Home
Links
Bible Versions
Contact
About us
Impressum
Site Map


WoL AUDIO
WoL CHILDREN


Bible Treasures
Doctrines of Bible
Key Bible Verses


Afrikaans
አማርኛ
عربي
Azərbaycanca
Bahasa Indones.
Basa Jawa
Basa Sunda
Baoulé
বাংলা
Български
Cebuano
Dagbani
Dan
Dioula
Deutsch
Ελληνικά
English
Ewe
Español
فارسی
Français
Gjuha shqipe
հայերեն
한국어
Hausa/هَوُسَا
עברית
हिन्दी
Igbo
ქართული
Kirundi
Kiswahili
Кыргызча
Lingála
മലയാളം
Mëranaw
မြန်မာဘာသာ
नेपाली
日本語
O‘zbek
Peul
Polski
Português
Русский
Srpski/Српски
Soomaaliga
தமிழ்
తెలుగు
ไทย
Tiếng Việt
Türkçe
Twi
Українська
اردو
Uyghur/ئۇيغۇرچه
Wolof
ייִדיש
Yorùbá
中文


ગુજરાતી
Latina
Magyar
Norsk

Home -- Spanish -- The Ten Commandments -- 06 Fourth Commandment: Remember the Sabbath Day, to Keep it Holy
This page in: -- Afrikaans -- Arabic -- Armenian -- Azeri -- Baoule -- Bengali -- Bulgarian -- Cebuano -- Chinese -- English -- Farsi -- Finnish? -- French -- German -- Gujarati -- Hebrew -- Hindi -- Hungarian? -- Indonesian -- Kiswahili -- Malayalam? -- Norwegian -- Polish -- Russian -- Serbian -- SPANISH -- Tamil -- Turkish -- Twi -- Ukrainian? -- Urdu? -- Uzbek -- Yiddish -- Yoruba

Previous Lesson -- Next Lesson

LOS DIEZ MANDAMIENTOS - EL MURO PROTECTOR DE DIOS QUE IMPIDE AL HOMBRE CAER

06 - EL CUARTO MANDAMIENTO: ACUÉRDATE DEL DÍA DE REPOSO PARA SANTIFICARLO



ÉXODO 20:8-11
"Acuérdate del sábado, para consagrarlo. Trabaja seis días, y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, pero el día séptimo será un día de reposo para honrar al Señor tu Dios. No hagas en ese día ningún trabajo, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni tampoco los extranjeros que vivan en tus ciudades. Acuérdate de que en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y que descansó el séptimo día. Por eso el Señor bendijo y consagró el día de reposo."


06.1 - El Día de Reposo para Alabar al Creador

Para los judíos, el Sabbath es uno de los distintivos del pacto con Dios. Designado para el culto, este día distinguía al pueblo del Antiguo Testamento de otras naciones. Hasta el día de hoy, el pueblo de la antigua alianza santifica este último día de la semana en el sentido de que no trabaja como los demás días. No encienden el fuego ni hacen un viaje largo. En su lugar, se visten con la ropa nueva que se guarda para los días de fiesta. El Sabbath está destinado a la alegría, ya que las personas se reúnen en el culto para leer los pasajes señalados de la Torá y discutirlos en un ambiente de alabanza.

En el día del Señor, los creyentes deben pasar más tiempo con Dios que en otros días. Deben concentrarse en Él con sus pensamientos y corazones, porque Él es su Creador, Salvador y Consolador. Deberíamos tener el hábito de leer la Biblia, escuchar un buen sermón y participar en la oración con cantos de alabanza que nos sostendrán y aliviarán en medio del cansancio en nuestra travesía por el desierto del resto de la semana. Sin embargo, ni el hombre ni su descanso son el centro de ese día, sino el propio Señor. De este modo, el Sabbath se ha convertido en el día del Señor. Él ha apartado este día, lo ha santificado y lo ha bendecido. El día del Señor es un precioso regalo de Dios a su creación.

