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Previous Lesson -- Next Lesson HECHOS - En La Procesión Triunfal De Cristo
Estudios sobre los Hechos de los Apóstoles
PARTE 2 - Informes Sobre La Predicación Entre Los Gentiles Y La Fundación De Iglesias Desde Antioquía Hasta Roma - A Través Del Ministerio De Pablo, El Apóstol Comisionado Por El Espíritu Santo (Hechos 13 - 28)
F - La Navegación De Cesarea A Roma (Hechos 27:1 - 28:31)
1. Traslado a Sidón y luego a Creta (Hechos 27:1-13)HECHOS 27:1-13 Dos largos años pasaron y Pablo seguía encarcelado. Dedicó esos años a orar, meditar, escribir epístolas y hablar directamente con las personas. Por fin, el gobernador envió a Pablo a Roma. No fue enviado en un barco espléndido, sino como prisionero con otros presos encadenados que no eran romanos, sino esclavos enviados a Roma para que fueran arrojados al circo donde tendrían que defenderse de los leones hambrientos y las fieras depredadoras. Pablo no estaba solo. Le acompañaba el médico Lucas y el fiel Aristarco. A partir de ahora, volvemos a leer los reposos en los Hechos de los Apóstoles en primera persona del plural, "nosotros". La comunión de los santos no terminó con los sufrimientos y las angustias, sino que se arraigó y se estableció más en los peligros de muerte. Durante los dos años de encarcelamiento de Pablo, Lucas recopiló los detalles de su Evangelio y del Libro de los Hechos de los Apóstoles a partir de testigos presenciales. Copió textos de las palabras recopiladas de Cristo y llevó consigo este precioso y único tesoro en sus largos y peligrosos viajes. No se mencionaba a sí mismo en sus informes, ni en su palabra, ni en su Evangelio, que guardaba dentro de una carpeta para preservarlo del agua. Era un consuelo ver cómo los tres hombres se reunían en la comunión del amor, superando con sus oraciones todos los obstáculos que podían impedirles llegar a Roma. Se dirigieron por mar a Sidón, donde vivía una comunidad cristiana. Julio, el centurión humanitario que había conocido a Pablo y confiado en él mientras estuvo preso en Cesarea, le dio libertad para desembarcar mientras descargaban el barco y también para visitar a sus amigos. Es probable que en aquel momento Pablo estuviera encadenado por la muñeca a un soldado según los procedimientos romanos. Sin embargo, la cadena no podía impedir que Pablo predicara todo el Evangelio. Cuando habían navegado hacia Anatolia, los vientos empezaron a soplar en contra del barco. Como la vela era inamovible y plegada, el barco no podía avanzar en dirección contraria al viento. Así que tuvieron que remar a favor de la corriente a pesar de la vela cerrada y enrollada. Navegaron al abrigo de las montañas de Chipre sin viento hacia el oeste, hacia la lejana Roma. Por fin llegaron a Mira de Anatolia, donde encontraron un gran barco velero que transportaba trigo a Roma, en el que embarcaron a los prisioneros. Así se completó a bordo de este barco el acostumbrado cargamento, pues la capital necesitaba pan y juegos, es decir, pan barato de las colonias y esclavos para jugar en el circo donde se derramaban ríos de su sangre. De este modo, los Césares satisfacían a las perezosas turbas de Roma para que pudieran sostener su gobierno. Incluso hoy en día encontramos los mismos principios adoptados en algunos países: mucho pan para las masas y juegos maravillosos para vencer el aburrimiento. Los vientos eran contrarios al último viaje de Pablo a lo largo de la línea, como si los espíritus malignos se hubieran opuesto a la procesión del Evangelio hacia Roma, y el odio del infierno se hubiera preparado para atacar contra Pablo y sus compañeros de viaje. El apóstol sintió que las tinieblas se reunían contra él. Predijo los problemas que se avecinaban y advirtió al oficial, al capitán y al dueño del barco que no continuaran el viaje cuando llegaran a un sencillo puerto de la isla de Creta cuyo nombre, "Puertos Seguros" o Buenos Puertos, era contrario a la verdad. De hecho, los responsables del barco se las arreglaron sin su plan de navegar a Roma en medio de las tormentas de invierno. Pero querían pasar el invierno en una ciudad adecuada y no en un pueblo estéril. Así que zarparon en cuanto empezó a soplar un viento suave, que les pareció favorable, pero que en realidad era un engaño del maligno para que los arrastrara al fondo del mar y dañar el barco con su carga por el poder de sus espíritus. El diablo no sólo quiere impedir el Evangelio, sino que también quiere aniquilarlo y eliminar sin piedad a todos los mensajeros de Cristo. ORACIÓN: Oh Señor, ayúdanos a escuchar tu voz en todo momento para que no se destruyan ni nuestras almas ni las de nuestros amigos. Enséñanos a obedecer tu voz y a continuar bajo tu protección. PREGUNTA:
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