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12. La parábola de las vírgenes prudentes y las insensatas (Mateo 25:1-13)
MATEO 25:6-7
6 A medianoche se oyó un grito: “¡Ahí viene el novio! ¡Salgan a recibirlo!”. 7 Entonces todas las jóvenes se despertaron y se pusieron a preparar sus lámparas.
Quien lee todo el Nuevo Testamento encuentra, en sus capítulos, un recordatorio constante de la segunda venida de Cristo. Este mensaje se menciona unas trescientas veces. Estas señales suelen estar asociadas con un llamado a los creyentes para que se santifiquen. Así como la novia se adorna para encontrarse con su novio, los miembros de Cristo se adornan con humildad, amor, alegría y pureza.
Nadie puede santificarse por sí mismo debido al pecado. Pero, dado que Cristo nos purificó con su sangre, el Espíritu Santo nos guía a cumplir la ley cristiana y crea en nosotros el anhelo de aplicar el amor divino a nuestra vida. Este bendito Espíritu es el motor que nos impulsa a practicar la santidad y la misericordia en la tierra.
Ningún hombre puede amar a Dios y a sus semejantes por su propia voluntad. Por lo tanto, necesitamos que las palabras de Dios vivan en nuestros corazones para que podamos convertirnos en la Palabra de Dios viva y en acción. Observa la parábola de Cristo: todas las vírgenes conocían la Palabra de Dios y experimentaron la dulzura de su Espíritu Santo, pero las prudentes acumularon gran cantidad del poder de Dios, mientras que las insensatas acumularon poco. Esta es la diferencia entre las prudentes y las insensatas. Quien carezca del Espíritu de Dios, después de haber probado su dulzura, se perderá, porque solo aquellos que son movidos por el Espíritu serán salvos.
¿Cómo podemos recibir el aceite del Espíritu de Dios? No olvides que la capacidad de recibir el Espíritu de Dios solo nos llega a través del Crucificado. Es mediante su expiación que todo pecador arrepentido tendrá el privilegio de recibir el Espíritu Consolador. Ten el valor de pedir este gran don directamente a nuestro Padre celestial, pues él está dispuesto a santificar a todos sus hijos. ¿Habita el Espíritu de Dios en ti? Busca el don del Espíritu Santo hoy mismo, para que no te vuelvas tibio ni caigas en el pecado o en la muerte espiritual.
¿Cómo podemos ser bendecidos con el Espíritu de Dios? Lee y medita en las palabras de la Santa Biblia, y escucha las experiencias de los creyentes. No puedes conocer completamente la Palabra de Dios por ti mismo. Es provechoso estudiar con otros creyentes para obtener la guía de Dios, aunque hayas leído la Biblia diez veces y casi la conozcas de memoria.
¿Cómo permanecemos en el Espíritu Santo? Esto se logra cuando no entristecemos al Espíritu de Dios con nuestro comportamiento insensato, sino que obedecemos su suave llamado, rechazamos todo pecado, creemos en la paternidad de Dios y lo servimos con fidelidad y paciencia. El creyente santificado vive con humildad y amabilidad bajo la guía del Espíritu. De esta manera, puedes glorificar a Cristo a través de tu vida y revelar la imagen de tu Padre celestial a otros. Así, serás más prudente que insensato.
ORACIÓN: Padre, te damos gracias porque nos otorgaste tu Espíritu Santo como resultado de tu redentora gracia, aunque somos indignos y pecadores. La sangre de tu Hijo nos purifica para que tu gracia se perfeccione en nuestra debilidad. Llénanos con tu poder para que no nos falte amor, sino que sirvamos con preparación y humildad, siendo llenos de tu ejemplo y caminando en el poder de tu evangelio, esperando la llegada del Novio celestial.
PREGUNTA:
- ¿Cómo podemos recibir el poder del Espíritu Santo y cómo permanecemos en él?