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2. La conspiración contra Jesús (Mateo 26:3-5)
MATEO 26:3-5
3 Se reunieron entonces los jefes de los sacerdotes y los líderes religiosos del pueblo en el palacio de Caifás, el sumo sacerdote, 4 y con artimañas buscaban cómo arrestar a Jesús para matarlo. 5 «Pero no durante la fiesta —decían—, no sea que se amotine el pueblo». (Lucas 3:1-2)
Hubo muchas discusiones sobre cómo eliminar a Cristo, pero esta conspiración fue más grave que cualquier otra anterior, pues participaron en ella todos los líderes religiosos. Los principales sacerdotes, que presidían los asuntos eclesiásticos; los ancianos, que eran jueces en asuntos civiles; y los escribas, quienes, como doctores de la ley, asesoraban al Sanedrín, rechazaron a Cristo y se unieron en su contra.
Los líderes de los judíos odiaban a Cristo porque él criticaba su hipocresía y pecados, y les decía que se arrepintieran y creyeran en él. Sin embargo, no lo consideraban el Hijo de Dios, sino un blasfemo. Lo envidiaban y resentían porque las multitudes lo seguían. Sus milagros daban testimonio de su gran poder. Se llenaron de ira en sus corazones, lo llamaron engañador, endemoniado y seductor, y en secreto decidieron matarlo. Se reunieron en el palacio del sumo sacerdote, Caifás, para trazar un plan astuto para destruirlo.
Cristo estaba consciente de su conspiración secreta y desapareció de entre ellos. Él había determinado morir solo en la hora señalada de la Pascua como el Cordero de Dios. Quería que todos supieran la razón y el propósito de que Dios se hiciera carne y muriera, conforme al plan de su Padre y a su propia voluntad, y no según los designios de sus enemigos.
ORACIÓN: Señor Jesucristo, tú sabías de antemano que tu hora se acercaba y que los líderes de tu nación te entregarían para ser crucificado. Sin embargo, decidiste morir en el mismo momento en que los corderos eran sacrificados en la Pascua, para mostrar que tú eres el único Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. No pudieron ejecutar sus planes, pero tú determinaste tu destino paso a paso en aquella noche oscura. Te glorificamos y te damos gracias por tu santa firmeza en el camino hacia la cruz.
PREGUNTA:
- ¿Por qué el Sanedrín no pudo emitir un juicio justo contra Cristo?