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21. La elección de un insurgente (Mateo 27:15-23)
MATEO 27:15-20
15 Ahora bien, durante la fiesta el gobernador acostumbraba a soltar un preso que la gente escogiera. 16 Tenían un preso famoso llamado Jesús Barrabás. 17 Así que, cuando se reunió la multitud, Pilato preguntó: —¿A quién quieren que suelte: a Jesús Barrabás o a Jesús, al que llaman Cristo? 18 Pilato sabía que habían entregado a Jesús por envidia. 19 Mientras Pilato estaba sentado en el tribunal, su esposa le envió el siguiente recado: «No te metas con ese justo, pues, por causa de él, hoy he sufrido mucho en un sueño». 20 Pero los jefes de los sacerdotes y los líderes religiosos persuadieron a la multitud para que pidiera a Pilato soltar a Barrabás y ejecutar a Jesús. (Juan 12:19)
Barrabás era un insurgente, un criminal y un enemigo de Roma. Pilato presentó a los ancianos una elección peligrosa con respecto a él. Si pedían la liberación de Barrabás, se estarían alineando con los enemigos de Roma. Por lo tanto, Pilato intentó atraparlos en una trampa, ofreciéndoles liberar a Jesús o a Barrabás, pues sabía que Jesús era un hombre pacífico y no un rebelde.
No es probable que la esposa del gobernador hubiera escuchado mucho acerca de Jesús, al menos no lo suficiente como para soñar con él. Por ello, es evidente que su sueño fue enviado por Dios. Quizás era una de esas mujeres devotas y honorables con algún sentido de religión. Sin embargo, Dios se ha revelado en sueños incluso a quienes no son religiosos, como ocurrió con Nabucodonosor.
La esposa de Pilato sufrió a causa de este sueño. Ya fuera por el cruel trato a un hombre inocente o por el juicio que caería sobre aquellos responsables de su muerte, el sueño fue aterrador y la perturbó profundamente.
El testimonio de la esposa del gobernador fue un honor para nuestro Señor Jesús. Aun cuando lo perseguían como el peor de los criminales, ella lo llamó "un hombre justo". Cuando incluso sus amigos temían defenderlo, Dios usó a extraños e incluso a sus enemigos para hablar en su favor. Aunque Pedro lo negó y los sumos sacerdotes lo condenaron a muerte, Judas lo reconoció y Pilato afirmó que no hallaba culpa en él. Mientras las mujeres que seguían a Jesús permanecían a lo lejos, la esposa de Pilato, quien apenas sabía de él, mostró una sincera preocupación por su destino.
Dios nunca se quedará sin testigos de la verdad, incluso cuando esta sea despreciada por sus enemigos y abandonada por sus amigos. El gobernador creía en fantasmas y confiaba en ellos. No conocía al verdadero Dios, pero temía a numerosos dioses, espíritus y espectros. Sin embargo, su esposa había oído hablar de las obras misericordiosas de Jesús y se sintió confundida por su arresto. Dios aumentó su angustia hasta el punto de que creyó que su esposo estaba a punto de cometer el peor error de su vida. No dudó en enviarle un mensaje urgente para advertirle y salvarlo de emitir un juicio erróneo contra un inocente.
ORACIÓN: Señor celestial, inclinamos nuestras cabezas ante tu amor infinito, porque diste a tu Hijo unigénito para morir por nosotros y reconciliarnos contigo. Sufriste con tu Hijo en cada momento de su padecimiento. No exterminaste a sus enemigos, sino que los amaste y guiaste a tu Hijo a completar el camino de la cruz. Lo hiciste para expiar los pecados de toda la humanidad y justificar a los que se arrepientan y crean en ti por el poder del Espíritu Santo.
PREGUNTA:
- ¿Por qué Pilato ofreció a los judíos elegir entre Barrabás y Jesús, permitiendo que uno fuera liberado y el otro condenado?