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23. Los soldados romanos se burlan de Jesús (Mateo 27:27-30)
MATEO 27:27-30
27 Los soldados del gobernador llevaron a Jesús al palacio y reunieron a toda la tropa alrededor de él. 28 Le quitaron la ropa y le pusieron un manto color escarlata. 29 Luego trenzaron una corona de espinas y se la colocaron en la cabeza; en la mano derecha le pusieron una vara. Arrodillándose delante de él, se burlaban diciendo: —¡Viva el rey de los judíos! 30 También lo escupían y con la vara golpeaban su cabeza. 31 Después de burlarse de él, le quitaron el manto, le pusieron su propia ropa y se lo llevaron para crucificarlo. (Isaías 50:6)
¿Alguna vez has visto una corona invaluable en una imagen o en un museo? Se ve hermosa, hecha de oro y engastada con piedras preciosas que representan la gloria, el poder y la riqueza de la cabeza que la lleva. Sin embargo, nuestro Señor y fiel Salvador llevó una corona de espinas, que se clavó profundamente en su cabeza, haciendo que su sangre fluyera. Su corona es, con mucho, la mejor de todas las coronas en el cielo y en la tierra.
Jesús era pobre y despreciado. Su manto escarlata estaba teñido con su propia sangre. Los soldados romanos lo ridiculizaron dándole una caña como cetro, que pusieron en su mano. Derramaron todo su odio sobre él, escupieron en su rostro, lo golpearon en la cabeza y se arrodillaron ante él como si fuera un rey. ¡Qué aterrador será para esos soldados paganos el día del juicio cuando vean que este Hijo del Hombre, al que torturaron, es en realidad su poderoso Juez, el Rey de reyes!
ORACIÓN: Señor Jesucristo, te amamos y sufrimos contigo al reconocer la injusticia y la tortura que padeciste. Tú eres el Todopoderoso que dejó su gloria y se hizo hombre, siendo golpeado injustamente por nuestros pecados. Nosotros somos los que merecíamos los golpes y los insultos que cayeron sobre ti. Tú cargaste nuestro castigo para salvarnos de la ira de Dios. Consideramos tu corona como la más preciosa de esta vida y de la venidera, porque es la única corona de amor y paz, teñida con las gotas de tu preciosa sangre. Permítenos agradecerte entregando nuestras vidas a tu servicio. Gracias por tu sufrimiento.
PREGUNTA:
- ¿Por qué los soldados romanos torturaron a Cristo con tanta violencia y burla?