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7. El regreso a Antioquía de Siria y la presentación del relato del ministerio a los hermanos de allí (Hechos 14:24-28)
HECHOS 14:24-28
24 Atravesando Pisidia, llegaron a Panfilia, 25 y, cuando terminaron de predicar la palabra en Perge, bajaron a Atalía. 26 De Atalía navegaron a Antioquía, donde se los había encomendado a la gracia de Dios para la obra que ya habían realizado. 27 Cuando llegaron, reunieron a la iglesia e informaron de todo lo que Dios había hecho por medio de ellos, y de cómo había abierto la puerta de la fe a los gentiles. 28 Y se quedaron allí mucho tiempo con los discípulos.
Pablo y Bernabé regresaron después de un largo viaje. Bajaron a la orilla del mar, y predicaron en la ciudad de Perga, al sur de Anatolia. No leemos nada sobre la fundación de una iglesia allí, pues el Espíritu Santo no envió a los apóstoles a la costa, sino a las montañas y a las calurosas llanuras interiores. Así pues, salieron vacilantes de la ciudad, entraron en el puerto de Antioquía y navegaron hacia el este, de vuelta a Antioquía de Siria, a la amada iglesia de la que el Espíritu Santo los eligió para una obra que en aquel momento era oscura. Sin embargo, a su regreso de este primer viaje misionero, quedó claro que la obra del Espíritu Santo era la que estaba prevista desde la eternidad: la fundación de iglesias formadas por gentiles y judíos conversos. Este milagro, que se había concretado en Antioquía de Siria, continuó ahora, pues el Espíritu Santo encontró frutos similares en cada país por el que pasaron.
De este modo, también quedó claro que la puerta se abrió de par en par a los gentiles. ¿Están los creyentes preparados para entrar por esta puerta y predicar a los pueblos? Los llamados de los gentiles entraron por esta puerta abierta a la comunidad de Cristo. No sólo los judíos son elegidos para pactar con Dios, sino que todos los que creen en Cristo experimentan que se les abre la puerta al Dios santo, porque la sangre de Cristo nos purifica, y el Espíritu Santo nos regenera. El que crea se salvará.
Con gran alegría, Pablo y Bernabé convocaron a todos los miembros de la iglesia a reunirse, pues habían orado por ellos, día y noche, durante su largo viaje, para que fueran guiados y guardados por Dios. Los apóstoles contaron agradecidos lo que Cristo había obrado a través del servicio de ambos. Entonces todos se alegraron y glorificaron a Dios, al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. El relato de su viaje misionero fue un mar de acción de gracias y de alabanza al Señor Jesús, pues la predicación, en su esencia, era un agradecimiento por el Gólgota.
Pablo y Bernabé descansaron en la comunión de los hermanos maduros, y volvieron a experimentar los diversos y ricos dones que Cristo había dado a la iglesia en esta capital. Magnificaron en conjunto la gracia divina que se da a los que creen en Cristo y sirven al mundo en el poder del Espíritu Santo.
ORACIÓN: Oh Señor Jesucristo, te magnificamos porque invitaste a todos los hombres a tu reino. También te dirigiste a nosotros, nos confirmaste tu salvación, nos resucitaste de la muerte en los pecados, nos purificaste con tu sangre y nos enviaste a predicar a nuestros amigos. Ayúdanos a caminar con humildad y abstinencia, en la alegría de tu Espíritu, obedeciendo cada día su guía.
PREGUNTA:
- ¿Cuál fue la nueva noción que los dos apóstoles experimentaron como resultado de su predicación durante su primer viaje?