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7. La quinta amonestación (Mateo 23:23-24)

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MATEO 23:23-24
23 »¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas! Dan la décima parte de sus especias: la menta, el anís y el comino. Pero han descuidado los asuntos más importantes de la Ley, tales como la justicia, la misericordia y la fidelidad. Debían haber practicado esto sin descuidar aquello. 24 ¡Guías ciegos! Cuelan el mosquito, pero se tragan el camello. (Levítico 27:30, Miqueas 6:8, Lucas 18:12)

Nos aferramos al dinero, las propiedades y las riquezas como si fueran nuestra seguridad. También deseamos asegurarnos un lugar en el cielo; por eso sacrificamos nuestros tesoros y nos sentimos bien al respecto en nuestros corazones. Intentamos, por nuestra propia cuenta, sacrificarnos y pagar el costo de nuestra salvación con dinero y poder.

Los fariseos estaban obsesionados con establecer una justicia basada en sus propias obras. Debido a eso, diezmaban religiosamente todo, incluso sus especias. Lo hacían como si fuera un intercambio por la justificación de Dios, como si él fuera un comerciante.

Sin embargo, Cristo no nos pidió simplemente que pagáramos el diezmo, sino que nos guió a cumplir la justicia, practicar la misericordia y perseverar en la fe. La fe que sacrifica por amor es una devoción aceptada por Dios. Quien solo paga el diezmo sigue la Ley de Moisés. Quien se sacrifica a sí mismo, su tiempo y su dinero, sigue a Cristo y a su Espíritu.

Jesús llamó "ciegos" a los juristas justificados por sí mismos en lo que respecta a la realidad y la justicia. No veían ni conocían el verdadero camino hacia Dios. Sin embargo, afirmaban ser guías que conducían a las personas al cielo. Pero ponían énfasis en las cosas pequeñas mientras ignoraban deberes importantes. Cristo usó la notable parábola de Lucas para mostrar a sus oyentes que, mientras los juristas de su tiempo eran estrictos en los detalles de la ley, descuidaban los mandamientos más importantes, como el amor a Dios, el arrepentimiento sincero, el servicio a los necesitados y débiles, la renovación personal y aceptar a Cristo con alabanza y gratitud. Obligaban a su nación a cumplir deberes gravosos, pero descuidaban el perdón por gracia y la salvación a través del amor de Dios. No reconocían pecados graves como la hipocresía, el adulterio, el orgullo, la avaricia, el falso juramento, el divorcio casual y la venganza. Por esto, Cristo los describe como hipócritas y guías ciegos.

Es bueno examinarnos a nosotros mismos para percibir nuestros pecados como Dios los ve. Cuando somos rápidos para interesarnos en las faltas de los demás pero minimizamos nuestros propios pecados, ¿no somos ciegos y orgullosos hipócritas?

ORACIÓN: Señor Jesucristo, te damos gracias porque expusiste a los legalistas e impíos, y los revelaste tal como eran. Perdónanos si somos ciegos a nuestros propios pecados, como ellos. Te pedimos, Señor, que reveles toda hipocresía oculta en nosotros. Haznos humildes ante tu santidad para que podamos percibir tu gran amor. Oramos por todos los buscadores de la verdad en nuestra nación para que abran sus corazones, se vean a sí mismos como tú los ves y acepten a Cristo como su Salvador con su salvación gratuita.

PREGUNTA:

206. ¿Por qué encontramos a muchas personas piadosas y maestros ciegos a su propia condición?

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