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16. Pedro niega a Cristo (Mateo 26:69-75)
MATEO 26:69-75
69 Mientras tanto, Pedro estaba sentado afuera, en el patio, y una criada se acercó. —Tú también estabas con Jesús de Galilea —le dijo. 70 Pero él lo negó delante de todos, diciendo: —No sé de qué estás hablando. 71 Luego salió a la puerta, donde otra criada lo vio y dijo a los que estaban allí: —Este estaba con Jesús de Nazaret. 72 Él lo volvió a negar, jurándoles: —¡A ese hombre ni lo conozco! 73 Poco después se acercaron a Pedro los que estaban allí y le dijeron: —Seguro que eres uno de ellos; se te nota por tu acento. 74 Y comenzó a echarse maldiciones y juró: —¡A ese hombre ni lo conozco! En ese instante cantó un gallo. 75 Entonces Pedro se acordó de lo que Jesús había dicho: «Antes de que el gallo cante, me negarás tres veces». Y saliendo de allí, lloró amargamente.
Pedro estaba decidido a seguir a Cristo con determinación, valentía y fidelidad. Era audaz y confiaba en sí mismo. Siguió a Jesús en secreto, desde la distancia, mientras los demás discípulos se desesperaban y huían. Quizás esperaba que Cristo triunfara en el último momento, respaldado por millones de ángeles, y que él mismo participara en esa victoria, convirtiéndose en el principal ministro de su nuevo reino.
Para muchas personas, la mala compañía es una ocasión de pecado. Aquellos que se exponen innecesariamente a este tipo de ambiente caminan en terreno del diablo. Cuando se aventuran en medio de su multitud, pueden esperar ser tentados y atrapados, tal como le sucedió a Pedro.
Pedro tropezó ante el interrogatorio de una simple sirvienta que lo reconoció en el patio del sumo sacerdote. Ella declaró públicamente que él era un seguidor de Jesús y sospechó que tal vez había venido a rescatarlo. Pedro se hizo el desentendido y negó a su Maestro, diciéndole a la mujer: "No sé de qué estás hablando." Así se comenzó a cumplir la profecía sobre la negación de Pedro.
Su pregunta lo asustó, pues se dio cuenta de que estaba en peligro de ser arrestado. Sin embargo, fingió tranquilidad e indiferencia. Después de un rato, se levantó y se dirigió a la entrada del patio. El diablo lo siguió y envió a otra mujer que también lo había estado observando. Pedro volvió a mentir y juró que jamás había visto a Cristo. Cayó de una mentira en otra. No se negó a sí mismo ni estuvo dispuesto a morir por Jesús.
Los hombres y soldados que estaban alrededor del fuego se volvieron hacia Pedro cuando lo oyeron jurar y defenderse. Lo rodearon y le dijeron que su manera de hablar demostraba que era galileo y, muy probablemente, un seguidor del acusado. Pedro maldijo y juró por Dios que no tenía nada que ver con Cristo, que nunca lo había visto ni conocido.
Jesús utilizó un gallo para hacer que Pedro volviera en sí. El gallo cantó y le recordó la predicción de Cristo. En ese momento, Pedro reconoció su cobardía, su maldad, su debilidad y su merecido castigo. Se quebrantó y lloró amargamente. En ese instante, Pedro murió a su orgullo y su confianza en sí mismo quedó completamente destruida.
¿Ha cantado el gallo para tu orgullo y tu confianza en ti mismo? ¿Tienes el valor de proclamar que Cristo es el Hijo del Dios viviente, incluso cuando estás rodeado de incrédulos?
ORACIÓN: Señor Jesucristo, perdónanos por confiar en nuestras propias fuerzas. Crea en nosotros la confianza en Dios solamente, para que podamos permanecer fieles a tu verdad incluso en la hora de la tentación. Enséñanos a alejarnos de toda mentira, incluso de las llamadas "mentiras piadosas", y a confesar que tú eres el Hijo de Dios, sin negarte con nuestro silencio.
PREGUNTA:
- ¿Por qué Pedro negó a su Señor tres veces?