Home
Links
Bible Versions
Contact
About us
Impressum
Site Map


WoL AUDIO
WoL CHILDREN


Bible Treasures
Doctrines of Bible
Key Bible Verses


Afrikaans
አማርኛ
عربي
Azərbaycanca
Bahasa Indones.
Basa Jawa
Basa Sunda
Baoulé
বাংলা
Български
Cebuano
Dagbani
Dan
Dioula
Deutsch
Ελληνικά
English
Ewe
Español
فارسی
Français
Gjuha shqipe
հայերեն
한국어
Hausa/هَوُسَا
עברית
हिन्दी
Igbo
ქართული
Kirundi
Kiswahili
Кыргызча
Lingála
മലയാളം
Mëranaw
မြန်မာဘာသာ
नेपाली
日本語
O‘zbek
Peul
Polski
Português
Русский
Srpski/Српски
Soomaaliga
தமிழ்
తెలుగు
ไทย
Tiếng Việt
Türkçe
Twi
Українська
اردو
Uyghur/ئۇيغۇرچه
Wolof
ייִדיש
Yorùbá
中文


ગુજરાતી
Latina
Magyar
Norsk

Home -- Spanish -- Romans - 033 (The Believer Considers Himself Dead to Sin)
This page in: -- Afrikaans -- Arabic -- Armenian -- Azeri -- Bengali -- Bulgarian -- Cebuano -- Chinese -- English -- French -- Georgian -- Greek -- Hausa -- Hebrew -- Hindi -- Igbo -- Indonesian -- Javanese -- Kiswahili -- Malayalam -- Polish -- Portuguese -- Russian -- Serbian -- Somali -- SPANISH -- Tamil -- Telugu -- Turkish -- Urdu? -- Yiddish -- Yoruba

Previous Lesson -- Next Lesson

ROMANOS - El Señor es nuestra Justicia
Estudios en la Epístola de Pablo a los Romanos
PARTE 1 - La justicia de Dios condena a todo pecador, y justifica y santifica a todo creyente en Cristo (Romanos 1:18 - 8:39)
D - El poder de Dios nos libra del poder del pecado (Romanos 6:1 - 8:27)

1. El creyente se considera muerto al pecado (Romanos 6:1-14)


ROMANOS 6:1-4
1¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveramos en el pecado para que la gracia abunde? 2 En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? 3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”.

En los capítulos 1-5, el apóstol Pablo nos muestra que el que cree en Cristo es legalmente justificado y librado de la ira y condenación de Dios. Les explica a los romanos que esta justificación nos conduce a un estado de paz con Dios y amor para con todo el mundo.

Después de esta presentación inicial, el apóstol contesta la pregunta importante, pero blasfema, que fue lanzada por los enemigos de la justificación libre: ¿Debemos continuar en el pecado para que la gracia abunde y la fidelidad de Dios se haga más evidente?

En su respuesta a esta pregunta maliciosa, Pablo presenta el camino que conduce a la victoria final sobre el pecado en nuestra vida; ningún creyente puede ser curado a no ser que se lea el párrafo siguiente y lo lleve a la práctica en su vida. Nuestra discusión no es meramente teoría, sino una guía práctica para vivir en santidad.

El apóstol no dijo, “lucha contra de tus pecados conocidos y véncelos”, porque sabía que nadie puede vencer su pecado en su propio poder. No te pide a luchar contra ti mismo, sino a aceptar que no hay otra solución para tu vieja naturaleza muerta y tus costumbres y hábitos viejos fuera de una muerte moral.

