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Home -- Spanish -- Acts - 104 (From Tyre to Caesarea)
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HECHOS - En La Procesión Triunfal De Cristo
Estudios sobre los Hechos de los Apóstoles
PARTE 2 - Informes Sobre La Predicación Entre Los Gentiles Y La Fundación De Iglesias Desde Antioquía Hasta Roma - A Través Del Ministerio De Pablo, El Apóstol Comisionado Por El Espíritu Santo (Hechos 13 - 28)
D - El Tercer Viaje Misionero (Hechos 18:23 - 21:14)

11. De Tiro a Cesarea (Hechos 21:7-14)


HECHOS 21:7-14
7 Nosotros continuamos nuestro viaje en barco desde Tiro y arribamos a Tolemaida, donde saludamos a los hermanos y nos quedamos con ellos un día. 8 Al día siguiente salimos y llegamos a Cesarea, y nos hospedamos en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete; 9 este tenía cuatro hijas solteras que profetizaban. 10 Llevábamos allí varios días cuando bajó de Judea un profeta llamado Ágabo. 11 Este vino a vernos y, tomando el cinturón de Pablo, se ató con él de pies y manos, y dijo: —Así dice el Espíritu Santo: “De esta manera atarán los judíos de Jerusalén al dueño de este cinturón, y lo entregarán en manos de los gentiles”. 12 Al oír esto, nosotros y los de aquel lugar le rogamos a Pablo que no subiera a Jerusalén. 13 —¿Por qué lloran? ¡Me parten el alma! —respondió Pablo—. Por el nombre del Señor Jesús estoy dispuesto no solo a ser atado, sino también a morir en Jerusalén. 14 Como no se dejaba convencer, desistimos, exclamando: —¡Que se haga la voluntad del Señor!

Pablo viajó hacia el sur en otro barco. Se detuvo un día en Acre, donde saludó a los hermanos. Luego continuó su camino hacia Cesarea, la capital romana en Palestina, donde el Señor derramó su Espíritu por primera vez sobre un gran número de gentiles. Es extraño que no leamos nada acerca de esta iglesia de los gentiles, puede ser porque se trasladaron a otras ciudades, pues esa ciudad era un centro romano en el que los funcionarios servían durante un corto tiempo y luego el gobierno los trasladaba a otras regiones según su régimen.

Allí en Cesarea vivía Felipe el activo evangelista, uno de los siete diáconos, que tuvo que huir del celoso Saulo, después de la lapidación de su compañero Esteban para no morir también él. Ahora, Pablo entró en su casa como huésped de honor. El enemigo se convirtió por el amor de Dios en un hermano en Cristo. Imagínate cómo aquellos hermanos agradecieron juntos a Cristo su gracia, y cómo Lucas preguntó a este testigo sobre los acontecimientos históricos en torno al comienzo de la Iglesia, para componer su Libro de los Hechos de los Apóstoles. Felipe estaba completamente de acuerdo en predicar a los gentiles, pues ya había bautizado, antes que todos los apóstoles, al tesorero etíope en la corte de Candace, y Cristo se sirvió de él para predicar su reino en muchos lugares. Pablo permaneció en casa de Felipe muchos días con armonía espiritual y gran alegría.

El famoso evangelista estaba casado, ya que el matrimonio no es una vergüenza, sino un regalo del Señor. Sus cuatro hijas eran creyentes y estaban llenas del espíritu de la verdadera profecía. Hablaban en la iglesia, pues el Espíritu Santo revelaba a través de ellas la voluntad de Dios con poder y claridad. La bendición del Padre reinaba en toda su casa.

Un profeta de Jerusalén se unió al gozo de esta iglesia. Agabo, cuyo nombre es mencionado por Lucas en (11:28) vino a la vigorosa iglesia de Jerusalén, porque el Espíritu del Señor ya le había declarado que Pablo venía por mar hacia Jerusalén. Advirtió al apóstol que le preparase en la vía de sus sufrimientos. El profeta aclaró por completo que los judíos atarían a Pablo, lo condenarían a muerte, como hicieron con Jesús, y lo entregarían a manos de los gentiles vergonzosa y severamente. Cristo mismo había predicho cómo serían sus padecimientos, pues era el sello de los profetas. Pero Pablo fue anunciado por los miembros de la iglesia, ya que el espíritu de profecía se extendió de Cristo a muchos creyentes.

Cuando la revelación de Dios sobre el destino de Pablo se presentó ante los ojos de la iglesia de Cesarea, los hermanos hicieron lo mismo que ya había hecho Pedro cuando intentó impedir que su Señor fuera a la cruz. Pero Pablo, como los demás profetas, conocía la voluntad de su Señor. Accedió a ella, y se separó voluntariamente de su ministerio en el mundo, disponiéndose a seguir el ejemplo de su Señor en los sufrimientos. Decidió abandonar las iglesias antes que faltar al designio de su Señor. Aunque su corazón se quebrantó, y lloró con los que lloraban, quiso glorificar a su Señor Jesús por la obediencia de la fe.

En esta ocasión, Pablo pronunció la doctrina de la Iglesia primitiva, diciendo que el Hombre Jesús es el Señor. En estos dos nombres encontramos la plenitud de la divinidad corporalmente, humildemente escondida en la naturaleza humana. Este Señor de gloria había vencido a Pablo, que le adoró durante toda su vida, y quiso seguirle hasta el último momento, dispuesto a correr con el mismo destino que el Cordero de Dios. Se mantuvo firme en todas las ásperas tentaciones que le rodeaban, de modo que todos los miembros de la Iglesia reconocieron que Pablo no se sometía a las inclinaciones humanas, sino que cumplía a cabalidad la voluntad del Señor. Esta certeza fue el emblema de todos los acontecimientos posteriores.

ORACIÓN: Señor Jesús, te damos gracias porque eres el verdadero Dios y el verdadero Hombre. Tú nos has redimido de la muerte, del miedo y de la cobardía. Nos has fortalecido y aún nos fortaleces en nuestro último sendero para que vayamos seguros a las fauces de la angustia, el tormento y el testimonio para glorificar tu nombre.

PREGUNTA:

  1. ¿Por qué Pablo no temía el sufrimiento en Jerusalén?

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