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Previous Lesson -- Next Lesson HECHOS - En La Procesión Triunfal De Cristo
Estudios sobre los Hechos de los Apóstoles
PARTE 2 - Informes Sobre La Predicación Entre Los Gentiles Y La Fundación De Iglesias Desde Antioquía Hasta Roma - A Través Del Ministerio De Pablo, El Apóstol Comisionado Por El Espíritu Santo (Hechos 13 - 28)
D - El Tercer Viaje Misionero (Hechos 18:23 - 21:14)
2. Avivamiento espiritual en Éfeso, provincia de Asia de Anatolia (Hechos 19:1-20)HECHOS 19:13-20 La instauración del Dios del reino es una guerra y una lucha entre el cielo y el infierno, entre el Espíritu de Dios y el espíritu de Satanás. Y la gente tiene que abrirse o a los espíritus malignos, o al poder de nuestro Padre celestial. Encontramos personas poseídas por el infierno y otras llenas del amor de Dios. Algunos de los creyentes del Antiguo Testamento recibieron el poder de expulsar a los espíritus malignos en el nombre del Señor viviente, como sabemos por este evangelio, pues los demonios tiemblan por temor al Dios santo. Sin embargo, los judíos no podían derramar un espíritu nuevo en aquel que era liberado del espíritu maligno. Así, aquellos que fueron liberados de la posesión demoníaca se volvieron en algunos casos más malvados que antes. Siete hermanos, que eran hijos de un hombre llamado Esceva, que decía ser sumo sacerdote, viajaban por Éfeso y expulsaban a los espíritus malignos. Aquellos hermanos oyeron hablar de Pablo o tal vez le vieron cómo curaba a los enfermos y vencía poderes inmundos en el nombre de Jesús, y por eso intentaron utilizar el nombre de Jesús para aprovecharse de su poder. Usaban el nombre como un conjuro, pero no conocían personalmente al Salvador, ni recurrían a su poder ni creían en él. Esto fue culpa de ellos, pues usaron el nombre de Jesús como un conjuro tentando a Dios. El espíritu maligno se movió inmediatamente en el endemoniado y gritó dolorosamente: "Sé quién es Jesús. El nombre de Pablo no me es extraño. El infierno confiesa con crujir de dientes que conoce al que ha vencido a la muerte, y nunca podrá vencerlo, porque el Cordero de Dios ha quitado el pecado del mundo reconciliando a Dios con los hombres.” Los demonios conocen la cruz, y al Cristo vivo resucitado de entre los muertos, también son conscientes de la llegada de la hora del juicio. Pablo fue uno de los embajadores de Cristo. Sus palabras son conocidas y están registradas en las huestes de maldad. Las ideas que predicaba Pablo no eran inútiles, sino llenos de poder para instaurar el reino de Dios en la tierra. Hermano, ¿has reconocido que el infierno conoce a Jesús y tiembla ante él? Muchas personas están ciegas. Tapan sus oídos y endurecen sus corazones contra el Evangelio, y entonces se convierten en presa en manos del diablo. El ataque de los endemoniados contra los siete hombres que tentaron a Dios fue una indicación del ataque de Satanás contra los que no están seguros en toda la plenitud de Cristo. Los espíritus no tenían autoridad ni poder sobre Pablo y los miembros del cuerpo espiritual de Cristo. Pero el que se mantiene alejado del Salvador permanece sin conocimiento y en las garras del diablo, pues el mundo entero yace bajo el dominio del maligno. Sin embargo, Cristo interfiere en el reino del diablo. Libera a los prisioneros y los liberta triunfalmente. Quien sigue a Cristo experimenta que la victoria que ha vencido al mundo es nuestra fe. Si alguien te preguntara: "¿Quién eres?", respóndele: "Soy de Jesucristo. He sido justificado por su sangre y estoy establecido en él". Esperamos que experimentes por la fe en su persona que las personas son libertadas del poder del diablo, por medio de tus testimonios. Todos los efesios que oyeron que Jesús era conocido en el infierno, y que Pablo era el embajador del Señor vivo, se llenaron de temor. Pensaron en su propia condición, y se cercioraron de la venida del juicio de Dios. Se arrepintieron de verdad, adoraron a Jesús pidiéndole perdón y salvación. No magnificaron en absoluto a Pablo, sino al glorificado Jesucristo que liberó a muchos en Éfeso de la esclavitud del pecado, y los libró de la pesadilla de la hechicería. Los que fueron liberados de la brujería vinieron y confesaron sus pecados, sus artimañas y sus obras injustas públicamente ante el apóstol y los ancianos de modo que renuncien por completo a toda su malicia, y a fin de que los hermanos firmemente establecidos participaran en sus oraciones al Señor para que la sangre de Cristo los librara por completo, y el Espíritu Santo los santificara para siempre. Querido amigo, Cristo sigue siendo el Salvador que puede salvarte incluso hoy del poder de los espíritus malignos. ¿Has consultado alguna vez a un adivino? ¿Has confiado en cierta brujería? ¿Acudiste a un chamán para que te hechizara o te curara? ¿Has creído alguna vez en piedras con poderes especiales, o en algún otro medio de los espíritus del mal? Te pedimos, en el nombre de Cristo, que confieses estos pecados públicamente ante Dios y, si es posible, que ores con los siervos del Señor firmemente establecidos para que el nombre de Jesús te liberes de todas las ataduras del demonio, teniendo en cuenta que, si le dieras voluntariamente al demonio tu dedo meñique, te quitaría la mano, el brazo y el cuerpo entero. Pero el que se arrepiente de todo corazón y recurre a Jesús, el Hijo de Dios, se liberta por completo. No descuides, pues, la hora de tu salvación. Hoy, el triunfo de Dios se realizará en ti si crees en Jesús. El infierno gruñó cuando la iglesia de Cristo fue plantada en Éfeso, y los individuos abandonaron la muerte eterna y eligieron la vida eterna. La fe en común de los redimidos, y la unión en sus oraciones hicieron descender un gran poder de Cristo a la palabra predicada, pues Cristo vence las tinieblas de los idólatras no por medio de la hechicería, ni de las filosofías humanas, ni de la obediencia de la ley, sino sólo por la predicación de sus siervos. Hoy, Cristo no te da otro poder capaz de vencer al mundo más que solo el Santo Evangelio. Llena, pues, tu corazón con la palabra de tu Señor para que continúes en comunión con las oraciones de tus hermanos, a fin de que Cristo libere, por medio de tu servicio con la iglesia, a muchos endemoniados y los confirme en su reino. Esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe. ORACIÓN: Te adoramos, Señor Jesús, vencedor de la muerte, de Satanás y del pecado. Tú eres el Santo eterno que no cayó en tentación. Perdona nuestros pecados, y libéranos de toda participación diabólica. Líbranos junto con todos los que te buscan, y establécenos en la comunión de los santos. Confiamos en ti y te magnificamos. Tú eres nuestro Salvador, Auxiliador y Consumador. Amén. PREGUNTA:
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