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3. Jesús se aparece a los discípulos con Tomás (Juán 20:24-29)
JUÁN 20:29
29 —Porque me has visto, has creído —le dijo Jesús—; dichosos los que no han visto y sin embargo creen.
No sabemos si Tomás tocó las heridas de Jesús o se contentó con ver las cicatrices. Puede que se avergonzara de su incredulidad y le faltara audacia. Jesús llamó a la fe de Tomás una confesión de credo sobre la base del testimonio ocular, pero el Señor desea crear un nivel de fe más elevado, una confianza en él confiada en su palabra sin que lo veamos personalmente. El que desea sueños, visiones y apariciones para confirmar su fe es un neófito, no es maduro y no está bien establecido. Sin embargo, Jesús se apareció a sus apóstoles varias veces para fortalecer su fe en momentos críticos.
Los que creen sin verlo son bendecidos por Jesús y encuentran la felicidad. La verdadera fe activa en nosotros una fuerza mayor que lo que vemos, que es temporario. La confianza del hombre en la palabra de Dios honra al Invisible que habla.
Desde las apariciones de Cristo, los evangelistas y los apóstoles se han encargado de predicarnos en evangelios y epístolas. La resurrección de Jesús es un anuncio a una nueva era, en la que la vida de Dios domina los corazones de los creyentes. Nuestra fe no es mera creencia o pensamiento; es vida y adhesión a Cristo resucitado. Este es el milagro de nuestros días: millones creen en Jesús sin verlo porque por la fe han experimentado el poder de la vida eterna.
Muchos cristianos iban a perder sus bienes, sus familiares y sus vidas. Tenían la verdad por medio de la fe en las palabras de Cristo, una fe más allá de la lógica. Jesús recompensa esa fe con su palabra y la llegada de su vida al creyente. Nuestra fe abarca todo nuestro ser y nos une a Jesús, nuestro Salvador.
ORACIÓN: Señor Jesús, eres el autor y perfeccionador de nuestra fe. Nos amas y tu verdad nos llega a través de tu palabra. Ahora creo que me salvarás a mí y a muchos de mis amigos, los revivirás y establecerás en una fe viva en tu nombre para que tengan vida eterna y gran alegría.
PREGUNTA:
- ¿Por qué Jesús llama "dichosos" a los creyentes que no le han visto?