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Home -- Spanish -- Romans - 003 (Identification and apostolic benediction)
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ROMANOS - El Señor es nuestra Justicia
Estudios en la Epístola de Pablo a los Romanos
El comienzo: Salutación, agradecimiento a Dios y énfasis sobre “la Justicia de Dios”, como lema de su Epístola (Romanos 1:1-17)

a) Presentación y bendición apostólica (Romanos 1:1-7)


ROMANOS 1:2-4
2 “que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras, 3 acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, 4 que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos,”

De la misma manera que el Nilo ablanda y humedece la tierra seca y árida y la hace fructífera, así el evangelio trabaja en los corazones de creyentes, dándoles poder y haciéndoles fructíferos y gozosos. El gran misterio del evangelio es la venida de Jesucristo y su ministerio. Tú estás invitado a creer, no en un libro, sino en una persona histórica y eterna. Hace miles de años Dios declaró, por medio de sus profetas, que un hombre nacería del Espíritu de Dios y de una virgen pura, y que su nombre sería el unigénito Hijo de Dios. La Toráh está lleno de profecías de este acontecimiento. Por lo tanto, todo verdadero profeta confiesa, en su mensaje, que Cristo es el Hijo de Dios. ¿Quien, entonces, se opondría al Dios santo, si él mismo proclamó, en su unidad, que es la Santa Trinidad, para así cambiar nuestros pensamientos enfermizos y levantarnos a una mentalidad y una comprensión más alta y más profunda? Desde que Cristo ha venido, hemos conocido que Dios es un Padre misericordioso y amante, porque la imagen de su Hijo misericordioso nos presentó un nuevo concepto de Dios y nos comunicó una nueva lección acerca de él, que Dios es amor.

Y el Hijo de Dios se hizo verdadero hombre, nacido de la simiente del Rey David, profeta y salmista, quien recibió una promesa de Dios: que uno de sus descendientes sería el Hijo del Altísimo (2 Samuel 7:14). En su encarnación, el Cristo eterno, se vistió de nuestra débil carne, y fue tentado en todas las maneras al igual que nosotros.

Sin embargo fue sin pecado, y la muerte no tuvo poder sobre él, porque el Espíritu Santo, quien había morado en él en toda su plenitud, venció el cuerpo de pecado. Jesús mostró su poder efectiva e innegablemente cuando se levantó de la tumba, triunfando sobre la muerte, el enemigo del hombre, y asumiendo dominio sobe ella. Por medio de este acontecimiento milagroso, Dios confirmó que Jesús es su Hijo, y le dio autoridad a sentarse a su diestra como Señor verdadero, donde ahora reina, como Jesús mismo dijo: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra”, y donde vive con el Padre y el Espíritu Santo, un Dios, para siempre.   El poder de Cristo fluyó de Pablo e irrumpió en las iglesias, y el poder de Jesús trabaja hasta el día de hoy en aquellos que confiesan que Él, que nació de una virgen es el mismo Señor nuestro. La afirmación: “Jesucristo es nuestro Señor” es el resumen de nuestra fe y lo ha sido desde el principio del cristianismo. Encierra todo el significado del misterio de la Santa Trinidad, el poder de la salvación, y la esperanza eterna.

ORACIÓN: Te adoramos, O Hijo de Dios, porque te encarnaste motivado de amor puro, y venciste el pecado y la muerte en tu cuerpo. Por favor, acepta nuestra vida mortal como expresión de nuestra gratitud, y purifícanos con tu Santo Espíritu para hacernos aptos para participar en tu reino de amor. Te pedimos que prevalezcas sobre nuestros pensamientos, nuestra manera de hablar y nuestro comportamiento para que podamos ser testigos fieles, juntamente con todos tus siervos fieles en nuestra nación.

PREGUNTA:

  1. ¿Qué significa la afirmación que Cristo es el Hijo de Dios?

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