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HECHOS - En La Procesión Triunfal De Cristo
Estudios sobre los Hechos de los Apóstoles
PARTE 2 - Informes Sobre La Predicación Entre Los Gentiles Y La Fundación De Iglesias Desde Antioquía Hasta Roma - A Través Del Ministerio De Pablo, El Apóstol Comisionado Por El Espíritu Santo (Hechos 13 - 28)
A - El Primer Viaje Misionero (Hechos 13:1 - 14:28)

4. La fundación de la Iglesia de Iconio (Hechos 14:1-7)


HECHOS 14:1-7
1 En Iconio, Pablo y Bernabé entraron, como de costumbre, en la sinagoga judía y hablaron de tal manera que creyó una multitud de judíos y de griegos. 2 Pero los judíos incrédulos incitaron a los gentiles y les amargaron el ánimo contra los hermanos. 3 En todo caso, Pablo y Bernabé pasaron allí bastante tiempo, hablando valientemente en el nombre del Señor, quien confirmaba el mensaje de su gracia haciendo señales y prodigios por medio de ellos. 4 La gente de la ciudad estaba dividida: unos estaban de parte de los judíos, y otros de parte de los apóstoles. 5 Hubo un complot tanto de los gentiles como de los judíos, apoyados por sus dirigentes, para maltratarlos y apedrearlos. 6 Al darse cuenta de esto, los apóstoles huyeron a Listra y a Derbe, ciudades de Licaonia, y a sus alrededores, 7 donde siguieron anunciando las buenas nuevas.

Pedro y Bernabé no huyeron inconscientemente de Antioquía dejando Anatolia, sino que siguieron su camino acompañando a Jesucristo en su procesión triunfal, y llegaron a Iconio, otro centro económico de Anatolia. Vemos cómo entraron primero en la sinagoga de los judíos, pues se habían sometido a las profecías del Antiguo Testamento, sabiendo que los judíos debían escuchar primero el evangelio de la salvación, y luego recibirlo o rechazarlo.

Pronto se formó en Iconio una vigorosa iglesia de judíos que creían en Cristo y de gentiles regenerados. Como Lucas nos registró (en el capítulo 13) un sermón modelo de Pablo en la sinagoga de los judíos en Antioquía, así fue su predicación también en Iconio. Y cuando la gente entró en tropel en la vastedad de Cristo, y recibió su vida eterna, el jefe de la sinagoga de los judíos se volvió envidioso. Se opuso a la interpretación de Pablo de la Ley, y blasfemó contra el Jesús vivo que fue crucificado. Entonces ocurrió una última y dolorosa separación, que no era la intención de Pablo. Esta separación no fue el resultado de una predicación equivocada, ni de ninguna altanería o egoísmo por parte de Pablo, sino que fue el resultado inevitable de la revelación del verdadero evangelio. La palabra de Dios salva o endurece. O libera o ata. Debemos considerar el refinamiento espiritual en la iglesia, y toda separación en humildad por la causa del evangelio como una gran gracia.

¿Por qué muchos de los judíos no creyeron en Jesús de Nazaret, el Cristo crucificado y el Señor de los cielos? Lucas nos escribe que, a pesar del conocimiento, del reconocimiento y de la atracción del Espíritu de Dios, no querían creer. Su mente y su voluntad estaban en contra de Dios y no estaban dispuestos a recibir la gracia, porque habían construido su fe y su justicia sobre sus propias obras y su capacidad humana. Así, rechazaron el necesario arrepentimiento y no se comprometieron con Cristo. Odiaban al Salvador, que decía ser el único camino hacia Dios. Incluso hoy en día, el hombre no estará preparado para recibir a Cristo si se detuvo en la ley, pensando que era el camino correcto hacia el cielo. Este pobre hombre se engaña a sí mismo, pues no se dio cuenta de su ahogo en los pecados. Su confianza en su propia piedad le impide el arrepentimiento, y la confesión de y el quebrantamiento por sus pecados. Este hipócrita engreído piensa que no necesita a Jesús, el Salvador, y rechaza la mano que le tiende para rescatarlos. ¿Necesitas a Jesús? ¿Conoces tu yo débil y pecador? ¿Te aferras a tu Salvador día y noche?

Lucas llamó hermanos a Pablo y a Bernabé, porque cooperaron con gran amor y humilde armonía en la hermandad del Espíritu Santo. Ninguno de ellos buscaba lo suyo, ni hacía nada por separado, sino que oraban juntos, y participaban en la proclamación del triunfo de Cristo.

Ambos percibieron el odio creciente. Sin embargo, no huyeron, sino que siguieron dando testimonio a las nuevas iglesias de la plenitud del poder de Cristo, de que se producían curaciones y maravillosas señales, gracias a la creciente fe de la iglesia, lo que indicaba la presencia del Cristo viviente entre ellos. La predicación se hizo cada vez más fuerte, y la gracia de Cristo no ha disminuido desde entonces, pues está dispuesto a hacer descender sus dones a los creyentes en función al testimonio de éstos. Así, la gracia y la fe fueron los elementos básicos de la predicación de los apóstoles.

La separación en la sinagoga de los judíos se extendió por toda la ciudad, de modo que cada familia se dividió en dos grupos: el primero se inclinaba por los judíos y sus intereses comerciales, y por la tranquilidad de la ciudad. Por eso odiaban el nuevo pensamiento y estaban dispuestos a expulsar a Pedro junto con su espíritu agitador. Pero el segundo grupo percibía el poder de Cristo. Deseaban llevar a cabo su triunfo, y rogaban por la morada de la bendición de Dios en aras del avivamiento y el desarrollo espiritual de la ciudad. El nuevo pensamiento chocó con la vieja tradición, y los inflexibles no supieron vencer al grupo del amor de Dios, pues los hechos y las palabras de los apóstoles alumbraron como lámparas brillantes en la oscuridad. Y cuando los judíos no pudieron vencer espiritualmente a Pablo y Bernabé, se aliaron secretamente con los gobernantes y personas de alto rango de la ciudad para atormentar a los dos apóstoles y apedrearlos. Recurrieron a la violencia y al asesinato, porque su espíritu legalista no podía vencer al libre Espíritu Santo.

Los apóstoles se dieron cuenta de antemano de esta intención y salieron de Iconio huyendo a otra ciudad, pues la muerte por la causa de Cristo no es el único mandato del Señor. A veces es más importante vivir por su causa para que continúe el servicio de su nombre y la proclamación de su palabra. Así que escucha atentamente lo que el Espíritu Santo te dice en tu condición. No te sorprendas si te encuentras con problemas, persecuciones, insultos y presiones dolorosas por causa del nombre de Jesús, pues el apóstol de los gentiles huía de una ciudad a otra, de un país a otro, y se armaba de valor en cada ocasión. No le importaba el odio de sus perseguidores, sino que predicaba la grandeza de la salvación de Cristo a tiempo y fuera de tiempo. Así que ora, querido hermano, y escucha la guía del Espíritu Santo. No te quedes callado, sino predica con valentía la grandeza del amor de Cristo, para que seas investido del poder de lo alto.

ORACIÓN: Te damos las gracias, Señor, porque fortaleciste a Pablo y a Bernabé para que no se volvieran pesimistas a pesar de la persecución y los problemas. Les diste poder, les guiaste y les animaste a glorificar tu santo nombre. Por favor, ayúdanos a no temer a nadie, sino a glorificar tu nombre con audacia y prudencia en tu Santo Espíritu.

PREGUNTA:

  1. ¿Por qué Pablo y Bernabé huyeron de una ciudad a otra?

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