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Home -- Spanish -- Romans - 021 (The Privilege of the Jews does not Save them)
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ROMANOS - El Señor es nuestra Justicia
Estudios en la Epístola de Pablo a los Romanos
PARTE 1 - La justicia de Dios condena a todo pecador, y justifica y santifica a todo creyente en Cristo (Romanos 1:18 - 8:39)
A - Todo el mundo está bajo el maligno, y Dios juzgará a todos en justicia (Romanos 1:18 - 3:20)
2. La ira de Dios es revelado contra los judíos (Romanos 2:1 - 3:20)

e) Los privilegios de los judíos no les salvarán de la ira de Dios (Romanos 3:1-8)


ROMANOS 3:1-5
1 ¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿O de qué aprovecha la circuncisión? 2 Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios. 3¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios? 4 De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito: Para que seas justificado en tus palabras, y venzas cuando fueres juzgado.  Y si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será Dios injusto Dios que da castigo? (Hablo como hombre.)

Antes de escribir Pablo su epístola a la iglesia en Roma, sus miembros tenían varias preguntas. Los creyentes de origen gentil no estimaban a los judíos como grandemente privilegiados y honrados. Por lo tanto, se pusieron contentos cuando Pablo afirmó en su epístola que la Ley y la circuncisión condenarían al pueblo del viejo pacto.

Por un lado, los cristianos de origen judío que guardaban la Ley cuestionaban la doctrina de la justificación por la fe. No les agradó la enseñanza de Pablo, pues quitó sus privilegios bajo la Ley y el viejo pacto.

Pablo era conocedor de estas diferentes actitudes por medio de sus viajes misioneros y anticipó y contestó sus preguntas en su epístola a los Romanos. Imaginó como si alguien le hubiese dicho: “Tienes razón, Pablo, los judíos no son más que nosotros”. Y Pablo le contestó con una sonrisa: “Mi querido hermano, te equivocas, porque los judíos todavía tienen un gran privilegio. No consiste en su raza, ni su genio, ni su nacionalidad, los cuales no son más que polvo y ceniza. Su único privilegio consiste en tener la Palabra de Dios depositada en sus manos. Esta revelación seguirá siendo su orgullo y su responsabilidad para siempre.

Entonces Pablo imaginó que otro objetor hubiese dicho: “Pero ellos no fueron fieles en guardar la Ley el pacto”. Y Pablo replicó a esta acusación seria diciendo: ¿Piensas que el pecado del hombre anula las promesas y la fidelidad de Señor? Dios ni es inseguro, ni miente. Su palabra es la verdad eterna y el fundamento del universo. La gracia del Señor delante de la infidelidad del hombre es fiel y eterna. Si Dios invalidase el viejo pacto debido a los pecados de su pueblo, no habría seguridad en el nuevo pacto. De hecho, nosotros en el nuevo pacto pecamos más que aquellos del viejo cuando se tiene en cuenta los muchos dones derramados sobre nosotros. Por lo tanto, no edificamos nuestra esperaza sobre nuestro evidente fracaso, o sobre el éxito que creemos que tenemos, sino exclusivamente sobre la gracia de Dios. Reconocemos que somos mentirosos y falsos como los demás, y damos fe de que solo Dios es veraz y fiel. Su fidelidad y sus promesas nunca fallan.

ROMANOS 3:6-8
6 En ninguna manera; de otro modo, ¿cómo juzgará Dios el mundo? 7 Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué soy juzgado como pecador? 8 Y ¿por qué no decir (como se nos calumnia, y como algunos, cuya condenación es justa, afirman que nosotros decimos): Hagamos males para que vengan bienes?

Mientras Pablo escribió sobre nuestra esperanza, la cual es edificada solamente sobre la fidelidad de Dios, oyó en su espíritu voces malas clamando ofensivamente: ¿Cómo puede Dios permanecer justo si su fidelidad y gracia son manifestados por medio de nuestros pecados? ¿No es injusto que Dios castigue nuestro pecado e incredulidad cuando la culpa universal y la corrupción de la humanidad presentan la ocasión para la manifestación de su gran fidelidad? Venga, pues, ¡pequemos para resaltar su gloria!”.

Pablo no guardó silencio delante de esta acusación seria, sino que profundaba en el asunto e hizo constar que respondió no como apóstol, sino como hombre, con ironía. Dijo: Por su puesto, si la fidelidad de Dios es manifestada por medio de nuestra injusticia, será injusto que Dios juzgue al mundo; y si por medio de nuestras mentiras apoyamos su verdad, Dios no tendría derecho en condenar al mundo. Si este fuese el caso, evidentemente sería bueno pecar para que reluzca lo bueno.

En estas discusiones negativas Pablo no daba una respuesta a la pregunta original, sino que puso en evidencia y delató el mal espíritu detrás de sus preguntas para silenciar los argumentos de sus adversarios, de entrada. Entonces resumió su respuesta en dos palabras: “Ni hablar”. “Desde luego que no”. En el griego significa: “Impensable”, o literalmente: “Ni quiero pensarlo”. Pablo está diciendo que no está de acuerdo y que Dios le es testigo que no tolera tal blasfemia en su corazón. Y, en segundo lugar, dijo que el juicio de Dios caerá sobre estos blasfemos y que no pueden escapar a su ira; les va a destruir de una vez. De su contundente estilo apostólico aprendemos que a veces en conversaciones con los enemigos de Cristo llegamos a un punto donde tenemos que parar todos sus argumentos y preguntas para que no caigamos en la blasfemia. Entonces tenemos que tener la valentía de parar la discusión y entregarles por completo a Dios y su gloriosa justicia.

ORACIÓN: O Dios santo, perdónanos por todas nuestras preguntas nacidas en la rebeldía. Gracias por tu paciencia por no destruirnos por nuestra ofensiva ignorancia, sino llamarnos a entrar en razón para que podamos oír tu palabra y responder al poder de atracción del Espíritu Santo. Quita de nosotros toda pregunta que se opone a tu plan de amor, y guárdanos en armonía con tu voluntad. O Señor, no queremos ser hijos de desobediencia. Enséñanos, pues, la humildad de tu Hijo, y llénanos con la sabiduría de tus apóstoles para que no hablemos con una lógica humana en nuestras discusiones con otros, sino que busquemos tu dirección en todo nuestro servicio.

PREGUNTA:

  1. ¿Cuáles son las iniciales preguntas de los objetores en la Epístola a los Romanos, y cuáles son sus respuestas?

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