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c) Jesús camina sobre el mar (Mateo 14:22-27)
MATEO 14:22-27
22 Enseguida Jesús hizo que los discípulos subieran a la barca y se adelantaran al otro lado, mientras él despedía a la multitud. 23 Después de despedir a la gente, subió a la montaña para orar a solas. Al anochecer, estaba allí él solo 24 y la barca ya estaba bastante lejos de la tierra, zarandeada por las olas, porque el viento le era contrario. 25 En la madrugada, Jesús se acercó a ellos caminando sobre el lago. 26 Cuando los discípulos lo vieron caminando sobre el agua, quedaron aterrados. —¡Es un fantasma! —dijeron. Y llenos de miedo comenzaron a gritar. 27 Pero Jesús dijo enseguida: —¡Cálmense! Soy yo. No tengan miedo. (Marcos 6:45-52; Lucas 6:12, 24:37; Juan 6:15-21)
No era la intención de Jesús que sus discípulos cayeran en la misma tentación que la multitud alimentada. Ellos no se preocupaban por el Proveedor, sino por el pan que se les daba, pensando solo en la facilidad de obtener una comida sin esfuerzo. No hubo un verdadero cambio de corazón, por lo tanto, se amaron más a sí mismos que al Hijo de Dios.
Jesús se apartó de la multitud y separó a sus seguidores de los críticos, para que reflexionaran sobre el significado del milagro y no solo en el pan. Luego, Cristo se aisló para orar en el desierto y reconocer el milagro de su Padre, agradeciéndole por ello. ¿Cómo agradeces tú a tu Dios por todas las bendiciones y favores que te ha dado a lo largo de tu vida? Nos liberaremos del orgullo y la soberbia dando gracias a Dios y adorándole.
Poco después, los discípulos volvieron a la realidad. Los vientos se levantaron contra ellos y el mar se agitó. Aún no habían experimentado las mansiones del Padre en el cielo, sino que se encontraban en medio de un mar de problemas sin Cristo. Pensaban que su Salvador estaba lejos, ya que no podían verlo. Nosotros también, en ocasiones, enfrentamos la marea en nuestra contra, la oscuridad que se cierne sobre nosotros y el peligro que nos rodea, pero “No temerás ningún desastre repentino” (Proverbios 3:25).
Los discípulos seguramente oraron invocando el nombre de su Salvador, quien no estaba presente con ellos, pero les había dado una enseñanza que nunca olvidarían. Jesús vino a ellos en la noche, mientras clamaban al Dios que salva. Los discípulos no reconocieron a Jesús porque no tenían fe mientras oraban. Pensaron que era un fantasma, por lo que temblaron y gritaron de miedo y horror.
¿Crees que tus oraciones son escuchadas? ¿O tienes miedo de los espíritus en medio de los problemas? Cristo se acerca a ti aunque no lo veas. Cree en él y estarás protegido para siempre.
Jesús se reveló a los temerosos, diciendo: "Soy yo." Esta declaración es bien conocida por el pueblo del Antiguo Testamento como la proclamación que el Señor hizo de sí mismo (Éxodo 3:13-14). Además de multiplicar el pan, Cristo se proclamó a sus seguidores como el fiel Señor del pacto, expulsando todo temor y salvándolos en su angustia e incredulidad.
ORACIÓN: Oh Señor Jesús, te glorificamos porque te negaste a ser coronado como un rey que solo podría dar pan. Continuaste en el camino de la deshonra en la cruz para incluirnos con tu perdón y la justicia dentro de tu gracia. Tú quieres que te sigamos, no por codicia de pan o dinero, sino por apego y amor a ti, para que creamos que tú eres el Señor fiel que nunca nos dejará ni nos abandonará en la profunda y negra oscuridad de la desesperación.
PREGUNTA:
- ¿Qué significa la afirmación "Soy yo" en la Biblia?