Santificar el Sabbath significa que alabamos al Creador que creó los cielos y la tierra, las estrellas, la tierra seca y los árboles por su poderosa palabra. Creó los peces, las aves y todos los animales pequeños y grandes. Su creación culminó con la creación del hombre a imagen de Dios. En esta creación, cada criatura es un milagro construido con sabiduría y fuerza de forma única. Los científicos sólo han resuelto algunos de los misterios del cuerpo del hombre, de sus capacidades y de la sublimidad de su espíritu. ¡Qué maravillosas son las obras de Dios! Y si su creación es tan bella, ¡cuánto más lo debe ser el propio Creador! El lenguaje humano no puede expresar plenamente su grandeza, su gloria y su omnipotencia. Él merece la adoración y la alabanza de todas sus criaturas.

Cuando Dios cumplió sus propósitos en la creación, descansó. No se cansó del trabajo, pues el Todopoderoso no se cansa, ni se adormece ni duerme, sino que se sintió satisfecho de su obra, se deleitó en las innumerables y grandes maravillas que había creado y las encontró muy buenas. Es apropiado que alabemos a Dios todos los días y especialmente en el día del Señor por sus insondables milagros en su creación.


06.2 - La Necesidad de Reposar en el Sabbath

Durante el día de reposo, tenemos el privilegio de participar en el descanso celestial de Dios que Él ha diseñado para nosotros. Él nos da una oportunidad para el silencio profundo y la adoración. Este silencio interior y exterior ante el Señor es la clave de nuestro bienestar. Nadie puede violar este mandamiento sin ser castigado. Naciones como la antigua Unión Soviética o las grandes empresas de Occidente perdieron el sosiego en su intento de acabar con el día del Señor. Aquellos que ignoran este día y se apresuran en sus coches no comprenden la gloria del Señor en su creación. Han perdido la capacidad de meditar y posteriormente todo su trabajo se resiente durante la semana. Todos, incluso los animales, necesitan descansar un poco, y la creación no puede recuperar su fuerza sin estar primero en silencio ante Dios. Nunca debemos ignorar el mandato de Dios de santificar el sábado. Podemos ver que este mandamiento no habla de 35 o 40 horas de trabajo a la semana, sino de seis días de trabajo duro. Pero el séptimo día es completamente para el Señor. La Biblia nos enseña que una vida ociosa es el umbral de todos los vicios y que el trabajo diario es beneficioso para el hombre.

Jesús nos anima a detenernos de vez en cuando a meditar en los lirios del campo y en otras flores y ver cómo crecen. ¿Te has fijado en el tiempo que tardan en florecer, en crecer las hojas, hasta que dan fruto? Detente y abre los ojos. Conoce las fuerzas y las leyes de la naturaleza, entonces verás detrás de ellas al sabio Creador y su bondad paternal. Jesús sugirió que comparáramos el esplendor de la flor en su color con el espléndido atuendo de la gente rica, para que nos diéramos cuenta de que ni siquiera los reyes y los príncipes se visten tan bellamente como esas flores tan diversas, que pronto se marchitan y mueren. El hombre mismo es la más bella de todas las criaturas de Dios y su rostro sólo comunica un poco de su gloria. Ojalá cambiáramos nuestra forma de vivir, dejáramos de ir deprisa y nos tomáramos tiempo para pensar. Cuando lo hagamos, la impresionante belleza de la creación nos impulsará a dar gracias a Dios y a alabarlo. Desgraciadamente, hay programas de televisión repugnantes que muestran pornografía y violencia, mientras que Dios quiere abrir nuestros ojos en primavera, verano, otoño e invierno para ver las maravillas que Él creó y los preservó.

