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a) ¿Eres talentoso? (Mateo 25:14-18)
MATEO 25:14-18
14 »El reino de los cielos será también como un hombre que, al emprender un viaje, llamó a sus siervos y les encargó sus bienes. 15 A uno le dio cinco mil monedas; a otro, dos mil y a otro, mil. Dio a cada uno según su capacidad. Luego se fue de viaje. 16 El que había recibido las cinco mil fue enseguida y negoció con ellas y ganó otras cinco mil. 17 Así mismo, el que recibió dos mil ganó otras dos mil. 18 Pero el que había recibido mil fue, cavó un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. (Lucas 19:12-27, Romanos 12:6)
Aquí encontramos la parábola de los talentos confiados a tres siervos. Esto implica que debemos estar en un estado de trabajo y diligencia, tal como la parábola anterior implica que debemos estar en un estado de expectativa. La primera mostró la necesidad de preparación constante; la segunda, de diligencia y mayordomía en nuestra labor y servicio presentes. En la primera, se nos exhorta a preparar nuestras propias almas; en la segunda, a preparar el camino para la obra de Dios en las almas de los demás.
Cada persona es un milagro de Dios, hecha a su imagen. Tú has sido dotado de manera única en cuerpo, mente y alma. Has recibido muchos talentos y dones. No eres como una piedra o una planta: te mueves voluntariamente, sientes dolor y disfrute. ¿Has agradecido a tu Señor por los grandes dones que te ha dado? Es más fácil valorar los dones de Dios cuando tratas de imaginar la vida sin ellos. ¿Cuánto valoras tu vista? ¿O tu oído? Eres más rico de lo que puedes imaginar; eres bendecido. Entonces, ¿cuándo caerás de rodillas para agradecer y adorar a tu Creador? Porque quien agradece al Padre celestial está en armonía con él. Quien lo alaba por los dones que le ha dado lo sirve con gozo. El hombre egoísta no piensa en Dios, sino en su propio bienestar, buscando honor y respeto. Sin embargo, el hombre agradecido honra y sirve a su Señor con todas sus fuerzas, con humildad y modestia. ¿Qué harás por tu Señor? El propósito y significado de tu vida es dar alabanza a nuestro Padre celestial. Un hombre que no es agradecido está espiritualmente muerto y tiene un corazón frío. Al agradecer al Señor, demuestras sabiduría espiritual y un corazón amoroso.
A los tres siervos de la parábola no se les dio lo mismo, porque no todos tenían las mismas habilidades. Dios es un agente libre, "quien reparte a cada uno según él lo determina" (1 Corintios 12:11). Algunas personas están diseñadas para un tipo de servicio, otras para otro, así como las partes del cuerpo natural están diseñadas para diferentes funciones. Cada persona, cada don y talento son útiles en el servicio a Cristo; así que muévete, trabaja y sirve a tu Señor con tus manos, piernas, posesiones, tiempo y dinero. Todo lo que tienes es beneficioso para el servicio sacrificial a Dios y a los hombres. Pide a tu Creador que te provea de sabiduría para que lo sirvas de una manera más fructífera.
Pon todos tus dones ante tu Padre celestial. Hónralo y él te llamará su hijo o hija. Si das a los pobres de tu comunidad desde la riqueza de tus dones, él aumentará tu bendición. Sirve al Señor incansablemente en tu casa, escuela, trabajo y tiempo libre, y te convertirás en un siervo agradable y alegre. El hombre egoísta que se aferra a todo lo que tiene es como una botella llena de vinagre agrio, pero el siervo fiel del Señor, que da a todos, es como incienso perfumado. Practica, entonces, la siguiente regla de san Pablo: "Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo" (Colosenses 3:23).
ORACIÓN: Padre celestial, te damos gracias porque nos diste, de tu plenitud, gracia sobre gracia, y don sobre don. ¿Quiénes somos nosotros? ¿Y quién eres tú, Señor? No somos dignos del torrente de tus bendiciones. Por la sangre de Cristo, somos capacitados para vivir delante de ti, y en el poder de tu Espíritu, respiramos. Ayúdanos a que nuestra vida sea una de agradecimiento hacia ti, y ayúdanos a compartir tus bendiciones con quienes nos rodean, para que también participen del gozo y la súplica ante ti.
PREGUNTA:
- ¿Cuáles son los dones con los que has sido dotado?