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3. La higuera estéril maldecida (Mateo 21:18-22)
MATEO 21:18-22
18 Muy de mañana, cuando volvía a la ciudad, tuvo hambre. 19 Al ver una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no encontró nada más que hojas. —¡Nunca más vuelvas a dar fruto! —le dijo. Y al instante se secó la higuera. 20 Los discípulos se asombraron al ver esto. —¿Cómo es que se secó la higuera tan pronto? —preguntaron ellos. 21 —Les aseguro que si tienen fe y no dudan —respondió Jesús—, no solo harán lo que he hecho con la higuera, sino que podrán decir a este monte: “Quítate de ahí y tírate al mar”, y así se hará. 22 Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en oración. (Marcos 11:12-14, 20-24, Lucas 13:6, Mateo 17:20)
Cuando Cristo regresó a Jerusalén, sintió hambre. Siendo "el Hijo del Hombre", se sometió a las debilidades de la naturaleza. Estaba tan concentrado en su obra que descuidó su alimento. El celo por la casa de Dios lo consumía, y su comida y bebida era hacer la voluntad de su Padre. No buscó complacerse a sí mismo, sino que prefirió desayunar higos verdes y crudos cuando era necesario que comiera algo.
Cristo experimentó el hambre para tener la ocasión de realizar este milagro. Al hacer que la higuera estéril se marchitara, demostró su justicia y su poder.
Quiso mostrar a sus discípulos la necesidad espiritual de la nación a través de un ejemplo visible. Maldijo la higuera porque solo tenía hojas. Su palabra hacia ese árbol fue una profecía sobre el futuro de los judíos y, al mismo tiempo, una advertencia a las naciones: El juicio de Dios caerá sobre ellas si no viven conforme a lo que predican, dando así fruto para Dios.
¿Cuáles son los frutos buenos que Jesús busca en nosotros? Son la fe, el amor y la esperanza. Vivir con Cristo permite que estos frutos crezcan en nosotros.
Cristo no busca en nosotros pensamientos filosóficos, creencias complejas, el cumplimiento de cientos de leyes o la memorización de versículos bíblicos. Más bien, busca nuestra salvación, santificación y participación en su naturaleza divina. De este modo, nos alejamos de la corrupción y vivimos en pureza, prudencia y amor, mientras rendimos nuestro servicio a Dios y a los demás.
La maldición de la higuera estéril expresa el juicio de Cristo sobre los hipócritas en general. Nos enseña que el fruto de una higuera puede esperarse justamente de aquellos que tienen hojas. Cristo busca resultados espirituales en quienes profesan tener fe. Tiene hambre de ello; su alma desea los primeros frutos maduros. Sin embargo, sus expectativas a menudo se ven frustradas por las actitudes y vidas de muchos que se dicen creyentes. Él viene buscando fruto, pero solo encuentra hojas. Muchas personas tienen fama de estar vivas, pero en realidad no lo están. Se interesan en la apariencia de la piedad, pero niegan su poder.
La verdadera fe no se alcanza solo con pensamientos, sino con una comunión viva con el poder de Cristo. Quienes viven con él oran conforme a su voluntad y experimentan su poder. Sus vidas permanecen alineadas con su Señor. Entonces, pueden pensar como él, desear lo que él desea y comunicar su poder a otros.
Las oraciones de quienes están llenos de la Palabra de Dios son aceptadas por el Santo. Estudia las tres primeras peticiones del Padre Nuestro y ponlas en práctica día y noche. Entonces, Cristo removerá montañas de pecados y odios.
Cristo espera que creas en su misericordia, confíes en su providencia, escuches su palabra, te acerques a él con humildad y lo aceptes personalmente como tu fiel Salvador. Cuando lo hagas, él cumplirá su promesa eterna para que puedas experimentar su poder, su cuidado y sus gloriosas bendiciones. La fe significa unión con Cristo, quien nunca te abandonará. Si te comprometes con él y permaneces en él, su amor actuará en tu debilidad. Él es el Salvador y sigue salvando al mundo con todo su poder y compasión.
ORACIÓN: Amado Padre, te damos gracias por el nuevo pacto que hiciste con nosotros en tu Hijo. Pedimos que tu Espíritu produzca mucho fruto en nosotros y en otros. Rogamos que el odio y la mentira desaparezcan de nuestros hogares, y que tu paz y gozo prevalezcan entre nosotros. Crea en nuestra nación una fe verdadera en la divinidad de tu Hijo, para que todos los deseos de tu Espíritu Santo se realicen en nosotros, y que no caiga juicio sobre nosotros, sino que llevemos frutos verdaderos para glorificar tu santo nombre.
PREGUNTA:
- ¿Por qué Jesús maldijo la higuera estéril?