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c) Prohibir y proscribir en nombre de Cristo (Mateo 18:18-20)
MATEO 18:18-20
18 »Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra quedará atado en el cielo y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo. 19 »Además les digo que, si dos de ustedes en la tierra se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan, les será concedida por mi Padre que está en el cielo. 20 Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos». (Mateo 16:19; 28:20, Marcos 11:24, Juan 20:23)
Esta unidad es el poder de la Iglesia. Allí, los individuos y los grupos oran en el Espíritu de Cristo, y este Espíritu actúa en sus oraciones y permite que sean respondidas. No son las estadísticas ni los créditos bancarios los que demuestran el poder de una iglesia, sino la presencia de Cristo en sus miembros que oran y creyentes. Es a través de sus testimonios que muchos llegan al Salvador que perdona. Jesús dio las llaves del cielo a cada uno de los apóstoles, no sólo a Pedro. Todo aquel en cuyo corazón mora el Espíritu Santo es siervo en el poder de Dios, porque el Señor obra por medio de él.
¿Tienes un círculo de oración continua en tu iglesia? Cristo actúa personalmente a través de aquellos que se mantienen dentro de su amor. El Señor responderá a sus oraciones si oran siguiendo las instrucciones del Espíritu Santo.
En esta promesa de Cristo de responder a las oraciones fieles, encontramos una llamada a examinar y acordar juntos cuál es la buena voluntad de Dios. Debemos intentar vivir según su voluntad para que Jesucristo pueda estar presente con nosotros. Si no conoces la voluntad del Señor respecto a tu problema, pregúntate qué haría el mismo Cristo si estuviera presente entre ustedes. Busquen la inspiración del Espíritu de Cristo para que puedan ofrecer una oración creyente y esperar que sea contestada en el nombre de Jesucristo.
Imagina que donde dos o tres cristianos se reúnen, Cristo está en medio de ellos. Esto es un estímulo para cada pequeña reunión.
Puede ser una reunión pequeña por elección. Además del culto privado realizado por algunas personas y de los servicios públicos de toda la congregación, habrá ocasión para que dos o tres se reúnan a solas, ya sea para ayudarse mutuamente en una reunión o para apoyarse juntos en la oración, no en menosprecio del culto público, sino en concurrencia con él. Allí Cristo estará presente.
Puede ser una pequeña reunión por obligación. Quizás haya más de dos o tres que se reúnan, pero no se atreven por temor a la persecución; sin embargo, Cristo estará "en medio de ellos". No es la multitud, sino la fe y la devoción sincera de los adoradores lo que invita a la presencia de Cristo. Aunque no sean más que dos o tres, el número más pequeño posible, su reunión es tan honorable y reconfortante como si fueran dos o tres mil.
No olviden que Jesús estará en medio de ustedes si se reconcilian y se unen en aras de su servicio y de la difusión de su Evangelio. Su presencia es el poder del Espíritu Santo en medio de los problemas y peligros de este mundo. Entonces, Cristo trabaja con ustedes y los protege.
ORACIÓN: Gracias, misericordioso Señor Jesús, porque prometiste estar entre nosotros como Salvador y Consolador, si estamos unidos por el bien de tu servicio y para refrenar y prohibir los pecados por el bien de nuestro testimonio. Ayúdanos a perdonarnos mutuamente y a olvidar los pecados de los demás. También te pedimos que nos reveles tu voluntad desde el Evangelio para que podamos orar de acuerdo con tus intenciones, y cumplir tu voluntad en, entre y a través de nosotros.
PREGUNTA:
- ¿Cuándo estará Cristo entre nosotros?