Cuando el Señor nos manda guardar el Sabbath, está exigiendo que este día se mantenga aparte para que el hombre lo utilice para aprender a vivir ante Él. Santificar el día del Señor no es sólo descansar o escuchar y leer la Palabra de Dios, sino también volverse a Él con todo el corazón para que nos cambie y nos llene de su bondad. Él es santo y quiere que nosotros también lo seamos. Así que avancemos hacia la luz de su amor y reflejemos su gloria, porque no hay renovación sin silencio y tranquilidad.


06.3 - Malinterpretación del Sabbath'

El día de reposo preservó al pueblo del Antiguo Testamento de la decadencia y lo separó de los muchos dioses que eran adorados por otras naciones a su alrededor. Esta concentración en el día del Señor también los preparó para la venida de Cristo, el Salvador del mundo. En cambio, el Sabbath por sí mismo no era capaz de cambiar, proteger o renovar a los creyentes que lo guardaban. Todos los hombres se muestran débiles, malos e inadecuados ante Dios. Ninguna ley puede cambiar a la humanidad, ni el Sabbath puede liberar al hombre de sus pecados. Pero puede evitar que caiga en el ateísmo. En el nuevo pacto no celebramos el día del Señor para recibir la gracia de Dios, sino para agradecerle porque nos creó. Se encarnó y vino a nosotros en Cristo y se preocupa por nosotros más que un padre por sus hijos. Por eso le amamos y le honramos. Cumplir la ley no nos salvará de nuestros pecados, pero la gracia de Dios es el misterio de nuestra salvación y regeneración. Quien quiera justificarse por la ley, se condenará por ella. Pero si extiende la mano y toma la de Jesús que se le tiende, Él lo guiará y lo protegerá de toda condenación.

En el séptimo día Dios descansó y miró su obra. Vio que todo era muy hermoso. Sin embargo, el descanso santificado de Dios cesó cuando el hombre desobedeció y cayó en el pecado. Dios dejó de descansar y ha estado trabajando desde entonces día y noche para poder salvar a su creación perdida. Él afirma: "Me habéis fatigado con vuestras iniquidades" (Isaías 43:24). Jesús lo afirma: "Mi Padre aún hoy está trabajando, y yo también trabajo." (Juan 5:17). Dios está profundamente preocupado por nosotros y por nuestros atroces pecados, pero damos gracias a Dios porque hay una liberación para todos los pecadores mediante el sacrificio sustitutivo de Cristo. Quien crea en el Cordero de Dios no quedará bajo el juicio de la ley, sino que será totalmente justificado por la sangre de Jesús. Él murió y fue sepultado justo antes del Sabbath. Reposó en el día del descanso de Dios en la tumba de un hombre rico. Resucitó el primer día de la semana de entre los muertos y de esta manera Dios cumplió incluso los requisitos del día de reposo. A través de su resurrección, estableció un nuevo día que simboliza la nueva creación que prospera en la gracia de Dios y en el poder del Espíritu Santo, no en el juicio de la ley.


06.4 - ¿Tienen los cristianos razón en Celebrar el Domingo en lugar del Sábado?

Muy a menudo los judíos y los adventistas del séptimo día acusan a los cristianos de romper el cuarto mandamiento y predicen que la ira de Dios caerá sobre los seguidores de Cristo porque guardan el domingo en lugar del sábado como día de descanso. Sin embargo, Jesús dijo que Él era el Señor del Sabbath. El Hijo del Hombre cumplió todas las exigencias del Sabbath en nuestro nombre. Él lo cumplió y lo consumó. Jesús no aprobó una nueva ley para santificar un determinado día, mes o año. Él salvó a sus seguidores y los santificó. El hombre no debe adorar a Dios sólo en el día de reposo y durante ciertas fiestas, sino todos los días. Por eso Jesús santifica a las personas y no a los días. "Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él." (Colosenses 3:17). Cada obra que realizamos bajo la guía del Espíritu Santo es una adoración a Dios. Un día no es menos valioso que otro. Jesús nos justificó con su preciosa sangre y nos renovó con el Espíritu Santo. Él creó personas santificadas, no días santificados. El propósito de su venida a la tierra fue lograr lo que el Sabbath no podía hacer: crear nuevas personas, cambiar a los pecadores malvados en sus discípulos santificados y convertir a los egoístas en servidores.

