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6. La cuarta amonestación (Mateo 23:16-22)

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MATEO 23:16-22
16 »¡Ay de ustedes, guías ciegos!, que dicen: “Si alguien jura por el Templo, no significa nada; pero si jura por el oro del Templo, queda obligado por su juramento”. 17 ¡Ciegos tontos! ¿Qué es más importante: el oro o el Templo que hace sagrado al oro? 18 También dicen ustedes: “Si alguien jura por el altar, no significa nada; pero si jura por la ofrenda que está sobre él, queda obligado por su juramento”. 19 ¡Ciegos! ¿Qué es más importante: la ofrenda o el altar que hace sagrada la ofrenda? 20 Por tanto, el que jura por el altar jura no solo por el altar, sino por todo lo que está sobre él. 21 El que jura por el Templo jura no solo por el Templo, sino por quien habita en él. 22 Y el que jura por el cielo jura por el trono de Dios y por aquel que lo ocupa. (Mateo 5:34-37, 15:14)

El que jura para apoyar sus palabras es sospechoso, pues puede tener la intención, al jurar, de cubrir la incertidumbre de sus palabras. Los fariseos cayeron en una dificultad: Querían ocultar sus mentiras por medio de un fuerte juramento. Pero no se les permitía pronunciar el nombre de Dios en vano, pues la mera mención de Su nombre era considerada blasfemia. Así que sugirieron que el hombre no jurara por el templo de Dios, sino por el oro del templo. También consideraban que jurar por el altar de Dios era algo terrible. Por lo tanto, sugirieron que la ofrenda comprada por dinero era adecuada para jurar por ella. Así, tendieron la red de sus juicios sobre la gente, la arrastraron y la alejaron más de Dios.

Cristo abordó este tema cuando desautorizó el uso del juramento para verificar la verdad, diciendo que toda palabra nuestra debe ser verdadera. En sus explicaciones sobre los juramentos de los fariseos, no anuló su mandamiento de que nunca debemos jurar, sino que quiso recordarnos que somos responsables ante Dios y su trono. También dijo que nuestro "sí" debería significar "sí" y nuestro "no" significar "no". ¿Cómo nos presentaremos entonces? ¿Como hombres o mujeres honestos, o como mentirosos?

ORACIÓN: Nuestro Señor Jesús, tú eres el Juez santo. Comienzas tus juicios con nosotros. Somos tus seguidores, y tú has pronunciado amonestaciones contra los hipócritas. Líbranos de toda hipocresía para que nos mantengamos alejados de la mentira, el engaño y el orgullo. Ayúdanos a aceptar tu verdad, honestidad y fidelidad. Te pedimos perdón por toda injusticia, sandez, ignorancia y arrepentimiento incompleto. Santifícanos para que no perezcamos, sino que hablemos veraz y rectamente en todo momento con la sabiduría de tu Espíritu Santo.

PREGUNTA :

205. ¿Cómo resolvió Cristo el problema de los juramentos superficiales?

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