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f) El sabio y el necio (Mateo 7:24-29)

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MATEO 7:24-27
24 »Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. 25 Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca. 26 Pero todo el que oye mis palabras y no las pone en práctica es como un hombre insensato que construyó su casa sobre la arena. 27 Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, soplaron los vientos y azotaron aquella casa. Esta se derrumbó y grande fue su ruina».

Te enfrentarás a tormentas y tempestades, tanto morales como prácticas, ya que nuestro mundo de mentalidad materialista está bajo la ira de Dios. El Todopoderoso ha retirado Su paz del mundo. Vivimos en medio de las calamidades que preceden a la Segunda Venida de Cristo. Si alguien dice: “La paz sea contigo”, está soñando, porque Dios está en lucha contra los pecadores egoístas. El odio se intensifica, el hambre se extiende y los pecados graves son comunes en nuestra sociedad. ¿Cómo te sientes, querido hermano y hermana, en medio de esta terrible tribulación?

Cristo te ha respondido con una palabra de consuelo: “Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo” (Juan 16:33). No temas, porque Aquel que resucitó de entre los muertos te ha proporcionado una base sólida para tu futuro y una joya más valiosa que los rubíes, que es el Santo Evangelio en el que encuentras poder para la vida y para la muerte, para el trabajo y para el descanso, para la alegría y para la tristeza. En el Evangelio puedes encontrar el remedio espiritual para todas tus enfermedades y dolencias. Si adoptas estas palabras divinas como lema de tu vida, te convertirás en una persona sabia e inteligente. Nada podrá perturbarte, y permanecerás firme e inmutable en medio del diluvio devastador de la ira de Dios, porque conoces la voz tierna de Jesús que te dice: “¡Ánimo, hijo, tus pecados quedan perdonados!” (Mateo 9:2). Cristo es la única base sólida para tu futuro.

Desdichado aquel que construye su vida sobre filosofías y doctrinas que no se basan en la cruz, porque le engañan y le hablan de la superioridad y del éxito de los hombres por sus propias obras. Le inflan hasta que estalla. Entonces puede que finalmente se dé cuenta de que no hay nada bueno en sí mismo. Huye, desesperado, con el pesimismo azotado por el miedo, persiguiendo a cada líder falso e infiel. Hablan palabras vacías que les inspiran imaginaciones sin valor. Las multitudes que no han aprendido y comprendido el evangelio de la verdad se convertirán en presa fácil del falso Cristo y su falso profeta, y al mismo tiempo, en una blasfemia para el Padre celestial que los ha amado y redimido a ellos también.

Pero tú conoces la voz del Buen Pastor, que ni grita ni llora, sino que protege y guarda a sus seguidores con su verdad para siempre. Él los fortalece para las buenas obras originadas por el poder de Su amor y Su paciencia. Nadie puede arrebatárselos de la mano. Él y el Padre son uno, y nadie puede arrebatarnos de la mano de nuestro Padre celestial (Juan 10:28). Cristo vive y reina con Su Padre y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Volverá pronto para llevar a Su reino espiritual a los que creen y actúan según el Evangelio. Ellos le están esperando, preparándole el camino con una conducta pura y presentándole los frutos de su Espíritu Santo. Todos los demás gritarán temblando de miedo, “Si tan solo hubiéramos escuchado el evangelio y creído en Cristo, nos hubiéramos salvado. Pero ahora la ira de Dios nos juzgará, y nuestro destino es el infierno para siempre”.

MATEO 7:28-29
28 Cuando Jesús terminó de decir estas cosas, las multitudes se asombraron de su enseñanza, 29 porque enseñaba como quien tenía autoridad y no como los maestros de la Ley. (Juan 7:16.46; Hechos 2:12)

Cristo, siendo verdadero hombre y verdadero Dios, posee una autoridad incuestionable en todas sus palabras. Sus enseñanzas tienen el poder de transformar corazones endurecidos, brindar salvación a quienes buscan justicia y ofrecer sanidad a los afligidos. Hoy, tenemos el honor de compartir el Evangelio de redención con aquellos que lo desean, ilustrando la magnitud de la bondad de nuestro único Salvador, quien será el Juez eterno en el día del juicio final.

Invita a otros a conocer la plenitud de la Palabra de Dios en tu comunidad, para que muchos encuentren salvación en estos tiempos decisivos. Evita presumir de tu conocimiento intelectual o de tus habilidades personales. Enaltece al Padre y al Hijo en el poder del Espíritu Santo, el único Dios, y vivirás lo que Jesús prometió: “Les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20).

ORACIÓN: Oh Padre Santo, te damos gracias por haber inspirado a tus apóstoles con la palabra de nuestra salvación y por brindarnos la invaluable oportunidad de profundizar en tus promesas y en la ley de tu Evangelio. Nos has salvado mediante la sangre de Tu Hijo y nos has dado vida con Tu poder. Mantennos en Tu amor. Bendice a todos los que anhelan tu salvación y permítenos, por Tu gracia, difundir el evangelio de la redención en nuestro entorno, preparando juntos el camino para la venida de Tu amado Hijo.

PREGUNTA:

83. ¿Cuál es el único fundamento sólido de tu vida?

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