Jesús ha revolucionado todos los aspectos de nuestra vida espiritual. Por eso los cristianos eligieron el domingo, el día en que Jesús resucitó, para celebrar la nueva alianza con su nueva creación. Pero Jesús también quería que sus seguidores descansaran y meditaran sobre el privilegio de formar parte de su nueva creación. No nos ordenó guardar el domingo, ni nos prohibió guardar el Sabbath. No quiso que nos limitáramos a ciertos días y fiestas, sino que vino a salvar a los pecadores. La resurrección de Jesús marcó el comienzo de una nueva era en la que ya no vivimos bajo la ley acusadora, sino bajo la gracia salvadora de nuestro Señor. Esto no significa que los cristianos sean personas sin ley. El Espíritu de Cristo que habita en nosotros es en sí mismo la ley del amor y, al mismo tiempo, nos concede el poder de cumplirla. Así, el Sabbath sigue siendo un símbolo de la débil antigua alianza, pero el domingo es una marca de la victoria de Cristo que señala la nueva alianza.

Algunos creyentes de países islámicos no pueden descansar el domingo o el sábado. Por eso, se reúnen el viernes, sabiendo que el Señor mismo está con ellos, como prometió: "donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mateo 18:20). Jesús no pretendía designar determinados días para el culto, sino santificar a los creyentes siempre y en todo lugar.


06.5 - Celebrar el Domingo

¿Cómo pueden los cristianos santificar el día de su Señor? El amor les impulsa a reunirse los domingos para el culto, las lecturas bíblicas y para alabarle en la comunión de los santos. Los hijos, los invitados, los compañeros de trabajo, incluso los animales de la cuadra, deben unirse a nosotros en el día de descanso y en la alegría divina de la resurrección que se recuerda cada domingo y se encarna en nuestras vidas. La base de la alegría de los cristianos es más profunda que la de los judíos. Jesús dijo: "Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa." (Juan 15:11; 17:13). Pablo también escribió: "Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense!". (Filipenses 4:4). "El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz..." (Gálatas 5:22). Estos versículos nos muestran el espíritu por excelencia del domingo. Pero también describen el espíritu de nuestro trabajo durante la semana y nos muestran cómo debe ser la vida en una familia cristiana.

¿Debemos trabajar el domingo? Como todas las demás personas, los cristianos son personas normales. Tienen cuerpos que se cansan. Por eso necesitan relajarse y descansar. Son criaturas ordinarias, pero al mismo tiempo son hijos de Dios en el Espíritu. Viven en la carne en la tierra y están sentados espiritualmente en el cielo con Cristo. No niegan el día de descanso ante el Señor. El domingo no estaba pensado originalmente para recuperar el sueño, sino para glorificar a Dios Padre y alabarlo. Este día pertenece a Dios y no debemos hacer trabajos innecesarios. Sin embargo, no debemos huir cuando se trata de obras de amor y deberes que rescatan a otros del peligro. Nuestra justicia no se basa en el cumplimiento de la ley, sino en la muerte expiatoria de Cristo que ha inculcado el concepto de sacrificio en nuestros corazones. Ir al culto público y a otras reuniones espirituales el domingo es un privilegio reservado a los cristianos. Pero, no basta con que los cristianos se alimenten de su alimento espiritual sólo el domingo, sino que también deben comer su alimento todos los días, de lo contrario la fe, el amor y la esperanza se debilitarán. El domingo nos da la oportunidad de cantar en comunidad, orar en grupo y compartir ideas con los miembros de la iglesia para sentir la unidad cristiana. Todos los creyentes juntos son el cuerpo espiritual de Cristo. El creyente individual no es el objeto principal de la nueva creación, sino la comunión de los santos, que puede verse especialmente los domingos.

