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Previous Lesson -- Next Lesson MATEO - ¡Arrepiéntanse, Porque El Reino De Cristo Está Cerca!
Estudios sobre el Evangelio de Cristo según Mateo
PARTE 1 - EL PERIODO PRELIMINAR EN EL MINISTERIO DE CRISTO (MATEO 1:1 - 4:25)
A – NACIMIENTO E INFANCIA DE JESÚS (MATEO 1:1-2:23)
2. El nacimiento y el nombre de Jesús (Mateo 1:18-25)MATEO 1:19-20 José, un carpintero temeroso de Dios, anhelaba formar una familia. Admiraba a la piadosa y bella Virgen María y obtuvo el consentimiento de su familia para casarse con ella, uniendo así ambas familias a través de sus esponsales. Era un hombre justo, y María, una mujer virtuosa y bendita. Esto es un llamado para que los creyentes "no formen alianza con los incrédulos". Los espirituales deben casarse con aquellos que también lo son, permitiendo que Dios santifique su unión y los bendiga en ella. La historia nos enseña la importancia de no apresurarse en el matrimonio, sino precederlo con un compromiso y reflexión. Es preferible tomarse el tiempo antes del matrimonio que encontrar tiempo para el arrepentimiento después. De repente, José descubrió que María, su prometida, estaba embarazada antes de su unión. Al confirmarlo, una lucha entre la ira y el amor se desató en su corazón. Fue presa de amargas sospechas. Ante el embarazo revelado, José consideró sus deberes legales hacia ella. Un judío piadoso no debía casarse con una "prostituta". Debía exponer su vergüenza públicamente, aunque en ese tiempo del Imperio Romano, ello acarrearía desprecio, pero no la muerte; o entregarle un certificado de divorcio en secreto para permitirle casarse con el hombre que amaba. Ninguna hija de Eva fue tan digna como la Virgen María y, sin embargo, estuvo en peligro de ser acusada de uno de los peores crímenes. Sin embargo, no parecía atormentarse por ello; confiada en su inocencia, permaneció en paz, encomendando su causa a "aquel que juzga con justicia". Quienes se preocupan por mantener una buena conciencia pueden confiar alegremente a Dios la preservación de su buen nombre. Tienen motivos para esperar que Él limpie no solo su integridad, sino también su honor. José amaba verdaderamente a María y decidió separarse de ella en privado, asumiendo la culpa para protegerla. Esto refleja su honestidad y rectitud. Imaginamos su turbación al descubrir que aquel en quien confiaba y apreciaba podía ser sospechosa de un crimen tan grave. "¿Es esta María?", comenzó a pensar. "¿Cómo pueden defraudarnos aquellos en quienes confiamos más?". Temía creer algo tan malo de alguien a quien consideraba una mujer tan buena, pero la evidencia era demasiado clara para negarla y demasiado grave para excusarla. Una lucha intensa se libraba en el corazón de José. Luchaba contra la amarga y cruel envidia, así como contra el profundo afecto que sentía por María. Evitó actuar de forma extrema. No quería hacer de ella un ejemplo público, aunque la ley lo permitiera: "Si en una ciudad un hombre se encuentra casualmente con una joven virgen ya comprometida para casarse y se acuesta con ella, llevarán a ambos a la puerta de la ciudad y los apedrearán hasta matarlos" (Deuteronomio 22:23-24). No estaba dispuesto a castigarla, ya que no estaba seguro de su culpabilidad. ¡Qué diferente fue el comportamiento de José al de Judá, quien en una situación similar emitió un juicio severo: "¡Sáquenla y quémenla!" (Génesis 38:24)! La reflexión de José es un buen ejemplo para todos. Si nuestras críticas y juicios fueran más deliberados, habría más misericordia y moderación en ellos. Castigarla equivalía, en el Evangelio, a "exponerla a vergüenza pública", con el objetivo de dar una advertencia a otros. Esto nos enseña cómo reprender a los pecadores sin necesidad de palabras. "Más se atiende a las palabras tranquilas de los sabios" (Eclesiastés 9:17). El amor y la prudencia cristianos ocultarán una multitud de pecados. José no menospreció a María, sino que oró por ella sabiendo que solo Dios podía ayudarla. Cuando José estaba confundido, Dios envió un ángel que lo llamó: "Hijo de David". El ángel le recordó su linaje real y le quitó todos los temores para que no temiera ni a Dios ni a los hombres ni a las leyes, ya que él y María eran inocentes. El ángel confirmó a José que María era su legítima esposa según las leyes de los esponsales. Después de esta declaración, el ángel no llamó a María "virgen", sino que le aclaró a José que el feto que llevaba en su vientre era del Espíritu Santo, según la santa voluntad de Dios. Dios no quería que Jesús naciera de una mujer sospechada por su propio esposo de ser una ramera. El ángel instó a José a tomar a María como esposa y a brindarle la protección de una familia legítima. El Señor extendió su mano generosa y bendijo tanto a José como a María. La aparición del ángel en el sueño de José requería que creyera que Dios, en contra de las leyes naturales, estaba permitiendo que un niño naciera de María, y que este niño sería verdaderamente humano además de verdaderamente Dios. Dios habla e instruye a aquellos a quienes ha preparado para buenas obras; y ha preparado buenas obras para todos aquellos que le pertenecen. Si no escuchas a Dios, es porque no le perteneces (Juan 8:47). También leemos en el Corán la historia de María y la concepción de Cristo. Encontramos una declaración inusual: "Y soplamos en ella de nuestro Espíritu", lo que deja claro que Cristo es un hijo que no nació de un ser humano ni fue resultado de una relación sexual, sino que procede del Espíritu de Dios. ORACIÓN:Te adoro, Dios, Padre celestial, porque no me rechazaste, sino que viniste a mí y tu Hijo cargó mi pecado sobre su cuerpo. Te glorifico por su venida a la tierra. Te alabo por estar presente en mí y me regocijo en el nacimiento de tu Hijo, que proviene del Espíritu Santo, nacido de la Virgen María. Ven, Espíritu del Padre, y mora en mí para que pueda ser revivido y viva en tu vida eterna. Amén. PREGUNTA:
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