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c) La Oración del Señor (Mateo 6:9-13)
MATEO 6:10
10 (…) Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.' (Lucas 22:42)
Numerosos religiosos se desgastan en su búsqueda por entender la voluntad divina. Como resultado, se han establecido leyes y rituales con el objetivo de guiar a las personas en la observancia de los mandatos proclamados por Dios. Estas normas y leyes dictan de manera rigurosa: ‘Haz esto y evita aquello’. Sin embargo, en realidad, ningún ser humano puede cumplir a la perfección la voluntad de Dios ni conocerla con total precisión, dado que los hombres son inherentemente imperfectos e ignorantes.
Alabado sea Dios, quien nos ha liberado de la presión de la Ley Mosaica y su pesada carga, enviando a su Hijo amado para revelarnos la voluntad de su Padre. No exige que hagamos nada para complacerlo, sin embargo, Él es el creador, el dador y el bendecidor. Él es el Creador y Salvador lleno de misericordia. No nos impone ninguna obligación condicional para aceptarnos, sino que nos invita a estar abiertos a su gracia y aceptar su obra redentora. Él es la fuente de todos los dones. Está resuelto a ser misericordioso con nosotros, a bendecirnos y a ayudarnos. Si volvemos a fallar en guardar sus mandamientos, Él nos perdona a través de su gracia y amor misericordioso. ¿Has comprendido la voluntad de tu Padre celestial? Él no te exige nada, pero anhela bendecirte, salvarte y llenarte con el poder de su Espíritu Santo. Tu Padre celestial desea otorgarte todo lo que Él posee.
Existe una marcada diferencia entre el principio de la religión y el auténtico conocimiento de nuestro Padre celestial. Nuestro Dios no es un tirano, sino un Padre lleno de compasión. Su amor ha levantado su castigo sobre nosotros y ha erradicado el temor de nuestros corazones. Por ello, le expresamos nuestra gratitud con alegría y buscamos Su voluntad para cumplirla en plenitud, en respuesta a su inmenso amor. Creemos que su Espíritu Santo nos empodera para guardar Sus mandamientos a través de la manifestación múltiple de su amor. Su Ley se ha transformado en nuestro deleite y en nuestra vida.
También oramos para que nuestro mundo se asemeje más al cielo a través de la observancia de la voluntad de Dios. Esta tierra, debido a la influencia activa de Satanás, se ha convertido casi en un infierno. Oramos para que los santos sean transformados a la imagen de Jesucristo en su devoción y obediencia. Aunque todavía estamos en la tierra, gracias a Dios, no estamos aún bajo la tierra. Por lo tanto, busquemos la voluntad de nuestro Padre y cumplámosla con la ayuda de su Espíritu.
ORACIÓN: Te alabamos, oh Padre, porque has otorgado a tu Hijo toda autoridad en el cielo y en la tierra. Él es nuestro Rey y le rendimos adoración. Te suplicamos que realices tu voluntad paternal en nuestras vidas, al igual que tus ángeles ejecutan tus designios. Por favor, colma nuestras vidas de tu amor y atrae tanto a nuestros amigos como a nuestros adversarios a tu reino, para que tu nombre sea glorificado y para que puedan seguir voluntariamente la dirección de tu amor.
PREGUNTA:
- ¿Cuál es la voluntad de tu Padre celestial?