Bienaventurados los que visitan a los enfermos, a los discapacitados y a los pobres el domingo. Estos creyentes no mirarán los indicadores de gasolina de sus coches para ver si el combustible será suficiente para otros 100 kilómetros.

El Espíritu del Señor nos lleva a salir del edificio de la iglesia y buscar a los muertos en el pecado. Estamos llamados a guiarlos al arrepentimiento en Cristo, para que se levanten de su desesperación y dureza de corazón. Es imperdonable no dar testimonio de Cristo a los incrédulos. También estamos llamados a realizar actos de caridad en favor de las personas necesitadas y de los grupos desfavorecidos en el día del Señor.

El domingo ofrece suficiente tiempo para dar gracias al Señor, reconocer nuestros defectos e interceder por las necesidades de otras personas. Y si el Señor nos da hijos, deberíamos pasar mucho tiempo con ellos y cantar con ellos canciones cristianas alegres y edificantes. Preguntemos a Jesús cómo cumplir las tres primeras peticiones del Padrenuestro, especialmente los domingos.

Si guardamos el domingo seremos bendecidos. Jesús ha preparado muchas bendiciones para todo aquel que busque llenarse del Espíritu de Cristo resucitado el domingo.


06.6 - Profanar el Domingo

Es trágico que se cometan más pecados los fines de semana que los demás días. Los domingos los autos contaminan el campo. Los canales de televisión dan poco tiempo a la Palabra de Dios, mientras que hay muchas más películas de terror, programas pornográficos u ocultistas. El domingo algunas personas trabajan en casa, en el jardín y en el granero cuando podrían haberlo hecho en otros días de la semana. En los tiempos del Antiguo Testamento, si alguien era sorprendido trabajando en el día de descanso era condenado a muerte. Si pudiéramos ver todos los pecados que se cometen los fines de semana, tanto en público como en privado en una sola ciudad, ¡se nos rompería el corazón o nos volveríamos locos! Sólo el amor de Dios posee la longanimidad y la paciencia que atiende a los pecadores.

¿Has olvidado lo que el Señor dice sobre el hombre que profana su día? Si leemos Éxodo 31:14-17 nos daremos cuenta de lo esencial que es para nosotros permanecer quietos ante el Señor (ver también Números 15:32-36 para entender la necesidad de guardar el día del Señor). Quizá debamos cambiar nuestro estilo de vida y pedir, por ejemplo, a nuestros alumnos que no hagan los deberes en domingo. El Señor amenaza con quemar la ciudad o el pueblo que no observe el Sabbath como día de culto y descanso (Jeremías 17:22). No debemos ser complacientes con esta advertencia. ¿Quién sabe si las guerras mundiales y las drásticas catástrofes no son el resultado de esa negligencia? La Biblia dice: "No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra." (Gálatas 6:7). Nadie puede romper los mandamientos de Dios y salirse con la suya.

Si Jesús no hubiera muerto en la cruz por nuestros pecados y hubiera soportado el castigo en nuestro lugar, no tendríamos esperanza. Pero su muerte no es una excusa para que profanemos el día del Señor. Jesús y sus discípulos siempre consagraron el Sabbath. Él vivió para glorificar a su Padre. Después de su resurrección, el primer día de la semana, Jesús se apareció a sus discípulos para celebrar la nueva fiesta de su pacto con ellos.


