espíritu Santo se acerca a Dios, brillará con la gloria del Glorioso. Pero el judío que continúa en su dureza de corazón será humillado delante de los demás, será arrojado hasta el infierno, porque no permitió que el Espíritu de Dios cambiase el espíritu de desobediencia en él.

Los griegos, mongolas, y negros, juntamente con todas las razas y lenguas, tienen el derecho de acercarse a Dios, porque él es Creador de todo hombre, y no practica racismo. Todos le son iguales. Aun el genio rico perderá su fama ante la hermosa gloria de Dios. No somos nada delante del Creador de todos. Las madres quienes sirven en sus casas y los hermanos humildes probablemente brillarán en el Espíritu de Cristo más que los obispos, los líderes importantes y las súper estrellas.

Dios nos medirá con la medida de su amor. El que permite que el amor divino le cambie será aceptado. Pero el que endurece su corazón, y se ama a sí mismo más que a otros, éste caerá de Dios y será aborrecido. El Señor es justo y fiel. Con él no hay acepción de personas.

Reconocemos que no hay nadie justo en sí mismo, o misericordioso como Dios. Pero el que se extiende hacia la fuente de amor llegará a ser justo, porque el poder del Padre celestial les cambia a todos los que le buscan. No pienses que tal cambio y preparación para el acto de la misericordia de Dios puede ocurrir rápidamente. La victoria sobre nuestro orgulloso ego necesita tiempo, y solo hay pocos que quieren llegar a ser siervos para los que caen. Por este motivo Jesús fue delante de nosotros y comió con adúlteros y cobradores de impuestos, para que podamos negar nuestros corazones duros y recibir un corazón tierno, y amar a pecadores como Dios los ama.

¿Sabías cuál es el premio para los que continúan en hechos  de amor con perseverancia? Dios vestirá a todos los que están abiertos al espíritu de gracia con su propia gloria. Por lo tanto, el final divino para los hombres no es menos que su primer designo. Creó al hombre a su imagen y quería derramar toda su gloria y sus cualidades en este vaso. El Altísimo honra a los que tienen misericordia sobre los imposibilitados. Su paz mora en los corazones de aquellos que están rechazados y marginados por causa de su justicia.

El final del juicio es separar a los compasivos, lo que fueron transformados a la gloria de Dios, de los que han endurecido sus corazones al el Espíritu Santo en sus acercamientos hacía ellos. Ellos descenderán rápidamente a los tormentos eternos del Infierno. No te engañes, Dios no será burlado. Lo que el hombre sembrare esto también segará.

ORACION: Oh Señor, mi amor es poco, y mi egoísmo grande. Soy sucio delante de ti. Perdona mis pecados. Abre mis ojos a los hechos de tu amor. Guíame a la vida de sacrificio y buenas obras, porque no hay nada bueno en mí. Sálvame de mí mismo, y llena mi corazón con tu amor para que pueda buscar a los rechazados y aborrecidos, y sentarme con las masas y amarles, y bendecirles, tal como tú buscabas a los que se perdían para salvarlos.

PREGUNTA:

  1. ¿Qué son los principios divinos en el Juicio Final?

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