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19. La profecía se cumple: El precio de la traición (Mateo 27:6-10)
MATEO 27:6-10
6 Los jefes de los sacerdotes recogieron las monedas y dijeron: «La ley no permite echar esto al tesoro, porque es dinero pagado para derramar sangre». 7 Así que resolvieron comprar con ese dinero un terreno conocido como Campo del Alfarero, para sepultar allí a los extranjeros. 8 Por eso ha sido llamado Campo de Sangre hasta el día de hoy. 9 Así se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías: «Tomaron las treinta monedas de plata, el precio que el pueblo de Israel había fijado, 10 y con ellas compraron el campo del alfarero, como me ordenó el Señor». (Deuteronomio 23:19)
Los principales sacerdotes no quisieron devolver al tesoro del templo el dinero que Judas había arrojado, porque lo consideraban manchado moralmente con sangre. En su lugar, compraron un terreno para sepultar a extranjeros impuros. Sin darse cuenta, cumplieron la profecía que Dios había revelado a Zacarías 11:12-13, en la que se especificaba tanto la cantidad de dinero por la que Jesús sería traicionado —treinta monedas de plata— como el hecho de que ese dinero sería arrojado en el templo.
La historia de la pasión de Jesús fue profetizada con claridad desde el principio. La voluntad de Dios sobre nuestra salvación se llevó a cabo con precisión y cumplimiento total. Cada paso de su sufrimiento estaba ya trazado y declarado en las profecías del Antiguo Testamento. ¿Cómo es posible, entonces, que algunos todavía afirmen que Jesús no fue crucificado ni murió?
ORACIÓN: Señor Jesús, cuando veo el destino de Judas, tiemblo y me estremezco. Perdóname por cada mentira, por el amor al dinero, por la traición y por cada acto de desobediencia contra tu amor. Líbrame de toda tentación. Guíame a confesar mis pecados ante ti mientras haya tiempo, a arrepentirme verdaderamente bajo la dirección de tu Espíritu Santo, a amar a mis enemigos, a usar el dinero para tu gloria y a no buscar posición o poder. Ayúdame a seguirte con humildad, contentamiento y mansedumbre, extendiendo con fidelidad el reino de tu amor.
PREGUNTA:
- ¿Qué podemos aprender de la muerte de Judas?