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9. La lectura constante del Nuevo Testamento nos fortalece en nuestra salvación
Es un error pensar que como creyente en Cristo eres inmune a las tentaciones y a los pecados. No lo eres, pero sí puedes permanecer seguro en las manos fuertes y sostenido en los brazos eternos de Dios. Encontrarás fortaleza en tiempos de angustia en la palabra de tu Señor, que reprende y consuela. Dios está contigo, y más que eso, Dios está en ti a través del Espíritu Santo, que te otorga la victoria en los momentos de tentación. Como creyente aprenderás a tener paciencia y confianza en el Señor en todas las circunstancias de la vida.
Si quieres afirmar tu salvación, estudia continuamente la Palabra de Dios. Sé obediente a la guía del Espíritu Santo, que te dirigirá a participar en los cultos de adoración en la comunidad de creyentes. El apóstol Pablo confesó:
No podemos subsistir sin la palabra de Dios. La Biblia es nuestro alimento espiritual. En la vida cotidiana, no comemos sólo una vez a la semana, sino idealmente tres veces al día para tener la energía poder cumplir con nuestro trabajo y deberes diarios. Imagínate comiendo sólo una vez a la semana. Tal vez no mueras inmediatamente, pero tu cuerpo se debilitaría gradualmente, quedando entre la vida y la muerte. No serías capaz de llevar a cabo un trabajo pesado, sino que pasarías la mayor parte del tiempo en tu cama. Lo mismo ocurre con la vida espiritual. Ningún cristiano puede crecer en amor, fe y esperanza si no acepta su alimento espiritual diario con gratitud. Debes estudiar cuidadosamente el Evangelio y aprender de memoria la Palabra de Dios. El Señor reveló un secreto al decir:
Si tienes una Biblia, no la dejes en el estante. No permitas que el polvo la cubra. Estira tu mano y toma el Libro Sagrado, ábrelo y conviértelo en el tema de tus estudios y meditaciones. Memoriza numerosos versículos clave. Llena tu corazón con la Palabra de Dios, porque el Soberano del universo te habla directamente a través de su Palabra.
¿Qué habría pasado si estuvieras en su lugar? ¿Qué habrías dicho? ¿Está tu subconsciente lleno del Evangelio? Tu lengua hablará lo que hay en tu corazón. Si deseas crecer espiritualmente, debes leer constantemente la Santa Biblia. Dios te habla directamente a través de su Palabra.
Si quieres ser guiado por el Espíritu de Cristo, no olvides esta regla simple: Lee la Biblia regularmente y ora para entenderla y obedecerla. Meditar a menudo en la Palabra de Dios no es una carga pesada, sino más bien un privilegio único. Un joven espera con ansias las cartas de su prometida y, cuando las recibe, las abre rápidamente y las lee varias veces hasta comprender completamente cada frase. Lo mismo ocurre en un contexto espiritual más elevado, donde cualquier amante de Cristo nunca se conformará con solo leer el Evangelio. Lo estudiará, lo retendrá en su mente, lo pondrá en práctica y vivirá y morirá con él. Nadie que crea en nuestro Redentor puede avanzar y tener éxito en la vida sin el Evangelio. Nunca debemos dejar de leer la Palabra de Dios, de lo contrario, nuestra vida espiritual se debilitará y morirá.
Por lo tanto, si deseas crecer en el Espíritu, estudia regularmente la Torá y el Evangelio. Dios te habla personal y directamente a través de su Palabra.