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4. El engaño de los ancianos de los judíos (Mateo 28:11-15)

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MATEO 28:11-15
11 Mientras las mujeres iban de camino, algunos de los guardias entraron en la ciudad e informaron a los jefes de los sacerdotes de todo lo que había sucedido. 12 Después de reunirse estos jefes con los líderes religiosos y de trazar un plan, dieron a los soldados una fuerte suma de dinero 13 y les encargaron: «Digan que los discípulos de Jesús vinieron por la noche y que, mientras ustedes dormían, se robaron el cuerpo. 14 Y si el gobernador llega a enterarse de esto, nosotros responderemos por ustedes y les evitaremos cualquier problema». 15 Así que los soldados tomaron el dinero e hicieron como se les había instruido. Esta es la versión de los sucesos que hasta el día de hoy ha circulado entre los judíos. (Mateo 27:64)

Los jefes de los sacerdotes escucharon de los soldados que Jesús había resucitado y que un ángel había hablado a las mujeres. Llenos de miedo y enojo, tramaron una historia llena de mentiras y contradicciones. Sobornaron a los guardias con dinero y les ordenaron decir que se habían quedado dormidos en la tumba y que los discípulos habían robado el cuerpo de Jesús. Este relato es imposible y hasta resulta absurdo. Aquello que el Sanedrín intentó evitar—la desaparición del cuerpo de Jesús—ahora había sucedido. Sin embargo, la verdad no puede ser silenciada con dinero ni con mentiras, porque la verdad no es solo un pensamiento, sino una persona resucitada que vive entre nosotros.

¡Qué gran diferencia entre la actitud de las mujeres que vieron al ángel y la de los jefes religiosos que ordenaron a los soldados mentir! En las mujeres vemos verdad, paz y alegría. En los líderes religiosos vemos mentira, soborno y temor.

ORACIÓN: Señor Jesucristo, tú eres el Santo que vive para siempre. Te adoramos porque la muerte no pudo retenerte. El poder de tu vida abrió la terrible prisión de la muerte. Nos justificaste con tu sacrificio en la cruz y nos diste tu paz inmediatamente después de tu resurrección. Te damos gracias porque nos llamaste tus hermanos. Te alabamos y nos gozamos en ti porque, a través de ti, Dios se convirtió verdaderamente en nuestro Padre. Por tu resurrección, nos hiciste hijos de Dios para siempre.

PREGUNTA:

271. ¿Cuáles fueron las contradicciones en las palabras de los líderes judíos a los guardias de la tumba de Cristo?

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