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MATEO - ¡Arrepiéntanse, Porque El Reino De Cristo Está Cerca!
Estudios sobre el Evangelio de Cristo según Mateo
PARTE 4 - LOS ÚLTIMOS MINISTERIOS DE JESÚS EN JERUSALÉN (MATEO 21:1 - 25:46)
A - UNA DISPUTA EN EL TEMPLO (MATEOw 21:1 - 22:46)

1. La entrada de Jesús a Jerusalén (Mateo 21:1-9)


MATEO 21:1-5
1 Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagué, al monte de los Olivos, Jesús envió a dos discípulos 2 con este encargo: «Vayan a la aldea que tienen enfrente. Ahí mismo encontrarán una burra atada y un burrito con ella. Desátenlos y tráiganmelos. 3 Y si alguien les dice algo, respóndanle que el Señor los necesita, pero que ya los devolverá». 4 Esto sucedió para que se cumpliera lo dicho por el profeta: 5 «Digan a la hija de Sión: “Mira, tu rey viene hacia ti, humilde y montado en un burro, en un burrito, cría de una bestia de carga”».
(Marcos 11:1-10, Lucas 19:29-38, Juan 12:12-19)

La vida de Jesús estuvo guiada por el Espíritu, lo que resultó en el cumplimiento de las profecías. Vivió en plena armonía con su Padre y sabía de antemano lo que iba a suceder.

Antes de entrar en Jerusalén, Jesús hizo un comentario a sus discípulos que reflejaba su humildad: "El Señor los necesita". El Hijo de Dios, el Todopoderoso, se humilló y adoptó la imagen de un hombre débil. Se hizo necesitado y pobre, sin poseer nada, ni siquiera un burro. Hoy en día, tenemos autos modernos y casas lujosas, pero Jesús caminaba de un lugar a otro y no tenía dónde recostar su cabeza.

La promesa de un rey venidero en Zacarías 9:9 mencionaba una burra y su cría. Estos animales desempeñaron un papel en tres verdades proféticas maravillosas: Primero, que el Hijo de Dios no era orgulloso, sino manso y humilde, sin planes políticos ni violencia. Segundo, que era el rey espiritual y el Mesías prometido hacía mucho tiempo. Tercero, que era digno de gran regocijo y de exclamaciones de triunfo.

En tiempos de Jesús, los burros se utilizaban mucho para viajar; los caballos solo eran propiedad de grandes hombres y solían emplearse para la guerra. Los burros, en cambio, se usaban para servicios humildes, como el transporte de cargas. Aunque Cristo, Emanuel (Dios con nosotros), podría haber llamado a un querubín para que lo llevara (Salmos 18:10), abrazó la humildad y montó sobre un burro.

Algunas personas piensan que Jesús seguía una costumbre en Israel según la cual los jueces cabalgaban burros blancos (Jueces 5:10), y los hijos de estos montaban crías de burro (Jueces 12:14). Cristo entraría así, no como un conquistador, sino como el juez de Israel, que vino a este mundo para juicio.

Los escribas del Antiguo Testamento presentaron dos imágenes de la venida de Cristo: primero en un burro y, segundo, en una nube del cielo. Explicaron esta diferencia diciendo que él vendría en un burro si el pueblo del Antiguo Testamento no guardaba todos los mandamientos con fidelidad (como santificar el sábado), pero que vendría en una nube del cielo si el pueblo era digno. Sin embargo, estos escribas no comprendieron que Cristo vendría primero en un burro y que regresaría después en una nube del cielo.

Al poner al burro y a su cría a su servicio, Cristo nos da un ejemplo de justicia y honestidad. Aseguró al dueño de los animales que solo los tomaría prestados. Dijo a sus discípulos: “Respóndanle que el Señor los necesita, pero que ya los devolverá”, es decir, los repondrá al dueño en cuanto haya terminado de usarlos.

ORACIÓN: Padre santo, nos regocijamos con un grito de júbilo, porque tu promesa al profeta Zacarías nos manda alegrarnos cuando el Rey del cielo venga a tomar posesión de su gobierno espiritual y establecer su Reino en la verdad después de su expiación. Te damos gracias, Padre, porque tu Hijo manso vino como alguien humilde y necesitado, para sentir con aquellos que viven en tribulación y bendecirlos con la bendición de su Espíritu Santo.

PREGUNTA:

  1. ¿Qué puedes entender de la profecía de Zacarías?

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