¿Cómo podemos morir al poder del pecado en nosotros? Pablo contesta simplemente: “Morimos”, como si fuera fácil destruir el mal. Habla de su muerte usando el tiempo pasado, como si la acción de morir estuviera completada. No depende de nuestra diligencia, ni tenemos que luchar para conseguirlo. Ya no. Nos enseña que nuestro bautismo significa el entierro de nuestra vieja naturaleza mala y la muerte del egoísmo. El bautismo no es un mero rito externo, o una mera purificación externa, ni es una mera aplicación de agua al cuerpo. Es un juicio, una muerte y un entierro. Por medio de tu bautismo testificas que tu Señor te ha condenado a una muerte que se ejecuta ahogándote por inmersión. La mortificación, es decir, muerte al viejo hombre, no se practica a la carne, sino al espíritu; ocurrió cuando aceptaste la muerte vicaria de Cristo. Nuestro bautismo significa nuestra unificación final con Cristo en el pacto del amor, nuestra apertura a su amor y nuestro compromiso a continuar en su ejemplo fiel.

Cuando Cristo quitó nuestros pecados, morimos con él a nuestro orgullo. Así la cruz constituye una puñalada al viejo hombre corrupto. El que cree, se niega a sí mismo y coge su cruz, reconociendo que todos los hombres merecen destrucción cada día. Nuestra muerte no ocurre por medio de una guerra psicológica. Ocurrió en el pasado, cuando Cristo clamó en la maldita cruz, “Consumado es”. Si tú crees, serás salvo y librado del poder del pecado.

Cristo murió y fue enterrado no solo para unirnos con su muerte y entierro, sino que también resucitó de los muertos, haciéndonos participes en su resurrección, dándonos su vida eterna. Además de la negación de nosotros mismos, fuimos también unidos con Cristo en el poder de su propia vida. Por lo tanto, nuestra fe no solo significa conocimiento y doctrina, sino un poder creciente en nosotros, como si Cristo fuese nacido en nosotros. Crece, obra, triunfa, y vence el mal en nuestros cuerpos. No ganamos la victoria nosotros, es él quien triunfa en nosotros.

La resurrección de la muerte fue un triunfo grande y glorioso para el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Por su resurrección ha declarado su gloria eterna y su inamovible justicia al aceptar la reconciliación obrada por su Hijo, su triunfo sobre la muerte, y su intachable vida de santidad. El poder de Dios se manifestó en la resurrección de Cristo, y la novedad de su vida obra en los creyentes unidos a Cristo por la fe. El cristianismo no es una religión de miedo o muerte. Es la religión de esperanza, vida y poder.

Por medio de nuestra adoración de Cristo confesamos que Él no vive lejos de nosotros, más allá que las estrellas, o que apenas se acuerda de nosotros. Al contrario, reconocemos que está unido a nosotros con una ligadura inquebrantable y que vive en nosotros en la plenitud de su poder, permanece con nosotros todos los días, y nos conduce a una vida de santidad práctica en nuestra conducta. Por lo tanto, tu bautismo es una unión con Cristo, una muerte, y una vida nueva, y tu fe es un nuevo pacto. El que se une a Cristo, confiesa que ha muerto con él en la cruz, y que ha resucitado con él a una nueva vida.

ORACIÓN: O Señor Cristo, has realizado mi muerte en la cruz, y me ha dado vida en tu resurrección. Te adoro juntamente con todos los que creen en ti, quienes han muerto contigo por la fe y fueron resucitados contigo en el Espíritu. Te adoro, Padre de la gloria, dándote gracias por la revelación de tu gloria por medio de la resurrección de tu Hijo, dándonos vida en ti mismo. Ayúdanos a continuar en esta gracia y a andar según su mandato en pureza, abstinencia, veracidad, amor y paciencia, para que tu vida sea manifestada en todos los creyentes.

PREGUNTA:

  1. ¿Qué significa el bautismo?

“Arrepentíos, Y bautícese cada uno de vosotros
en el nombre de Jesucristo
Para perdón de los pecados; Y recibiréis el don del Espíritu Santo”

(Hechos 2:38).

www.Waters-of-Life.net

Page last modified on August 09, 2013, at 08:48 AM | powered by PmWiki (pmwiki-2.3.3)