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e) La red echada al mar de los pueblos (Mateo 13:47-53)
MATEO 13:51-53
51 —¿Han entendido todo esto? —preguntó Jesús. —Sí —respondieron ellos. 52 Entonces concluyó Jesús: —Todo maestro de la Ley que ha sido instruido acerca del reino de los cielos es como el dueño de una casa que, de lo que tiene guardado, saca tesoros nuevos y viejos. 53 Cuando Jesús terminó de contar estas parábolas, se fue de allí. (Marcos 6:1, Lucas 4:16)
Los discípulos creían haber comprendido todas las enseñanzas de Jesús. Él los miró y les sonrió misericordiosamente, pues el conocimiento no lo es todo; es necesario ponerlo en práctica en la vida diaria. No digas apresuradamente que has entendido a Cristo y su evangelio. Vive lo que sabes, para que puedas reconocer tu necesidad de una mayor revelación, y repite los versículos cuidadosamente, con oraciones constantes.
Una comprensión superficial y general sobre el Nuevo Testamento no es suficiente. Necesitamos estar profundamente arraigados en cada una de sus partes, participar del poder y la guía del Espíritu Santo, para desarrollarnos plenamente en todo lo relacionado con la vida y la piedad, y ser maestros para otros. ¡Qué asombroso es que un maestro maduro no comparta sus propios pensamientos, sino los de Cristo, y testifique de él con las respetadas palabras de los apóstoles, confesando sus nuevas experiencias con el Salvador! Cada intervención de Cristo en nuestro mundo con sus obras salvadoras es un gran milagro que merece alabanza y gratitud a nuestro Señor viviente. Él responde a las oraciones, confirma la fe y colma de bendiciones a sus seguidores. Su reino no está inactivo, sino que está vivo, crece y se desarrolla. ¿Preparas su camino y trabajas en su cosecha? ¿Ves un crecimiento de su fe en tu nación? Glorifica a tu Señor con tu testimonio. No lo llames solo Maestro; llámalo, si es posible, el Señor Todopoderoso y el Hijo de Dios, el Salvador fiel.
ORACIÓN: Te glorificamos y adoramos, santo y fiel Señor, porque no descuidaste ni abandonaste nuestra tierra malvada, sino que echaste la red de tu evangelio a todos los pueblos. Te pedimos que atraigas a millones en estos días, que nos emplees en la salvación de muchos, que nos ayudes a guardar tu palabra en nuestros corazones y que llevemos tu palabra a nuestros amigos, testificando a través de nuestras obras hoy que tuyo es el poder y la gloria por siempre.
PREGUNTA:
- ¿Qué nos enseña la parábola de la red?