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COLOSENSES - Cristo en vosotros, la esperanza de gloria
Meditaciones acerca de la epístola del apóstol Pablo a la iglesia en Colosas
17. ¿Cómo puede crecer la unidad de una iglesia? (Colosenses 3:11-15)
Pablo había experimentado que la paz en una iglesia se mantiene por el continuo perdón (Mateo 18:21-35), paciencia y amor. Pero también reconocía que intensiones de paz bien pensados y tratados de reconciliación humanos, son temporales y pasajeros. Por eso habla de la “paz de Jesucristo”, la paz que reina en la santa trinidad, de la cual dijo Jesús: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27).
Este don de la gracia de Cristo puede mantener el vínculo del amor en una comunidad. A pesar de que el diablo intenta continuamente romper esa paz divina. Por eso no debemos extrañarnos que existan en una iglesia tensiones, tropiezos y disgustos entre algunos individuos o grupos. ¡Esto es normal! Por esa razón se debería tomar vez tras vez el medicamento espiritual del mutuo perdón y la sumisión voluntaria. Por lo que el apóstol a las naciones declara y manda:
COLOSENSES 3:15
15 La paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuísteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.
Lo esencial de su tesis reside en dos palabras “llamados y gobierne“. El que vive en Cristo es llamado a no creer para sí mismo, sino a ser parte con otros miembros de una iglesia y vivir en comunión según la enseñanza del evangelio. Esta comunidad de acciones, es el cuerpo espiritual de Cristo, donde él es la cabeza decisiva y nosotros los miembros obedientes. Por lo tanto, la cabeza no tiene que pensar lo que nosotros queremos, sino nosotros debemos querer lo que la cabeza piensa. Según estas realidades el Espíritu Santo, Espíritu de paz y reconciliación, proyecta no sólo consolarnos, fortalecernos y motivarnos a servicios importantes, sino gobernar completamente en nosotros y en la iglesia. En nosotros no debe haber contradicción por su guía, sino solamente una obediencia confiada. Donde reina el espíritu de nuestro rey, se realiza el reino de Dios. Por eso no debemos asombrarnos cuando una iglesia experimenta algunas tensiones, sino que lo más importante es estar agradecido a ella. El agradecimiento nos afirma en los planes de Dios, como lo leemos en el Antiguo Testamento: “El que sacrifica alabanza me honrará; y al que ordenare su camino, le mostraré la salvación de Dios” (Salmo 50:23).
ORACIÓN: Padre celestial, te adoramos porque hemos llegado a ser tus santos y amados por la sangre de Cristo. Te agradecemos, porque nos has llamado a vivir el evangelio y a testificar como una comunidad, tu paz. Ayúdanos a poder perdonarnos mutuamente y olvidar por completo las ofensas, para que el enemigo malvado no tenga poder en nosotros. Amén.
PREGUNTA:
- ¿De qué manera se puede mantener la paz en una iglesia?