Previous Lesson -- Next Lesson
3. Predicación en Antioquía de Anatolia (Hechos 13:13-52)
HECHOS 13:44-52
44 El siguiente sábado casi toda la ciudad se congregó para oír la palabra del Señor. 45 Pero, cuando los judíos vieron a las multitudes, se llenaron de celos y contradecían con maldiciones lo que Pablo decía. 46 Pablo y Bernabé les contestaron valientemente: «Era necesario que les anunciáramos la palabra de Dios primero a ustedes. Como la rechazan y no se consideran dignos de la vida eterna, ahora vamos a dirigirnos a los gentiles. 47 Así nos lo ha mandado el Señor: »“Te he puesto por luz para las naciones, a fin de que lleves mi salvación hasta los confines de la tierra”». 48 Al oír esto, los gentiles se alegraron y celebraron la palabra del Señor; y creyeron todos los que estaban destinados a la vida eterna. 49 La palabra del Señor se difundía por toda la región. 50 Pero los judíos incitaron a mujeres muy distinguidas y favorables al judaísmo, y a los hombres más prominentes de la ciudad, y provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé. Por tanto, los expulsaron de la región. 51 Ellos, por su parte, se sacudieron el polvo de los pies en señal de protesta contra la ciudad, y se fueron a Iconio. 52 Y los discípulos quedaron llenos de alegría y del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo guió a Pablo y lo condujo desde la hermosa isla de Chipre, que se aisló rechazando el evangelio de Cristo, hasta Antioquía de Anatolia, en una región árida donde se vieron las señales del Espíritu, pues toda la ciudad se conmovió por el testimonio de los apóstoles. Durante siete días, entre dos sábados, Pablo y Bernabé hablaron bastante con la gente hambrienta de justicia, y anunciaron la nueva esperanza en Jesús, que el campo del Señor en Antioquía quedó arado y regado. Y cuando los ancianos de la sinagoga de los judíos vieron que muchos de los gentiles corrían a su sinagoga, no para convertirse al judaísmo, sino para recibir la remisión de los pecados no por la ley, sino por la fe en el que había resucitado de entre los muertos, blasfemaron contra Jesús, rechazando el evangelio. ¡Qué terrible es ver a cientos de personas hambrientas esperando el mensaje de salvación, mientras los ancianos de los judíos gritan contra Pablo y le contradicen para que no pueda hablar o continuar su discurso!
Entonces, el apóstol detuvo su discurso, y se dirigió directamente a los judíos, diciendo de todo corazón, con gran énfasis: "El Espíritu Santo me ha guiado hasta ustedes para que escuchen primero el mensaje de salvación, pues tienen parte y derecho en él desde la elección de sus padres, pero como no se consideran dignos de recibir la vida de Cristo, siguen en muerte espiritual como siervos de la ley sin perdón, creyendo erróneamente en la autojustificación. Caerán en un juicio más severo con Dios. Como sus hermanos en Jerusalén rechazaron al verdadero Cristo de Dios, así lo hacen también ustedes.”
Sin embargo, no sólo estamos vinculados a los miembros del Antiguo Testamento, sino que Cristo también nos envió a los gentiles. Con esta predicación mundial cumplimos la profecía de Isaías, quien testificó que Cristo es la Luz de los Gentiles (Isaías 49: 6) y el Fundador de la salvación para el mundo entero.
Con una fe fuerte, Pablo tuvo el coraje de entender esta profecía concerniente a sí mismo, y fundamentó su oficio de apóstol de los gentiles por medio de esta profecía del profeta Isaías. Pablo estaba en Cristo. No irradiaba su propia luz, sino la luz de Cristo en él. Cristo salvó a través de él a cientos de millones hasta ahora. Nadie nos aclaró el significado de la justificación, la santificación y la redención en Cristo como lo hizo este apóstol, que fue guiado por el amor de Dios.
La gran multitud escuchó atentamente esta lucha y reproche entre los dos apóstoles y los judíos, y vieron que los judíos estaban cargados de celo, odio, ira y blasfemia, mientras que Pablo y Bernabé permanecían pacíficos en amor y dolor, llenos de humildad y seriedad. Dejaron claro que no sólo los judíos son elegidos para salvación, sino también todo creyente en Jesucristo, si realmente cree en él. Los oyentes sintieron el amor de Dios en los oradores, y confiaron en el Espíritu que hablaba a través de ellos, más que entender los significados profundos de sus grandezas.
Muchos gentiles recibieron con alegría el testimonio de los dos apóstoles y creyeron que la salvación era para todos los hombres. Se alegraron mucho. Pero no todos eran maduros para una fe fuerte y prudente. El primer calor los debilitó. Sólo los que se adentraron más en la salvación continuaron en Cristo, y se comprometieron completamente con el Salvador. Todos fueron invitados, pero sólo unos pocos fueron elegidos. Lucas explicó este misterio que Dios conoce los corazones, y sólo los que están preparados reciben la vida eterna. Nadie viene a Jesús si el Padre celestial no lo atrae. Sabemos que Dios desea que todos los hombres se salven. Pero no todos vienen. Cada creyente contiene en sí mismo un gran misterio. Nuestra fe es un regalo y un privilegio de Dios. ¿Le das las gracias a Jesús por ello? ¿Sabes que toda incredulidad es una ofensa, y que quien rechaza a Jesús será condenado en el Día del Juicio?
Los que estaban llenos de salvación difundieron la alegría del Espíritu Santo desde el centro de Antioquía a todos sus alrededores. Todo avivamiento aparece en un rayo de predicación como éste. Es evidente que los que dieron testimonio del evangelio no recibieron ningún pago, ni nadie los guió a ningún lugar determinado. Pero el Espíritu Santo actúa en los que siguen a Cristo.
Pero el espíritu satánico también actúa espontáneamente en todos los religiosos profesantes que pretenden guardar la ley. Los judíos de Antioquía de Anatolia se acercaron con celo a las mujeres de Antioquía e influyeron en ellas para que presionaran a sus maridos a fin de que expulsaran de su ciudad a los que se desviaban. El engaño y la autoridad son los medios opuestos contra la difusión del Evangelio. Pero el Espíritu del Señor triunfó en los creyentes que soportaron la persecución con paciencia, y se fortalecieron bajo la presión en la alegría del Espíritu Santo.
Pablo y Bernabé salieron de la ciudad y sacudieron el polvo de sus pies contra ella, como Cristo había ordenado a sus discípulos que hicieran cuando fueran rechazados, para entregar a los que los rechazaban al juicio de Dios. ¿Te has llenado de la alegría del Espíritu Santo? ¿O rechazas la salvación de Cristo para caer en el juicio de Dios?
ORACIÓN: Oh Señor Jesús, te damos gracias porque salvaste a todos los hombres en la cruz y concediste a cada creyente el Espíritu de tu vida. Te pedimos por cada ciudad de nuestra nación para que elijas a los que están dispuestos a escuchar tu llamado y a llenarse de tu evangelio para que sean la luz del mundo.
PREGUNTA:
- ¿Cómo testificó Pablo su derecho a predicar a los gentiles? ¿Cómo se hizo realidad esta fe en los idólatras?