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Home -- Spanish -- John - 009 (The fullness of God in Christ)

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JUÁN - La Luz Resplandece En Las Tinieblas
Estudio en el Evangelio de Cristo según Juan
PARTE 1 - El Resplandor De La Luz Divina (Juán 1:1 - 4:54)
A - La Encarnación De La Palabra De Dios En Jesús (Juán 1:1-18)

3. La plenitud de Dios apareció en la encarnación de Cristo (Juán 1:14-18)


JUÁN 1:15-16
15 Juan dio testimonio de él, y a voz en cuello proclamó: «Este es aquel de quien yo decía: “El que viene después de mí es superior a mí, porque existía antes que yo”». 16 De su plenitud todos hemos recibido gracia sobre gracia,

Juan el Bautista anunció en voz alta que el Cristo que llegó después de él, existía antes que él, superando así las genealogías temporales. Al proclamar esto, el Bautista afirmó la eternidad de Cristo. Dio testimonio de la verdad de que Él está por encima del espacio, del tiempo y de la perdición, un Dios infinito e incorruptible.

En el desierto, Juan el Bautista se afligió al ver la gravedad de los pecados de los hombres. Les enseñó sobre el arrepentimiento para la remisión de los pecados. Pero al ver a Jesús su corazón saltó de alegría, porque Cristo nació como hombre eterno, lleno de verdad, de modo que la muerte no tiene poder sobre Él. La alegría de la encarnación y de la Navidad tiene su origen en la aparición de la vida eterna de Dios en un cuerpo humano. Con ello comenzó la victoria de la vida sobre la muerte, porque en Él se eliminó el pecado, que es la causa de la muerte.

Al darse cuenta de la profundidad de esta gracia, el Bautista exultó y magnificó la plenitud de Dios que estaba presente en Cristo. Pablo había confesado: "Toda la plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo". Juan resume estas verdades en su gran afirmación: "De su plenitud todos hemos recibido gracia sobre gracia".

¿Qué es esta plenitud de Cristo y qué hemos recibido de él? Si recuerdas la explicación de Juan sobre la persona de Cristo en los últimos 14 versículos, conocerás la grandeza de su personalidad y percibirás cómo el océano de su gracia nos alcanza cada día:

Cristo es el Verbo de Dios que sale del Padre, como las palabras salen de la boca de los hombres. Él es el corazón más íntimo de Dios y su voluntad, esencia y delicia. Como la palabra del Evangelio llega a nosotros, entrando en nuestras mentes y cambiando nuestras voluntades, Cristo también entra en nuestros corazones y nos cambia según su excelencia. ¿No es esto una magnífica gracia?

Cristo es la Vida de Dios: Los científicos pueden producir casas, puentes y enormes bombas, pero nadie puede crear la vida. Los padres son los encargados de transmitir a sus hijos la vida que Dios les concede. ¿No es esto una gracia? Y como la vida terrenal pasa, Cristo otorga a los creyentes su propio Espíritu, que es la vida eterna. Todos los cristianos comparten la vida de Dios y nunca morirán. ¿No es esto gracia?

Cristo es la Luz del mundo. Es el vencedor de las tinieblas y el creador de la luz en la noche más oscura. Él da esperanza a un mundo en la penumbra, envía poder a un mundo que gime en la debilidad. La luz de Cristo es capaz de inundar con su brillo la oscuridad de nuestro mundo. Provee verdad y fidelidad en la política y en las fábricas, en las familias y en las iglesias, si los hombres creen en Él. ¿No es esto gracia sobre gracia?

Jesús es el Creador del universo. En Él reside la plenitud del poder de Dios. Sus milagros eran señales que indicaban su autoridad. Su resurrección de entre los muertos demostró el poder de su vida sobre la muerte. En su cuerpo venció la fuerza de la gravedad y caminó sobre las aguas. Partió el poco pan que tenía para alimentar a cinco mil hombres hasta que quedaron satisfechos. Él también conoce el número de cabellos de tu cabeza. ¿Cuándo te inclinarás ante su bondadosa gracia?

¿Aún quieres saber más sobre la plenitud de Cristo? Él es el Dueño de los planetas. Todos los bienes y riquezas, cada minuto de tu vida y hasta tú mismo le pertenecen. Él te hizo y es quien te guarda. Cristo lo posee todo. Confió sus beneficios a tus manos para que los administraras en su lugar. Tus músculos, tus pensamientos y tus padres son el don de tu Señor que te ha concedido. ¿Cuándo le agradecerás por su gracia?

Lo sorprendente de la encarnación y de la Navidad es que la plenitud de la Divinidad se hizo carne en un infante. Este milagro exacto fue profetizado por Isaías 700 años antes de que ocurriera por inspiración del Espíritu Santo, diciendo: "Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz." (Isaías 9:6). Lamentablemente, las mentes de los hombres son lentas para comprender que Dios en Cristo ha restaurado al hombre su imagen pura que el hombre tenía al principio de la creación. Jesús es el glorioso que es sabio, es el consejero iluminador, el poderoso Dios eterno. Todos los atributos y dones de Dios estaban presentes en el Niño del pesebre. ¿Te has dado cuenta de la maravillosa gracia que Dios nos vino a dar en Jesús? Ahora podemos decir: ¡Dios está con nosotros!

Cristo no quiere guardarse sus virtudes para sí mismo, pues de lo contrario se habría quedado en el cielo. Ha venido a nuestro mundo, se ha revestido de nuestra carne y ha tomado nuestra humilde semejanza para abrirnos el camino al cielo, para volvernos a su Padre y para llenarnos de su plenitud. Del mismo modo, Pablo da testimonio de que el propósito de Dios es la presencia de su plenitud en la Iglesia. Lee Efesios 1:23; 4:10 y Colosenses 2:10, entonces serás arrastrado por la corriente de las alabanzas de Dios y te llevará a magnificar la gracia de tu Señor. No te quedes miserable en tus pecados, sino abre tu corazón a la plenitud de Cristo. Acércate al Niño del pesebre y fluirán hacia ti múltiples bendiciones. Él hará de ti una fuente de gracia para los que te rodean.

ORACIÓN: Señor Jesucristo, tú eres el Hijo de Dios. Todo el amor, el poder y la verdad están presentes en ti. Nos inclinamos ante ti y nos alegramos, porque no permaneces lejos de nosotros, sino que has vivido entre nosotros. Nos amas. Te hiciste hombre y nos redimiste. Te damos las gracias por concedernos gracia sobre gracia.

PREGUNTA:

  1. ¿Qué significa la plenitud de Cristo?

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