06.7 - Una Nueva Percepción de la Ley

Al pensar en la forma incorrecta de guardar el Sabbath, podemos ver lo fácil que es malinterpretar esta ley de Dios. Jesús fue condenado a muerte por curar a los enfermos el día de descanso y por afirmar que era el Hijo de Dios. Fue perseguido por los líderes religiosos de su tiempo que, en su fanatismo por la Ley de Moisés, habían perdido su capacidad de amar a Dios y al pueblo. Eran justos por fuera de forma hipócrita y hacían oídos sordos a la llamada al arrepentimiento. En su ceguera endurecieron sus corazones. No estaban dispuestos a cambiar de opinión. Rechazaron a Dios Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. No se ocuparon de los enfermos en el día de reposo. Así que su celosa observancia de la ley del Sabbath se había convertido en hipocresía. No es de extrañar que Jesús tuviera que decirles: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me adoran; sus enseñanzas no son más que reglas humanas" (Mateo 15:8,9).

En su lucha por enseñarnos la forma correcta de santificar el día del Señor, Jesús no habló mucho de trabajar o no trabajar, sino que hizo hincapié en la actitud correcta de nuestros corazones ante Dios. Pablo continuó promoviendo esta comprensión de la Ley en el Espíritu de Cristo. Sin embargo, fue maldecido y apedreado por enseñar que los creyentes no judíos estaban liberados del antiguo pacto. Él nos enseñó que estamos liberados de la acusación de la Ley porque ya hemos muerto a la ley a través de la muerte de Cristo. Por lo tanto, la Ley ya no tiene autoridad sobre nosotros. Pero el Espíritu Santo ha puesto el nuevo orden del amor de Cristo en nosotros. Esta nueva ley espiritual en nuestros corazones nos santifica y nos impulsa a alabar al Dios Trino en todos nuestros pensamientos, palabras y obras. Así, ya no estamos agobiados por la Ley, sino que ésta obra el arrepentimiento y la fe en el poder del Espíritu Santo en nosotros. Debemos tener en cuenta que Cristo santifica a las personas, ¡no a los días! Así aprendemos la diferencia radical entre el Nuevo Testamento y el Antiguo Testamento, a partir de nuestra comprensión del cuarto mandamiento.


06.8 - Viernes para los Musulmanes

Los musulmanes demostraron que no entienden el significado del cuarto mandamiento al designar el viernes como día de las principales reuniones religiosas, ni lo cumplen. Mahoma dio un paso más cuando los judíos y los cristianos rechazaron su condición de profeta y su invitación a convertirse en musulmanes. No aceptó el sábado con los judíos ni el domingo con los cristianos. Al tratar de establecer su propia creencia, rechazó el orden del Antiguo y del Nuevo Testamento y, en su lugar, designó el viernes como día de reunión para los musulmanes. No hay ningún apoyo para este día en las Escrituras, ni tiene ninguna conexión con el plan de redención. De hecho, surge de una rebelión contra Dios y su Mesías. El viernes no tiene ningún antecedente ni apoyo bíblico.

Los musulmanes vuelven a sus trabajos justo después de la oración del viernes. Los discursos del viernes en las mezquitas suelen ser políticos. No es infrecuente que vayan seguidos de manifestaciones con brotes de odio y destrucción. Santificar un día concreto o al propio creyente sigue siendo algo desconocido para los fieles musulmanes. Se considera que Alá es tan grande que el contenido de su santidad es desconocido para los musulmanes, excepto por su nombre. Esto demuestra porqué el islam está muy por debajo del nivel de la antigua alianza, en lo que respecta a este mandamiento. No tienen la menor idea de la salvación y la nueva creación en el nuevo pacto.

Pero nosotros damos gracias a Aquel que resucitó de entre los muertos, porque realizó sus milagros en el día de reposo y en los días de la semana. Resucitó de entre los muertos el primer día de la semana y dio un significado totalmente nuevo a ese día. ¡Oh, que cada domingo sea como un amanecer para cada nueva semana que brilla con las palabras reavivadoras de nuestro Señor: “Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros! Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros. De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros»."! (Juan 13:34-35).

www.Waters-of-Life.net

Page last modified on October 04, 2021, at 10:17 AM | powered by PmWiki (pmwiki-2.3.3)