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MATEO - ¡Arrepiéntanse, Porque El Reino De Cristo Está Cerca!
Estudios sobre el Evangelio de Cristo según Mateo
PARTE 5 - LOS SUFRIMIENTOS Y LA MUERTE DE CRISTO (MATEO 26:1-27:66)

12. La completa sumisión de Jesús a la voluntad de su Padre (Mateo 26:42-46)


MATEO 26:42
42 Por segunda vez se retiró y oró: «Padre mío, si no es posible evitar que yo beba este trago amargo, hágase tu voluntad».

Cristo venció el deseo de su cuerpo mediante el Espíritu Santo. Su segunda oración fue distinta de la primera, en total armonía con Dios. El Hijo reconoció que no había otro camino para salvar al mundo sino a través de la cruz.

¡Ay de aquellos que dicen que el ser humano puede justificarse por las obras de la ley y no por la sangre de Cristo! Ellos no participan de la redención que fue preparada para ellos, pues solo Jesús bebió la copa de la ira divina en nuestro lugar.

En su segunda oración, el Hijo venció su propia voluntad. Aceptó con compasión beber, en lugar de nosotros, la copa de la ira divina, morir como sacrificio por los pecadores y separarse del Padre en una expiación sustitutoria.

Orar no es solo presentar nuestros deseos ante Dios, sino también someter nuestra voluntad a la suya. Es una oración aceptable cuando, en medio de la angustia, nos encomendamos a nuestro Padre celestial y le entregamos nuestro camino y nuestro trabajo, diciendo: "Hágase tu voluntad."

MATEO 26:43-46
43 Cuando volvió, otra vez los encontró dormidos, porque se les cerraban los ojos de sueño. 44 Así que los dejó y se retiró a orar por tercera vez, diciendo lo mismo. 45 Volvió de nuevo a los discípulos y dijo: «¿Siguen durmiendo y descansando? Miren, se acerca la hora; el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores. 46 ¡Levántense! ¡Vámonos! ¡Ahí viene el que me traiciona!».
(2 Corintios 12:8)

Jesús oró tres veces sobre el mismo asunto. En su tercera oración usó las mismas palabras que en la segunda. No lo hizo por falta de fe en que su oración sería escuchada, sino porque sabía que el tentador lo atacaría constantemente en las siguientes horas para intentar quebrantar su obediencia a la voluntad de Dios. Jesús, a través de la perseverancia en la oración, se estableció firmemente en la voluntad de su Padre y comprendió con certeza que él era el único que podía soportar la ira de Dios como sustituto de toda la humanidad.

En esa hora de tentación, parecía que todo, en el cielo y en la tierra, contenía la respiración. Si Jesús hubiera preferido su propio bienestar y permanecer en la unidad con su Padre sin separarse de él por la redención, todos habríamos sido destruidos y perdidos. Pero él se negó a sí mismo, tomó su cruz y murió por nuestra salvación. ¡Aleluya!

ORACIÓN: Señor Cristo, te adoramos con profunda gratitud porque soportaste nuestro juicio y sufriste la ira de tu Padre por nuestros pecados. Acepta nuestros cuerpos, corazones y mentes como un humilde "gracias" por la obediencia de la fe. Te agradecemos por tu muerte sustitutoria en nuestro lugar. Santifícanos para que no caigamos en tentación y enséñanos a orar con perseverancia, para que podamos permanecer en tu plan, conscientes del maligno que intenta engañarnos.

PREGUNTA:

  1. ¿Qué aprendemos de las tres oraciones sucesivas de Cristo en el huerto de Getsemaní?

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