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c) Predicciones futuras de Jesús (Juán 21:20-23)

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JUÁN 21:20-22
20 Al volverse, Pedro vio que los seguía el discípulo a quien Jesús amaba, el mismo que en la cena se había reclinado sobre Jesús y le había dicho: «Señor, ¿quién es el que va a traicionarte?» 21 Al verlo, Pedro preguntó: —Señor, ¿y este, qué? 22 —Si quiero que él permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué? Tú sígueme no más.

Pedro acudió a la llamada de su Maestro para pastorear sus corderos y ovejas. Como Juan era el más joven de los discípulos, Pedro estaba ansioso por conocer la postura de Jesús respecto a Juan. ¿Lo enviaría a casa a causa de su juventud o lo nombraría el encargado en el conflicto?

Puede que hubiera un rastro de envidia en las palabras de Pedro porque Jesús parecía preferir a Juan que a los demás y le quería más. En la Última Cena, Pedro le había indicado a Juan que fuera el intermediario con el Señor para calmar el tenso ambiente y nombrar al traidor.

Juan estaba tan apegado a Jesús que permaneció junto a la cruz, arriesgando su vida ante los enemigos de Cristo. Fue el primero en creer que el Señor había resucitado y el primero en reconocerlo durante la pesca junto al lago. Ya seguía a Jesús, mientras Pedro era llamado a seguirlo. Su corazón estaba unido a Cristo. Era el más íntimo de los discípulos con el Señor.

Tal vez, preguntó Pedro a Jesús, si Juan iba a enfrentarse al mismo duro futuro que se le había predicho o si iba a ser una distinción singular para él. Jesús contestó al líder de los apóstoles que él no estaba puesto para enseñorearse de los demás, sino para ser un hermano entre iguales. No era asunto suyo ocuparse del destino de Juan, que tenía vínculos directos con su Señor, mientras que Pedro era el portavoz de los apóstoles. Juan permaneció en silencio, apoyando con la oración y la paciencia los desarrollos doctrinales en la Iglesia e influyendo en ellos con el poder de la oración (Hechos 3:1, 8:14; Gálatas 2:9).

Observamos, a partir de la cita previa de Jesús para la vocación de Juan, que no es importante si vivimos mucho tiempo al servicio de Cristo o morimos pronto por su causa. Más vital es nuestra fidelidad y obediencia continua a él. Jesús no trata a sus seguidores como si fueran de un solo molde, sino que prepara un camino especial para que cada uno glorifique a su Maestro. No sabemos nada de la muerte de Juan, probablemente murió de muerte natural.

Jesús le pide a Pedro que se fije sólo en él y no mire a los demás discípulos. Esto significa que no debemos irritarnos por las carreras de los demás cristianos, sino que debemos esforzarnos por conocer la voluntad de Dios en nuestras vidas y seguirlo de inmediato incondicionalmente. El seguimiento fiel es el lema de todo cristiano.

También habló a sus discípulos de su segunda venida. Ese retorno de Cristo es la meta de la historia del mundo. Los pensamientos de todos los discípulos se dirigían a este acontecimiento futuro. Con la presencia de Dios entre los hombres, se cumplirán los anhelos de todas las generaciones. Jesús vendrá en gloria. ¿Lo esperas y te preparas en oración, el servicio, los cánticos espirituales y tu testimonio santificado? Encontraremos en su presencia multitudes de creyentes que le siguieron sin titubeos en la fe; no siguieron a alguien más.

JUÁN 21:23
23 Por este motivo corrió entre los hermanos el rumor de que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no dijo que no moriría, sino solamente: «Si quiero que él permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué?»

El balance de las opiniones de los eruditos es que Juan vivió hasta la vejez y se convirtió en un símbolo en las iglesias de las expectativas mesiánicas. Alrededor de él creció la creencia de que no moriría hasta que el Señor regresara. También Pablo esperaba una pronta venida del Señor y que no moriría, sino que sería transformado instantáneamente y arrebatado al cielo. Juan era realista y señalaba claramente que la promesa de Cristo no significaba que Juan no moriría hasta que se abrieran los cielos y apareciera el Glorioso. Su objetivo y sus decisiones no estaban sujetos a los anhelos de Pedro. El Señor sigue siendo el Buen Pastor que conduce a cada uno de sus discípulos por un camino específico.

ORACIÓN: Señor Jesús, tú eres el Salvador glorioso, el Pastor fiel. Gracias por guiar a Pedro y a Juan de la manera que les convenía a cada uno, para que te glorifiquen en la vida y en la muerte. Concédenos el privilegio de seguirte sólo a ti. Guía a nuestros parientes y amigos hacia la meta de tu venida para que se preparen con alegría a tu retorno que está cercano.

PREGUNTA:

133. ¿Qué significan las últimas palabras de Cristo en este evangelio?

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