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2. Jesús se aparece a los discípulos en el aposento alto (Juán 20:19-23)
JUÁN 20:22-23
22 Acto seguido, sopló sobre ellos y les dijo: —Reciban el Espíritu Santo. 23 A quienes les perdonen sus pecados, les serán perdonados; a quienes no se los perdonen, no les serán perdonados.
Quizá los discípulos se alarmaron cuando Jesús dijo: "Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes." Seguían encerrados por miedo a los judíos. No encontraban energía en sí mismos, sino que habían experimentado un fracaso total. Entonces Jesús sopló en sus discípulos, tal como Dios había soplado su espíritu vivificador en Adán para que se convirtiera en un alma viva y encontrara fuerzas para vivir. Con este soplo, Jesús demostró su papel de Creador, inició una nueva creación en aquellos discípulos y les aseguró que su Espíritu y su poder con autoridad estarían sobre ellos, permitiéndoles mostrar la imagen del Padre en sus vidas.
Cuando los discípulos recibieron el Espíritu Santo, Cristo les delegó las condiciones por las que las personas tendrían el perdón de los pecados. Debían proclamar el perdón a todos los que aceptaran esas condiciones y declarar el rechazo del perdón a los que resistieran tales condiciones.
Debían anunciar el perdón de pecados en representación del Señor Cristo. Sobre la base de su confesión serían recibidos en la Iglesia de Cristo.
Jesús dio a sus discípulos autoridad para proclamar el perdón, en lugar de perdonar; sólo Dios perdona (Isaías 43:25).
Jesús te pide que te conviertas en un embajador en este mundo malvado, quiere hacer avanzar su poder salvador a través de ti. No salgas con celo a hablar de tus limitadas capacidades, sino mantente en contacto con tu Señor, como todo embajador en la vida pública se comunica con su Rey o Presidente para recibir instrucciones y orientación a diario y luego aplicarlas diariamente. No eres un dios pequeño que actúa de forma independiente, sino que eres el esclavo del Señor. Él anhela redimir a través de ti. Hoy, si oyes su voz, no endurezcas tu corazón, sino abre tu mente y conciencia para que el Espíritu Santo os haga testigos de Cristo con valentía, pero con humildad y sabiduría.
ORACIÓN: Señor Jesús, no soy digno de que entres en mi casa; tú, sin embargo, has hablado y me has concedido tu Espíritu Santo, iluminándome y dándome vida. Me has enviado a dar testimonio en tu nombre a la humanidad. Gracias porque tu poder se perfecciona en mi debilidad. Ayúdame en ser humilde sin hipocresía, límpiame de todo pensamiento egoísta para que esté siempre en consonancia con tu voluntad. Entonces tu paz llegará a muchos.
PREGUNTA:
- ¿Quién es el Espíritu Santo? ¿Qué hace él a través de tu testimonio de Cristo?